En el partido con más historia del fútbol local, Unión Central superó a River Plate por 2-1 y se convirtió en escolta de Asociación Española
Escribe: Diego Pellegrini (h)
Los tres puntos y nada más. Muchas veces cuando no se puede desarrollar la mejor de las actuaciones, lo importante es la victoria. Al fin y al cabo, de eso se aferró Unión Central para festejar un nuevo triunfo en este Torneo Apertura.
Fue un ajustado 2 a 1 ante River, en el clásico más antiguo de nuestro fútbol local. Con un dato llamativo: el juez del partido, Mario Belén, terminó mostrando más tarjetas rojas que amarillas, en un partido que no expuso la intensidad necesaria como para finalizar de esa manera.
Con la cancha complicada por el agua y el barro, el juego se planteó dentro de una paridad importante para ambos equipos. El juego no apareció hasta cerca del final de la primera etapa, cuando llegarían los goles.
Antes, ni el local ni el visitante se sintieron cómodos para entregar un par de pases a un compañero. Entonces, los arqueros (Alanís y López), poco trabajo tenían en el cotejo.
Richard Brussa, rematando por arriba para el Millonario y Elián Geremía, con un cabezazo débil para el local, eran las primeras claras en la tarde de puro sol.
Un frentazo de Julián López, que tapó muy bien Alanís, más un par de claras en los locales, con Delfino, Guilhen y Moyano definiendo.
Pero a los 38’ llegaría la primera alegría para Unión. Fue después de varias pelotas paradas a favor. Solís, encargado de la ejecución, para el cabezazo en soledad de Geremía, que descolocando al arquero abrió el marcador para el 1 a 0.
Pero poco duró la alegría en el local, ya que a los 45’, cuando caía el primer tiempo, llegó el pelotazo de Nicolás Rodríguez para que Brussa domine y defina al gol, ingresando por la derecha. Rápidamente 1 a 1 y a los vestuarios todos los protagonistas.
El complemento comenzó con mucha acción para el aurinegro, porque cuando se estaban acomodando los rivales llegaría una nueva emoción para los locales.
Fue a los 3’; Rodrigo Solís se acomodó dentro del área con un pelotazo largo, quedando mano a mano con el portero rival. El capitán, sin dudar, definió fuerte y cruzado para volver a mandar en el marcador. 2 a 1 para Unión y nuevamente River remando desde atrás.
Y allí fue cuando el visitante poco pudo hacer ante el arco rival, a pesar de que realizó un segundo tiempo digno, jugando prácticamente todo el complemento con uno menos, por la roja de Alexis Fonseca, tras la dura infracción contra Matías Galeano (ingresó Bernabé Brussa).
El hombre de menos nunca se notó. Unión no lo supo aprovechar a pesar de que contó con un par de contras como para complicar el arco de López. Moyano lo tuvo, también el recién ingresado Francisco Acosta, pero siempre le dio chances el partido a los de Bengoa.
Y más aun cuando del árbitro Belén expulsó en menos de cinco minutos a Guilhen y Solís en el local. Ambos de manera apresurada, por jugadas “deslizantes” de los protagonistas.
River intentó con el ingreso de Martín Reynoso y Andrés Lazo ocupando la posición de nueve, tras la roja a José Ledesma. Pero Unión, resguardado en defensa con Ezequiel Gaido a la cabeza, decidió aguantar hasta el final.
De esta manera, el conjunto de Marcelo Zucotti sumó su tercera victoria en cuatro presentaciones y quedó cerca de la cima del campeonato. Claro que esto recién empieza, pero Unión demostró que tiene material como para dar pelea y se anima a soñar.
La figura: Rodrigo Solís: a pesar de que terminó la tarde viendo injustamente la tarjeta roja, nuevamente fue el más claro de Unión Central, a tal punto que se dio el gusto de convertir lo que terminó siendo el gol de la victoria. Buen trabajo también en el local, con mucho esfuerzo y entrega, de César Contreras.
El árbitro: Mario Belén: Tuvo una tarde cambiante. Tras un buen primer tiempo, criterioso y acertado, en el complemento tuvo un par de tarjetas que complicaron su desempeño. Las dos expulsiones de River (Fonseca y Ledesma) fueron correctas y no dejaron nada por decir. En cambio, las rojas a Solís y Guilhen parecieron exageradas; con un par de amarillas lo solucionaba.