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El colmo: nos endeudamos para que ganen los bancos

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El  colmo: nos endeudamos para que ganen los bancos

Escribe: CRISTIAN SANTOS, Docente de la Universidad Nacional de Río Cuarto, Miembro del Plan Fénix Córdoba csantos@hum.unrc.edu.ar; cristian.daniel.santos@gmail.com

ESPECIAL para EL DIARIO del centro del país y Comercio y Justiciap14-f1 Lebac ECO

La gestión económica de un gobierno trata sobre la administración de los excedentes de la sociedad a la que gobierna. Dicho en términos bien sencillos, quita recursos de unos sectores y los redirecciona hacia otros, reflejando así quiénes se perjudican y quiénes se benefician.

En este caso, el Gobierno nacional toma recursos de sectores amplios de la sociedad y los vuelca al sistema financiero, altamente concentrado.

Durante los últimos meses el Banco Central de la República Argentina (BCRA) ha incrementado impresionantemente la emisión de Lebac (las Lebac son Letras del Banco Central, unos activos financieros que los inversores compran con el objetivo de ganar los intereses que luego paga el Banco Central que las emitió), y a unas tasas altísimas.

Uno de los fundamentos de esa política es que de ese modo el BCRA puede absorber excedentes de pesos del sistema financiero sin que vayan a dólares, evitando así que esos recursos se fuguen del sistema económico nacional y/o que aumenten más el tipo de cambio por la mayor demanda de la divisa.

Otro fundamento, derivado del anterior, es que de ese modo se reduce un excedente monetario que de otro modo generaría más inflación.

Para absorber esos pesos, la autoridad monetaria paga un 37,5% anual. Según algunas estimaciones, por este concepto el BCRA pagará durante 2016 casi 180.000 millones de pesos.

¿Quiénes compran Lebac? Si bien últimamente ha crecido la cantidad de ahorristas minoristas que se vuelcan a estas letras, movidos obviamente por los mejores rendimientos que allí obtienen en comparación por ejemplo con un plazo fijo, quienes dominan el mercado son los operadores financieros, es decir, los bancos.

Si consideramos que de los depósitos a la vista los bancos devuelven aproximadamente un 29%, surge el siguiente cálculo: si el sistema bancario recibe 1.000 como depósitos, gana 375 colocándolo en Letras y sólo paga 290 a quien depositó, quedándole 85 netos.

El sistema bancario no crea ninguna riqueza real en este proceso, no genera un solo puesto de trabajo nuevo y gana el dinero que proviene de una deuda del BCRA, es decir, del Estado nacional.

En otras palabras, a partir de los 1.000 que deposita el ahorrista, éste recibirá 290 más, los bancos ganarán “limpiamente” 85 y la sociedad en su conjunto, a través del compromiso del presupuesto público, deberá afrontar la deuda de 375.

La sociedad se endeuda para hacer redondo el negocio de la banca. Resulta oportuno recordar que en Argentina ya no tenemos Ministerio de Economía y Producción, sino de Hacienda y Finanzas. Y eso es más que una cuestión semántica.

Volviendo a aquellos números, de los 180.000 millones de pesos que se estima el BCRA pagará de intereses en 2016, hay un 8,5% que los bancos ganarán «pedaleando» de aquel modo. Se trata de algo perfectamente legal, por supuesto, pero conviene detenerse y dimensionarlo.

Es público y notorio el reclamo de las universidades nacionales por los incrementos de las tarifas y por el incompleto envío de las partidas presupuestarias comprometidas por parte del Estado nacional. Durante 2015, el Tesoro transfirió a las universidades nacionales aproximadamente 50.000 millones de pesos. En medio de los reclamos, días pasados el presidente de la Nación anunció que reforzaría a todo el Sistema Universitario con el envío de $500 millones (un 1% de aquel total). Además, el Ministerio propuso un incremento salarial para los docentes de casi la mitad de la inflación proyectada para 2016. La educación pública no parece ser una prioridad a la hora de decidir el destino de los recursos.

Pero el sector financiero concentrado, sí. Aquel 8,5% que los bancos “pedalean” equivale a $15.300 millones, que representa un 30% del presupuesto de todo el sistema universitario nacional. Hace pocas semanas se pagó a los fondos buitre el equivalente a casi tres veces lo que durante 2015 se invirtió en la educación universitaria. Y aquella “ayuda” de $500 millones para gastos de funcionamiento es ¡30 veces menor! a los 15.300 millones del negocio de la banca.

Si de sincerar se trata, sinceremos: no es que no haya recursos; recursos hay, lo importante es saber de dónde se sacan y hacia dónde se llevan.