Amanda Caccia subió en la ciudad al colectivo en el que viajaba Diego Loscalzo, el sujeto que el domingo a la noche asesinó a seis personas e hirió a otras tres. En primera persona, cuenta lo que vivió antes, durante y después del operativo policial

Una joven villamariense vivió muy de cerca el procedimiento policial en el que se logró la detención del hombre acusado de haber asesinado a balazos a su esposa y otros cinco integrantes de la familia de la mujer, en el cruento episodio conocido como “la masacre de Hurlingham”.

Se trata de María Amanda Caccia (23), quien a las 11.30 de ayer subió en la Terminal de Omnibus de Villa María al colectivo de la empresa General Urquiza en el que venía viajando Diego Alberto Loscalzo (35), el múltiple homicida que hasta ese momento se encontraba prófugo y era intensamente buscado por la Policía bonaerense.

Caccia, quien viajó a la capital provincial para reanudar sus estudios (se apresta a cursar el último año de la carrera de Abogacía en la Universidad Nacional de Córdoba), fue testigo de los momentos previos al operativo y estuvo frente a Loscalzo cuando el asesino se metió en el baño del colectivo instantes antes de que fuera interceptado por la Policía Caminera a la altura del puente de acceso a Río Segundo.

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“Era un coche directo a Córdoba, que salió de Villa María a las 11.35 y tenía previsto llegar   a las 13.50; yo estaba sentada en el asiento número 50, en la parte de abajo del colectivo, justo frente al baño”, comenzó relatando Amanda al ser entrevistada por EL DIARIO.

“Fue un viaje tranquilo hasta que llegamos al puente de Río Segundo”, agregó la joven, en alusión a uno de los ingresos a aquella ciudad, por la autopista que une Rosario y Córdoba.

Amanda añadió que “allí había un control policial y el ómnibus detuvo su marcha; un ratito antes, un hombre que viajaba en la parte de arriba quiso entrar al baño, pero como no podía abrir la puerta, empezó a tironear la manija”.

“Estaba muy nervioso”

“Estaba muy nervioso y casi a los gritos preguntó dos o tres veces si estaba ocupado -agregó-; pero una señora que viajaba al lado mío, que había salido del baño unos minutos antes, le dijo que no, que estaba libre; entonces el hombre tiró fuerte, pudo abrir y se metió justo antes de que el colectivo frenara en el control policial”.

La joven añadió que ni bien paró el ómnibus bajaron los choferes, hablaron con los policías y casi de inmediato se abrió la puerta por la que suben los pasajeros. “Entró un oficial que portaba un arma larga y nos dijo ‘por favor, bájense todos’, y empezamos a salir; yo fui la primera y después lo hicieron los demás”, continuó relatando Amanda.

– “Cuando bajaron casi todos, otra señora que iba en la parte de abajo le dijo (al policía) ‘guarda que hay uno en el baño’, por lo que entre varios efectivos abrieron la puerta, sacaron al hombre y estuvieron un momento dentro del coche”.

– “Primero nos quedamos al lado de la puerta del colectivo, pero antes de que salieran con el sospechoso, nos custodiaron y nos llevaron más atrás; fue ahí cuando le pregunte a uno de los policías quién era ese hombre y me respondió ‘acaba de matar a seis personas en Buenos Aires”.

Esposado en las manos y los pies

– “Ahí nomás lo sacaron, lo requisaron, lo acostaron en el suelo boca abajo y le esposaron las manos y los pies; en ese momento todos tuvimos una mezcla de sensaciones; yo primero pensé que se trataba de un operativo antidrogas, pero cuando nos dijeron que era por un múltiple homicidio, todos quedamos muy conmovidos”.

– “Cuando estuvo dentro del baño, el tipo tiró el Documento al inodoro, pero después los policías vaciaron el contenido (salió un líquido azul) y recuperaron el DNI”.

– “Poco después, ya con el sujeto subido a un patrullero, nos hicieron bajar los bolsos de mano que llevábamos arriba y cada pasajero tomó su valija de las bodegas”.

– “La Policía se portó realmente muy bien… nos contuvo a todos y nos trató con mucho respeto y cuidado. Siempre nos mantuvo al tanto de quién era y qué estaba pasando; lo mismo sucedió con los choferes, que se portaron excelentemente bien”.

– “Después nos subieron a todos y apareció un comisario, quien de muy buen modo nos dijo que iban a trasladarnos a Río Segundo. Nos acompañó una oficial muy jovencita, muy atenta, y nos llevaron hasta la Comisaría”.

– “En Río Segundo requisaron todos los equipajes y no hizo falta que nos quedáramos a prestar declaración; sólo se quedó la chica que viajaba en el asiento de al lado del detenido porque querían averiguar si tenía algo que ver con él”.

Lágrimas y angustia

– “Algunas personas lloraron por lo que vivieron… vi a dos señoras grandes que estaban muy angustiadas y también a una mujer joven con dos nenes chiquitos… estaban muy shockeados, muy nerviosos, porque nadie se imaginó que habíamos viajado con el autor de la masacre”.

– “Fue una experiencia muy fuerte y conmovedora”.

Finalmente, Amanda contó que el colectivo llegó a la Terminal de Omnibus de Córdoba recién a las 17.