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La noche de las emociones

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La noche de las emociones
El “Pistolero” Godoy llora tras marcar el 2-1 en la noche. Con Aloi, Herrera y compañía, Alumni tiene un ataque voraz

Alumni debutó con una goleada (4-2) y minimizó a Racing de Córdoba tanto que ilusionó al más desprevenido. Su potencial de ataque fue tan letal que convirtió todo en el primer tiempo

El “Pistolero” Godoy llora tras marcar el 2-1 en la noche. Con Aloi, Herrera y compañía, Alumni tiene un ataque voraz
El “Pistolero” Godoy llora tras marcar el 2-1 en la noche. Con Aloi, Herrera y compañía, Alumni tiene un ataque voraz

Escribe Juan Manuel Gorno

Si alguien estableció un lugar para dudas sobre el potencial futbolístico que preparó Alumni en este campeonato, quizás anoche se las despejó por completo.

En el clásico ante Racing de Córdoba -en uno de esos partidos donde los grandes deben ser grandes o pasan al olvido- el equipo villamariense demostró que puede llenarse de aplausos y ganar cuando se lo propone en este Federal B. Porque material en cancha parece que tiene.

El conjunto de Lautaro Trullet goleó 4 a 2 a la “Academia” cordobesa con cuatro tantos en el primer tiempo y acentuó en ese potencial ofensivo la palabra ilusión frente a su gente, que desafío el frío y el chaparrón previo.

Como fiel reflejo de la noche, el equipo villamariense precisamente venía de tener un debut tormentoso, perdiendo ante Estudiantes de Río Cuarto como visitante. Pero parece que no fueron más que nubarrones de paso.

Anoche, a los 4 minutos, Alumni ya ganaba por su capacidad de resolución en ataque: Santiago Aloi se escapó por izquierda y metió el centro pasado para la aparición del otro volante externo, Ricardo Acosta, quien la tocó suavemente al palo más lejano y marcó su segundo grito con la casaca roja y blanca (había marcado en el Imperio del Sur).

Rápidamente, sin siquiera una aparición de su dupla temible de atacantes, Alumni había movido el tanteador, producto de un arranque esperanzador en Plaza Ocampo.

Sin embargo, enfrente estuvo Racing y un grupo de jugadores no menos experimentados. Y no le gustó a la “Academia” que le mojaran la oreja, entonces reaccionó ubicándose unos metros más adelante y no claudicó hasta empatar, aunque para ello apeló a la pegada del “Hacha”, César Mansanelli, quien sacó un tiro libre excelente al ángulo y marcó el 1-1, en 10 minutos de juego.

El espectáculo estaba asegurado porque el partido daba para todo, con virtudes y errores para ambos lados, y un ritmo frenético que lo tornaba entretenido, primero con Alumni volcado al ataque, luego con Racing respondiendo… Pero faltaba mucho más.

 

Dúo terrible

Estaba dicho, Alumni todavía no había puesto de cara al gol a sus delanteros.

Al tanto de Acosta le sumó, a los 20 minutos, otro tiro libre del volante que pasó cerca, mientras el equipo trataba de recobrar la postura de los primeros instantes, con la recuperación de pelota de César Quiroga y el despliegue incesante de Santiago Aloi.

Pero faltaban “ellos”, los dueños del gol, los atacantes que Trullet juntó para marcar diferencias. Y a los 20 asomaron como nunca.

Con Racing confiado en defensa, Carlos Herrera encaró por izquierda, amagó y tiró el centro. Y Marcos Sebastián Godoy se encargó de asegurar el 2 a 1 para soltar el llanto emotivo del regreso alentador, después de tanto tiempo.

Después la “Academia” no dispuso de minutos para acomodarse porque “Falucho” marcó el tercero al toque. Sí, al toque y toque con Raymonda, que le devolvió la pared para que el delantero se encargue de hacer lo que más sabe hacer: el gol. Todo en cortos metros del ingreso área y ante la salida desesperada del arquero Rodríguez.

Esa contundencia le permitió florearse a Alumni, ya que aprovechó el envión para mostrar su fútbol y, aunque tal vez su circulación en el medio tuvo pausas prolongadas, el equipo supo manejarse con oficio en cuanto al orden que necesitaba para neutralizar los avances del rival y encontrar espacios.

Al mismo tiempo, Godoy entendió que la mejor defensa empieza por los delanteros y llevó adelante a sus compañeros a presionar arriba, entonces Carlos Ronco fue un espectador de lujo en el arco fortinero.

Sobre el cierre del período inicial, mientras Racing pugnaba y chocaba constantemente, ya sin Cristian Rami en cancha (el centrodelantero salió lesionado), Alumni convirtió el cuarto, con Aloi filtrándose por la izquierda para resolver con un pique por encima del arquero.

 

A batallar

El 4 a 1 era suficiente muestra de potencial en Alumni, pero como en el segundo tiempo Racing convirtió de arranque (golazo de López, que vio adelantado a Ronco), el conjunto de Trullet se vio obligado a defender el resultado batallando.

Los quites de Quiroga, impecable en la recuperación, y la simpleza de Raymonda (salió aplaudido y sumó minutos en cancha, que es bueno) les permitieron a los volantes externos seguir buscando.

Acosta tiró caños y tacos por la derecha y Aloi fue punzante por izquierda.

En ese contexto, a pesar de que Alumni no controló tanto el balón como en el final de la primera etapa y Herrera salió lesionado, generó situaciones de contragolpe que lo dejaron más cerca del gol que Racing. De hecho, Rezzónico salvó en la línea, jugándose la vida, dos remates casi cantados, uno de Godoy y otro de Acosta.

Alumni finalizó entonces con una sonrisa amplia. Y tenía motivos. Acertó en el ansiado punto “G” (ganar, golear y gustar) y dejó bien en claro sus intenciones de pelear arriba.

 

La figura

Marcos Godoy. En un partido donde varios se lucieron en Alumni, el “Pistolero” sumó un puntito más porque no dejó de ser una pesadilla en ataque. Claro que fue maravilloso también lo de Herrera, Aloi y Acosta. Y muy bien Quiroga también, en el segundo tiempo. La simpleza de Raymonda, para destacar.

 

El árbitro

Diego Monsón Brizuela. El riotercerense dejó dudas al principio, cuando pasó por alto infracciones que ameritaban amonestaciones, pero luego fue llevando el cotejo sin grandes falencias y con velocidad, lo que permitió un juego fluido. Cumplió.