Que duermas feliz

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Que duermas feliz

El invierno pega duro. Obliga a padecerlo por las mañanas y se hace tremendo por la noche. A veces es cruel, pero es el invierno. Está presente todos los años y suele ser así de duro en julio.

En Villa María, por suerte la mayoría de la gente tiene la posibilidad de no sufrir demasiado por ese tema. Todos pasan abrigaditos, hay variedad de cafés y lugares cerrados para pasar un rato, y un gran porcentaje de las viviendas tiene buena calefacción.

Los que más sufren son los perros de la calle, esos que deambulan sin dueño ni destino, los que durante el día corren para jugar al sol y por la noche se acurrucan en alguna obra en construcción, bajo una galería o en el umbral de los comercios céntricos, a la espera del calor que puede provocar la caricia de la gente que pasa.

No es fácil desafiar el frío para esos animalitos que tienen como trabajo buscar un poco de comida y a veces tienen como osadía saber escaparse de la “perrera” municipal (Seguridad Ciudadana en función de “capta canes”), que los llevan a un lugar donde otros perros no parecen pasarla bien.

Villa María tiene esas cosas. Pero mientras los perros deambulan, hay quienes piensan en ellos.

Frente a la estación de servicios en la intersección de calles San Juan y Alem, el dueño de una fotocopiadora se apiada de ellos y les deja una caja armada para que duerman. Una iniciativa valiosa, por lo que significa en estos tiempos.

No obstante, cuando muchos días dicen que casi todo está perdido, este gesto noble asoma como consecuencia de varios que ya existen en el país, pero que no se conocen.

En la ciudad de Libertador General San Martín, del Departamento Ledesma (Jujuy), las más de 50 mil personas que viven allí tienen en claro una consigna: en la zona céntrica, los perros tienen sus cuchas públicas.

Se trata de cajas (algunas de cartón, otras de madera) con trapos que las envuelven, que se colocan en un costado de algunos comercios. Y por encima de estas cuchas, los vecinos colocan carteles donde piden “por favor” que la gente no se lleve las cajas ni las dañe porque sirven para que los canes –de todas las edades- puedan tener su lugar para dormir, sin padecer demasiado del frío.

Curiosamente ayer fue el Día del Perro Callejero y la foto que pudo lograr nuestro reportero gráfico, Osvaldo Carballo, en Jujuy, motiva a “homenajear” a ellos con una iniciativa: ¿Y si hacemos en la ciudad que ellos duerman felices? ¿No sería más lindo para el alma de todos?