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Abuela y nieto entrenan desde enero pasado para escalar el Aconcagua

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Abuela y nieto entrenan desde enero pasado para escalar el Aconcagua
Susana y Santiago empiezan a sentir que falta poco para emprender la subida. Están felices

Escribe Diego Bengoa DE NUESTRA REDACCION

Susana, de 71 años, se lanzó a esta experiencia junto a Santiago, de 14. Unidos más allá del lazo sanguíneo, decidieron cruzar la montaña más alta del continente pese a que nunca hicieron montañismo

Susana y Santiago empiezan a sentir que falta poco para emprender la subida. Están felices

Susana Buffoni Montero (71) y Santiago Virovoy (14) tienen en claro que lo que menos importa es hasta qué punto del camino a la cima del Aconcagua pueden llegar. Lo que vale es el momento a momento, la experiencia sagrada e imperecedera de transitar juntos con destino al techo de América.

Son abuela y nieto decididos a escalar la montaña más alta de nuestro continente, una expedición que iniciarán a mediados de enero y que, de concretarse, demandará entre 10 y 12 días.

Nunca hicieron montañismo, pero desde enero vienen entrenándose fuerte de cara a esta misión, que emprendieron impulsados por la química y empatía que los une más allá del lazo sanguíneo. Susana tiene ocho nietos y explicó que los cuatro mayores están en Córdoba estudiando o trabajando, que otro más se radicará pronto en la capital cordobesa y que los dos menores son muy chicos como para lanzarse a esta idea. Pero más allá de esto, confió que Santiago es quien la acompaña en todas sus “locuras”. Léase reiki, meditación, alguna música especial, todo aquello que signifique cultivar el espíritu y vivir en armonía.

Ambos recibieron ayer a EL DIARIO en la casa de Montero. Allí contaron que en un principio proyectaron ir al Uritorco. El adolescente recordó el momento en el que se entristeció cuando su abuela le avisó por teléfono que había descartado la propuesta, pero su cara se transformó cuando escuchó el remplazo: el Aconcagua.

Lo hizo impulsada por Nora, una amiga. Susana primero anuló esa idea, pero después se preguntó: ¿por qué no?

Además, Santiago había estado en Mendoza y anduvo por la base de esta montaña, entonces algo en él también se había encendido.

El plan inicial sumó a una amiga de ella, que luego se bajó por problemas de cadera. Todavía no está confirmado si lo implementarán con dos o tres personas más, aparte de los guías, o solos con un guía.

Abuela y nieto pasaron por diversos exámenes médicos y comenzaron en enero con el entrenamiento.

“Me puse en contacto con una persona que está en Puente del Inca, que hizo cumbre cuatro veces y me dio todas las recomendaciones, las que estoy cumpliendo al pie de la letra”, sintetizó la entrevistada, quien es conductora radial.

Desde el verano pasado entrena fuerte, día por medio camina ocho kilómetros con una mochila con ocho kilos. Con su entrenadora Micaela se fortalece en el gimnasio, sube y baja escaleras, hace cinta, pesas y bicicleta. Quizás el lector o la lectora la pueda encontrar subiendo las escalinatas de la explanada del monumento al General San Martín con una mochila o un bastón: está entrenando.

También sigue, aunque a medias, un régimen de comida. “Soy vegetariana, pero me gusta comer”, entonces no lo cumple cabalmente, confesó.

El también va al gimnasio y como está federado en vóley, jugando en el Rivadavia, se encuentra activo y en estado.

“Estamos siguiendo los consejos de los que saben y fuimos haciendo pasito a pasito todo”, remarcó Montero.

Entre los contactos que efectuó, dialogó con Lali, la villamariense que subió al Everest. “Me dijo que en la altura prácticamente perdés la masa muscular porque es mucho el esfuerzo, esto es una tarea de resistencia”, señaló.

En el Aconcagua “están las mulas porteadoras, pero llegan hasta un punto. El resto lo cargamos nosotros”.

“Enero es la mejor época para ir. Se sube sin tanta dificultad. Se llevan crampones, agua, botella de boca ancha para la orina”, precisaron.

“El oxígeno es lo que más nos puede afectar, es el principal riesgo, pero llegaremos hasta donde nos dé el físico. Creo que vamos a llegar pasando plazas de mulas, pero es la montaña la que lo va a decidir”, advirtió.

 

De la India a la Luna

La mujer reveló que le encantaría volver a la India, república que visitó una vez. Dijo que no tiene cartílagos en la rodilla y que le habían dicho que tenía que dejar de caminar. Cuando fue a ese país de Asia caminó muchísimo y se sintió mejor, por lo que desde entonces acrecentó esa actividad.

“Mi sueño sería ir a la Luna, algo imposible”, confesó y luego consideró que si bien “todos estamos cerca del Cielo, el poder estar en el Aconcagua y tenerlo tan cerca es muy especial”.

También lo vive como un desafío, el de “decir que se puede, sin ningún eslogan político partidario”.

“Muchos me dicen que vaya a Miami, pero no me llama la atención. Soy aventurera. Lo disfrutaremos día a día, viviendo a pleno el momento”, graficó.

“Iremos hasta donde la montaña nos deje. Le pediremos permiso para poder invadirla de alguna manera, cuidándola mucho, sin dejar los residuos y cuidándonos”, subrayó Susana.

Son conscientes de los riesgos y de que dejarán “la comodidad de la casa, el estar calentitos”, para pasar a recorrer la grandeza de la naturaleza con “un equipo incómodo, con botitas especiales, calzas y medias térmicas” y el dormir en una carpa.

“Sé que me levantaré con algún dolor”, añadió.

“Será una muy linda experiencia, lleguemos adónde lleguemos”, acotó Santiago, quien se confesó emocionado por lo que se viene.

 

“Iremos hasta donde la montaña nos deje. Le pediremos permiso para poder invadirla de alguna manera, cuidándola mucho y cuidándonos.”

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