
En junio del año pasado le diagnosticaron leucemia. Su familia debió instalarse en Córdoba y recibió una gran solidaridad

«Lo único que todavía no pudimos volver a casa porque está bajita de defensas y todo. De hecho tuvieron que transfundirle sangre y plaquetas. Pero igual seguro ya la semana que viene podremos irnos, si Dios quiere».
La mamá de Delfina se muestra fuerte, llena de esperanzas, de fe. Y tiene sus motivos. Muchos motivos: «Se ve muy bien de ánimo. Gracias a Dios, tiene una fortaleza increíble y está hermosa».
Ese estado de ánimo, apuesta, mejorará más rápido las defensas de la niña, su hija, y hará que pronto regresen a su hogar.
Gabriela Osse es villamariense, su pareja es de Oliva, y desde hace cuatro años viven en Oncativo. Son padres de Delfina, de 6 años, y de Martina, de 5, «que es una grosa, de un corazón gigante», destacó la madre. Entre ambas niñas, una raya cada una, tachan el último de los casilleros de un almanaque que marca el final del tratamiento de quimioterapia.
Hace menos de un año, el 5 de junio de 2015, sufrieron uno de esos golpes difíciles de superar para un padre y una madre.
«Una semana antes que nos dieran el diagnóstico, Delfi empezó conque le dolía la rodilla derecha y a estar renga. Lo que me llamó la atención era que no tenía ningún moretón, hinchazón nada. Entonces la llevé al hospital de Oncativo. Eso fue en junio del año pasado», recordó Gabi.
Narró que «en un principio» le comentaron «que podía ser por crecimiento. Muchas veces crecen los huesos, los músculos y tendones no, y eso duele. No me quedé con eso e hice otra consulta con otros médicos. Me piden laboratorio y radiografías. Y ahí me derivaron al Hospital Infantil (en la ciudad de Córdoba) porque estos médicos de Oncativo, trabajan allí también. Por eso vinimos acá desde el primer momento». Y desde ese 5 de junio comenzó a contar las horas, los días semanas, interminables, pero «con toda esperanza y mucha fe en Dios».
«Empezamos venir el miércoles, el jueves, y ese jueves como vine sola con Delfi, ellos ya sabían y me hacen venir al otro día, que ya sería viernes con el papá y nos acompaña una abuela», detalló. La consigna era clara: «Que no fuera sola». «Le hacen una punción de médula a las 8.30 y a las 10 de la mañana nos dieron el diagnóstico. Que era leucemia. Fue muy doloroso», rememoró la mamá.
La abuela «que gracias a Dios estuvo ahí ese día, es mi mamá, la que nos acompañó», evocó Gabi.
La fuerza de la gente
Y fue en ese momento, tras recibir la pesada noticia, en que se inicia otra historia donde la fuerza de esta madre, su hija, la hermanita, su marido y el resto de la familia, tendría un gran apoyo y se sentiría menos sola. Para nada sola.
«Cuando me dieron el diagnóstico yo lo publique en Facebook, por los amigos y familia, pero nunca esperé el apoyo de tanta gente y como nos sigue día a día», relató Gabii Osse, así figura en la red social.
Y a pesar de lo que estuvieron pasando estos largos meses, lo que reconoce esta mamá es que «fue tremendo el corazón de tanta gente».
Hubo peñas, festivales de rock, recolección de tapitas de plástico. Una amplia región se movilizó llevados por la solidaridad por Delfina y su familia, que tuvieron que abandonar su hogar y trasladarse a Córdoba para estar cerca del Infantil y cumplir el tratamiento. En eso aparecieron varios padrinos, hadas madrinas y ángeles de la guarda que los contuvieron y organizaron.
«Oncativo, Oliva, Villa María y toda la zona, Los Zorros, Pozo del Molle, La Playosa, fue tremendo eso. Nos emocionaba mucho y eso nos ayudaba también en el apoyo sentimental», confesó.
Por completo
A pesar de la prolongada estadía en la Docta, Gabi explicó que «al mes de tratamiento, Delfi ya tenía su médula limpia, para la Gloria de Dios. Pero bueno el tratamiento sí o sí hay que hacerlo (completarlo). El mes pasado tuvo una punción de médula para evaluar la enfermedad y su médula sigue limpita, gracias a Dios». Y repitió que «así son los controles, punciones de médula cada tres meses, para evaluar la enfermedad».
Especificó que la niña «entró con un 84% y al mes ya estaba limpia».
«Y ahora cuando volvamos a casa nos vamos con una medicación que son pastillitas, que son quimio también, que se le llaman de mantenimiento, por ocho meses (aproximadamente)», describió.
Delfi, expresó la mamá, «está en primer grado. Por ahora estamos yendo a la escuelita del hospital y cuando estemos en casa va ir una maestra domiciliaria, hasta que veamos que esté mejor en defensas y vayamos viendo cómo va tolerar esas pastillitas, que no dejan de ser quimio, y bueno, cuidando sus defensas y todo».
Franco Gazzoli