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“A veces era mayor el gasto para venir a trabajar que mi sueldo”

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“A veces era mayor el gasto para venir a trabajar que mi sueldo”

Durante cuatro décadas, trabajó en Radio Villa María. Todos los días, viajaba desde Arroyo Cabral, su pueblo natal, para llegar a tiempo y poner su voz al micrófono. Incursionó en la docencia de Nivel Medio y Superior pero se dio cuenta que no le gustaba. En diciembre, luego de jubilarse, disfruta de viajes junto a Noemí, su esposa, y sigue llegando a oídos de los cabralenses a través de FM Horizonte, su emprendimiento radiofónico propio

Escribe: Clara Trillini

 

Y ahora qué?”. Puede que esa sea la pregunta que muchos se hayan hecho cuando, después de trabajar durante 42 años -en un mismo empleo o en varios y distintos entre ellos-, les llega la hora de jubilarse. Y ese número no es casual, son los años que Sergio Dellamaggiore trabajó, en su caso, haciendo lo que más le gusta. En el café de la Medioteca, él empieza a relatar sus inicios en la profesión que tantas satisfacciones le dio. Y su voz resuena, se expande, y hasta creo que lo escucha el que está del otro lado de la biblioteca leyendo tranquilamente un libro sentado en su silla. Hagan el ejercicio: empiecen a leer e imaginen que Sergio, con su impecable voz, les está contando esto a través de la radio.

“Jubilarme me preocupaba mucho. Tenía miedo de hacer esa salida, ese fade out. Imagínate, yo empecé a trabajar en 1974 e hice mi trabajo durante 42 años. Claro que me daba temor, el no poder readaptarme a esta nueva etapa de la vida. Y me costó, pasé por un par de semanas críticas hasta que logré acomodarme. Hasta ahora lo vengo sobrellevando, incluso descubriendo cosas que me gustan hacer. Y es muy lindo tener libertad con el tiempo. Además, había voces agoreras y que me decían ‘vos no te vas adaptar’. ¿Cómo no me iba a preocupar? Pero estoy muy bien y no lo digo engañándome a mí mismo. Así me siento”.

La radio marcó su vida. Incluso, hasta con la fecha de inicio de su trabajo. En Radio Villa María empezó el 1 de mayo de 1974, nada más ni nada menos que en el Día del Trabajador.

“Había salido del servicio militar y tenía 22 años. Estaba trabajando como administrativo en una empresa de construcción y me ofrecieron seguir trabajando en la sede que tenían en Nueva Córdoba. Y a la vez yo quería estudiar Abogacía. Resulta que en 1973 aparece Radio Villa María, que era el sueño del pibe. Porque no había radios acá, lo que hoy parece algo increíble. Trabajar ahí era un sueño, como tocar el cielo con las manos. Empecé ahí. Me pidieron que hiciera corresponsalía desde Arroyo Cabral, mandaba notas escritas, salía al aire por teléfono. Hasta que me llamaron para locución y en el 74 arranqué”.

Junto a Miguel Angel Borsatto, Stella Maris Cabrera y Antonio Carrizo. Fue en el año 1984, cuando Sergio compartió con ellos la locución del Festival de Peñas

En su Arroyo Cabral natal, Sergio ya había comenzado, años antes, a incursionar en el oficio de trabajar con la voz. “Antes de irme a la colimba, con un socio habíamos comprado una propalación. Teníamos parlantes colocados arriba de los techos y hacíamos también publicidad con el auto. De ahí es que sale el vínculo con Radio Villa María, porque ellos buscaban gente que supiera algo de comunicación, aunque sea básico”.

 

Poner huevos en varias canastas

Hace 22 años, Sergio es propietario de FM Horizonte, en Arroyo Cabral. Allí, en el pueblo que lo vio nacer, vivió siempre. Sí, los 42 años de trabajo los hizo viajando. Todos los días. “Nunca viví en Villa María, aunque tuve la oportunidad muchas veces. He ido y venido en auto, a dedo, en camión, de todo. Con las hiperinflaciones que agarraron a lo largo de estos años, había situaciones en las que era más el gasto de venir a trabajar que mi sueldo”, rememora y se ríe.

¿Cómo hacer para sobrevivir? Sergio dice que su secreto fue “poner varios huevos en distintas canastas”, o lo que algunos llamarían hoy diversificación del mercado. “Entonces, trabajaba seis horas en Radio Villa María, tenía equipos de sonido para alquilar, hacía locución en peñas o animaciones en cumpleaños y fiestas. Con ese universo diverso logramos sobrevivir, vivir dignamente”. Y aclara: “Mirá que tuve la posibilidad de entrar a trabajar en EPEC, porque mi papá trabajaba en Luz y Fuerza. Pero el saldo final de las decisiones que tomé ha sido bueno. Quizás con otro trabajo podría haber vivido más cómodo. Pero no estoy arrepentido de lo que elegí, me siento absolutamente feliz de lo que hice”.

Entre todos esos huevos en distintas canastas, una de las tareas que Sergio recuerda con alegría -se le nota en la cara, créanme- es la de haber pisado el escenario del Anfiteatro como locutor. “Además, Musicalísimo hacía recitales de verano durante febrero. Leía la tanda, hasta que nos mató la tecnología porque aparecieron las pantallas. Fueron 20 años y presenté a Paloma San Basilio, Pimpinela, Rafael… Todos los fines de semana de febrero había un número artístico. Y me sentía bien recibido, reconocido por lo que hacía. Y era algo simple, un anunciador, pero había retorno desde la gente”, recuerda.

 

Su incursión en la docencia

Sergio, con 30 años, hace la locución en un congreso de Educación del Instituto Bernardino Rivadavia . Aún era estudiante del Profesorado de Ciencias Sociales y Jurídicas

Desde aquel 1 de mayo, nunca más se movió de la radio. “Fui todo terreno. Hice programas de deportes, noticieros, trabajé a la mañana, a la tarde, a la noche. Sin duda, encontré mi nicho en el horario de la siesta. Hice un programa que fue mi insignia y el que más satisfacción y popularidad me da incluso hasta el día de hoy. Era un espacio llamado “Confluencia Musical”, un programa de rock. Y otro programa destacado fue el ranking de la semana”, cuenta Sergio.

“Esos programas nos posicionaron muy bien cuando no existía la Frecuencia Modulada. Cuando aparecen las FM, ya con el pasar del tiempo, los programas musicales en AM no tenían más sentido. Porque la FM tenía fidelidad y calidad de sonido en la música, algo que la AM no te brinda”, explica.

Su nicho de la tarde, también tiene una explicación desde sus preferencias personales: “Odiaba levantarme temprano. La peleé para pasarme al segmento de la tarde y en los últimos treinta años no me moví más de ahí. No me gustaba levantarme temprano y me gustaba acostarme tarde”.

De esos programas, también tiene grandes satisfacciones, “porque aún hoy hay tipos de 40 y algún años que se acuerdan de esos programas. Pasábamos a Led Zeppelin, Paul Mc Cartney, Pink Floyd, Litto Nebbia, León Gieco… Y el ranking imaginá que hace 20 años no lo hacemos más, pero tiene correlato, te recuerdan. Eso también está bueno”, dice Sergio.

Por amor a la radio, se metió en la carrera docente, “porque sentía que me faltaba capacidad profesional y, en ese tiempo, la única opción era Córdoba, lo cual no podía ni pensarlo. Así que hice un Profesorado en Ciencias Sociales y Jurídicas en el Rivadavia”. De ahí surgió la posibilidad de dar clases y ahí se metió Sergio. “Di clases un par de años en el Nivel Medio, pero no era lo mío. No me gustó la docencia. Salía con la garganta destrozada, la voz rota y tenía que irme a la radio a estar al micrófono”. Aun así, resalta: “Me sirvió culturamente. Y después di clases en el Instituto Leibnitz, en Nivel Superior, por tener el carné habilitante de locución más los conocimientos pedagógicos del Profesorado. Ahí afiancé que la docente no era lo mío”.

 

El emprendimiento propio

En 1992, Sergio junto a Noemí, su esposa, abrieron FM Horizonte. “Vi que en todos los pueblos había radios y pensé que si yo me dejaba estar, iba a venir otro con el emprendimiento. Eso hubiese sido una pena, yo consideraba como un derecho adquirido, porque tenía mucha experiencia. Quería afianzar eso, sabía del trabajo en radio. Arrancamos y hasta hoy seguimos”.

Su radio en Arroyo Cabral es lo que hoy lo mantiene conectado a su tarea de toda la vida. “Hacemos la radio proponiendo. No nos interesa competir ni copiar modelos. Nos entregamos con total honestidad. Nos va bien y uno está tranquilo y feliz. A los oyentes llego con el corazón en la mano: yo soy peronista y de Colón. La gente lo sabe, pero yo me manejo con equilibrio, en nuestra radio hablan y se expresan todos. Hacemos un producto digno, respetuoso de la gente. A la mañana hacemos un programa ómnibus, en el horario de la siesta tenemos un programa de cuarteto y a la tarde un falso vivo”.

 

Sobre el futuro de la radio y los “nuevos talentos”

La aparición y el auge de Internet cambiaron el día a día en los medios tradicionales, hacia afuera -lo que llega al público- y hacia adentro -en las fases de producción-. Para Sergio, la popularidad que comenzó a tomar Internet en los años 90, fue toda una inquietud. “Hoy se está profundizando. Para escuchar música, tenés Spotify o podés escuchar noticias en un montón de lados. En Buenos Aires, apuestan a poner figuras reconocidas al micrófono. También veo crisis profundas, como la de Radio del Plata, que llegó a estar segunda en audiencia y hoy no puede pagar el suelo a los empleados. No sé cómo va a salir la radio, yo espero que bien. Lo propio pasó en los 60 cuando apareció la televisión. Y, sin embargo, sigue, la radio es como plástica y se adecúa.

Sobre los más jóvenes que empiezan a incursionar en la radio, Sergio opina: “No se le da demasiado bolilla a la formación profesional, creo que a veces se toma como una labor con excesiva liviandad. Mi hija Flavia da clases en el Colegio Universitario de Periodismo, en Córdoba, y hay chicos que empiezan a estudiar locución pero que no escuchan radio. Es todo un contexto de transición, que no sé cómo ni dónde va a desembocar. Creo que la clave es la formación y capacitación. Hay que apostar ahí”.

 

Memoria de los buenos compañeros

“He tenido muchos compañeros, y todos muy buenos. Ha sido un buen ambiente laboral. Nunca me sentí maltratado. Uno trata siempre de ser bueno, tiro el bumerán para que vuelva. Creo mucho en el refrán de ‘Cosecharás tu siembra’. Entre todos, destaco a Carlos Vergara, que murió hace un año. Un gran locutor y compañero, de los mejores seres humanos que he conocido. Era un buen tipo. Y también Leonardo González. El hacía deportes y murió hace muchos años. Ellos dos son los destacables, eran seres integralmente buenos. Tengo los mejores recuerdos de ambos”.

 

La vida de ahora en más

Sergio tiene tres hijas y cinco nietos. “De mis hijas, Flavia es la única que eligió relacionarse con los medios y la locución. Hace doce años trabaja en la 100.5 de Córdoba. Mis otras hijas saben el oficio, lo conocen, pero de ahí en más, nada. Eliana es médica y Julieta trabaja como docente”. Cuando esta nota llegue a los lectores, Sergio junto a Noemí estarán recorriendo las callecitas de algún país en Europa, porque ahora, jubilados los dos, aprovechan para viajar. “Hay que hacerlo mientras uno pueda y esté bien de salud”, aclara el locutor que, tras volver de su travesía, seguirá al micrófono de su FM Horizonte. “No descarto hacer algo en Villa María. Pero esto está bueno. No estás atado al horario y eso significa mucho sobre todo cuando viajás todos los días, aunque sean 17 kilómetros. La idea es parar un poco. No podés laburar 10 horas por día con 65 años. Estos meses son sabáticos. Y después veremos”.

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