
Tres años a la sombra deberá cumplir de manera efectiva un hombre que fue hallado culpable de robo con uso de arma

Fue condenado ayer a tres años de prisión de cumplimiento efectivo por “robo con uso de arma de la que no se pudo acreditar la operatividad”, en un juicio abreviado, Damián Alejandro Tisera, quien fue encontrado penalmente responsable del robo perpetrado el pasado 8 de julio en “El Mercadito”, propiedad de Fernando Pereyra que se encuentra ubicado al 340 de la López y Planes de esta ciudad.
El Tribunal, en este caso unipersonal, estuvo presidido por René Gandarillas; la Fiscalía de Cámara, representada como es habitual por Francisco Márquez y la defensa del imputado fue asumida por el abogado Jorge Bustos.
Según se acreditó durante la instrucción de la causa, el atraco fue perpetrado a mano armada y la víctima pudo ver claramente al asaltante y reconocerlo. Cuando se le pasó el susto y logró digerir el mal trago, sacó a relucir su espíritu detectivesco y comenzó una pesquisa por su cuenta en las redes sociales. Lo encontró en Facebook y le dio todos los datos que tenía a la Policía.
Ocho días después del asalto (el 16 de julio), efectivos de la División Investigaciones de la Departamental San Martín allanaron el domicilio de Tisera y hallaron varios artículos que habían sido robados en “El Mercadito”, dinero en efectivo oculto en una almohada y el celular del propietario del comercio. Los pesquisas tuvieron que sumar dos más dos solamente para detenerlo.
La Fiscalía hizo el resto y así Tisera llegó ayer a sentarse en el banquillo de la Cámara del Crimen de los Tribunales locales.
Con la venia de su defendido, Bustos y Márquez acordaron un juicio abreviado: Tisera se declaraba culpable y recibía una condena que lo beneficiaba. Sin embargo, en plena audiencia el acusado expresó que se hacía cargo del delito que le atribuían, pero que él no había sido el autor del mismo.
Esta afirmación generó algún desconcierto. Gandarillas y el fiscal Márquez señalaron que en los Tribunales no se condena a inocentes y que de persistir el acusado en su tesitura, habría que llevar adelante un juicio de la manera habitual, es decir, con la comparencia de testigos y todo lo demás.
Tras esto, Tisera recapacitó y se declaró culpable.