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Una caída marcada por los errores

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Una caída marcada por los errores
Ricardo Acosta define con derecha para establecer el 1 a 0. Alumni no pudo mantener esa ventaja y terminó con derrota

Alumni, que ganaba en el clásico del debut, se equivocó en un par de situaciones frente a los arcos y Estudiantes se quedó con la victoria en Río Cuarto

Ricardo Acosta define con derecha para establecer el 1 a 0. Alumni no pudo mantener esa ventaja y terminó con derrota
Ricardo Acosta define con derecha para establecer el 1 a 0. Alumni no pudo mantener esa ventaja y terminó con derrota

Escribe Juan Manuel Gorno
Fotos de Víctor Alvez
Enviados especiales

Alumni deambuló bastante sobre el péndulo de lo bueno y lo malo. Tuvo raptos de lucidez como para ilusionarse, pero sus errores puntuales significaron la derrota en Río Cuarto, donde Estudiantes lo venció 2-1 en un clásico parejo.

Equivocarse frente a los arcos en un par de situaciones determinantes, tanto en defensa como en ataque, le marcó el destino al equipo villamariense, que se había puesto en ventaja con eficacia y, sin embargo, Estudiantes se lo dio vuelta con sus mejores armas.

En ese sentido, también hay méritos del conjunto riocuartense, por obstinado, por organizado, por oportunista y por la jerarquía de algunos de sus hombres, por ejemplo, Andrés Aimar, quien armó una jugada sensacional en el gol de la victoria.

Estudiantes jugó bien los primeros minutos del primer tiempo, cuando dominó el mediocampo y empezó a buscar por el sector derecho. Allí tuvo problemas Alumni para neutralizar los avances de Luciano Cardinali y el habilidoso Maximiliano Comba, una joyita que el “Celeste” rescató de Vicuña Mackenna, donde era figura del Torneo Regional.

En ese contexto, si bien no se registraron situaciones de sumo riesgo, el arquero Carlos Ronco debió trabajar seguido para cortar centros o adelantarse para anticipar el arribo de los delanteros.

Claro que salvo un arrebato del defensor Foglia, tras un tiro libre, cuando Ronco atrapó abajo, el equipo de Marcelo Vázquez no pesó en el área.

Pudo cambiar la historia el árbitro Luis Defend si pitaba dos penales que se vieron antes de los 30 minutos, en ambas áreas, ya que primero Comba fue derribado por Quiroga y más tarde Godoy fue “camiseteado” por Foglia. Y el “siga, siga” dejó todo como estaba.

Más allá de esto, Alumni se fue acomodando a las circunstancias del partido y jugó con rapidez cuando pasó la mitad de la cancha para aprovechar los desarreglos defensivos del rival.

En uno de esos contragolpes, a los 29 minutos, Godoy supo generar una ocasión que terminó con la aparición de Ricardo Acosta, por la derecha. Y el volante definió con maestría para establecer la apertura del marcador y congelar a todos los celestes.

Tanto sintió el impacto Estudiantes que no volvió a aproximarse a Ronco hasta el final de la etapa, mientras Alumni trataba de mejorar en la recuperación de la pelota con el despliegue de Gastón Kranevitter y el esfuerzo de Santiago Aloi.

 

Confundido

El mayor problema de Alumni apareció en el arranque del segundo tiempo, cuando se confundió en cada salida, asfixiado por la presión de los atacantes celestes.

El intento de salir con los marcadores de punta fue inútil porque Hugo Yocca y Nicolás Rey dividieron la pelota con el apuro del rival.

Entonces Estudiantes se animó. A los 2 minutos, Cardinali se perdió el empate, entrando por la derecha, y un minuto más tarde el “Chivo” Reynoso, recibiendo muy solo entre Xamo y Rey, se hizo el tiempo para rubricar el 1-1 con un remate bajo.

El empate de Estudiantes mejoró el desarrollo del encuentro, ya que los dos equipos fueron a buscar la victoria y, en ese ámbito, Alumni careció de precisión para volver a adelantarse en el tanteador.

Joel Vargas se lo perdió dos veces: en una la tiró a las manos de Adrián Peralta y, en otra acción, tras un remate de Godoy que desvió nuevamente el arquero, el joven atacante sacó el tiro que apenas tocó el uno y que pegó en el palo.

La vieja ley del fútbol por aquello que no convertís en el arco contrario y te lo facturan en el propio se cumplió a la perfección.

Apenas finalizó la situación de Vargas, Estudiantes respondió con el Aimar menos conocido (el otro, Pablo, podría jugar en cualquier momento del torneo), pero también picante.

El capitán del “Celeste” tiró un firulete, penetró en el área con pelota dominada y resolvió con un remate preciso en el 2 a 1, a los 17 minutos.

Estudiantes se agrandó y Víctor Beraldi estuvo a punto de marcar el tercero con un remate desde lejos que encontró la respuesta de Ronco.

Ahí nomás Lautaro Trullet movió la estantería. Afuera Vargas y Kranevitter. Y adentro el oficio: Santiago Raymonda y Carlos Herrera. Entonces Alumni se entonó y fue al frente, pero no tuvo contundencia. Ni Rey, tras un rebote, ni Raymonda, con remate que fue tapado en el área, pudieron empatarlo en ocasiones propicias. Y sorpresivamente “Falucho” tampoco entró certero.

El goleador hizo los movimientos que lo caracterizan para buscar el espacio (propio de un atacante con oficio y hambre para el gol); sólo que le faltó la puntería y dos veces perdió con el arquero Peralta, uno de los mejores de la tarde.

Es cierto que Estudiantes, que terminó defendiendo con uñas y dientes la ventaja conseguida, tuvo un par de situaciones de contragolpe que tampoco pudo convertir, casi siempre guiado por la luz de Comba, que se perdió una chance personal y luego dejó muy solo a Beraldi, que la dilapidó por encima del travesaño.

Raymonda pareció darle presencia en el medio, aunque también perdió un par de pelotas que demostraron su falta de ritmo en algunas jugadas puntuales. Esto que le pasó al refuerzo de más renombre de Alumni fue un reflejo de todo el equipo.

Achicar el margen de error y empezar a multiplicar los aciertos será tal vez cuestión del futuro inmediato para Alumni. Es la lección que dejó el clásico.

La figura

Maximiliano Comba. El delantero de Estudiantes fue desequilibrante en todo el partido y complicó a la defensa de Alumni, siendo el más peligroso en ataque. También se destacaron Andrés Aimar y el arquero Adrián Peralta.

 

 

 

El árbitro

Luis Defend. El juez de San Francisco obvió dos penales, uno por cada lado, en el primer tiempo, y no tuvo buena colaboración de su segundo asistente, Iván Romani, que pifió seguido con el banderín. No incidió en el resultado.