Comenzó la campaña de “vacunación” contra el maltrato hacia niños y adolescentes. Organizadores y participantes se mostraron ”agradecidos y emocionados”

En el marco del Día Internacional de la No Violencia, que se conmemora cada 2 de octubre en homenaje al aniversario del nacimiento de Mahatma Gandhi, se celebró el lanzamiento oficial de la campaña “Un trato por el buen trato”.

El auditorio de la Medioteca se llenó de chicos que participan de esta iniciativa, que está cumpliendo 10 años, y EL DIARIO tuvo oportunidad de dialogar con algunos de ellos.

“Se cumplen 10 años desde que inició y nuestro objetivo, como siempre, es tratar de romper con la violencia que hay hacia niños y adolescentes, que es casi nuestro eslogan”, manifestó Stefano López.

“Siempre perseguimos el enseñarles a los adultos, por medio de los chicos, a que se puede aprender a ‘bientratar’ a las personas. Como todos los años, en este décimo aniversario lo que hacemos es volver con nuestra propuesta, vacunar a todos los ciudadanos de nuestra ciudad y que este ‘buen trato’ se siga replicando para ver la forma de actuar de la gente”, agregó.

“Muchos no asumen el maltrato”

“Cuando proponemos no maltratar a los niños, mucha gente dice que nunca lo hace. Pero en algún aspecto de la vida siempre los ha maltratado. A algunos les cuesta dejar de hacerlo”, señaló Victoria Ajona al ser consultada sobre qué les ha llamado la atención de lo que reciben en la calle.

Este año, al cumplirse 10 desde el inicio, la campaña durará 10 días: “Por lo general era una semana, pero lo extendemos un poquito más”.

No están definidos fecha, día y horario, pero “generalmente estamos en los barrios, como, por ejemplo, el San Nicolás, en la escuela hacemos talleres y el fin de semana vamos a estar en el Parque de la Vida”, señalaron Gianella y Matías Dionisio.

Seguir fortaleciendo

La iniciativa nació hace ya una década en Villa María de la mano de la ONG Comunidad y Cambio y el Grupo GESTA: “Tenemos 10 años de ‘gracias’ acumulados. Estamos sinceramente emocionados, porque todos los que formamos parte realizamos un trabajo voluntario”, aseguró Nora Landart, una de las impulsoras del movimiento, a EL DIARIO.

“Diez años implica un montón de encuentros, de esfuerzo, de confianza depositada por las escuelas y en nuestros trabajos. Diez años en donde hemos intentado construir puentes para vivir en una sociedad mejor y con menos violencia. En una sociedad donde la violencia nos va ganando la batalla todos los días, pero igualmente seguimos fortaleciéndonos”, afirmó.

Tal como indicó Landart, más de 35 mil adultos han sido “vacunados” por los jóvenes que participan en la campaña a lo largo de estos 10 años: “Jóvenes que ingresaron con 12 o 13 años y hoy vienen con sus hijos, son profesionales y facilitadores perfectamente formados”.

La miembro del Grupo GESTA también destacó: “Hago extensivo mi agradecimiento a todo el grupo, porque ellos nos permiten destinar mucho tiempo año a año en esta actividad, que no está vinculada directamente al servicio y a nuestro trabajo cotidiano”.

Lo más difícil de esta primera década

“Fue muy importante sostener la continuidad. Si se quiere, lo más difícil ha sido ver que independientemente de las acciones que desarrollamos con otros colectivos, la violencia se sigue incrementando paulatinamente”, señaló.

“Nosotros apostamos a que todas estas generaciones puedan construir otra manera de relacionarse con los otros, de encontrarse y poder llevar adelante este proceso de transformación cultural que hay que impulsar. Este es nuestro granito de arena”, expresó Landart.

“El cambio lo notamos en los jóvenes y en las familias. Cuando el ‘buen trato’ pasa por una familia o la vida de un joven, algo cambia y es para siempre. Año a año estamos tratando de involucrar cada vez a más adultos. También trabajamos con las escuelas. Agradecemos también al Instituto del Rosario, que desde que está en la campaña nos genera un espacio para trabajar con los padres”, agregó.

La “vacunación”

La ciudadanía se va a encontrar con jóvenes que invitan a los adultos a comprometerse y, fundamentalmente, a proteger, incluir y denunciar cualquier hecho de violencia. También a introducir el buen trato en su vida cotidiana.

“El niño es una vacuna simbólica que se denomina ‘antipegánica’, que se simboliza con un caramelo que contiene amor, ternura, dulzura, compasión, paciencia”, afirmó Landart.

Esta vacuna vence cuando el adulto que celebra el compromiso incurre en algún gesto de maltrato.

Pero el compromiso se puede renovar comprando otro caramelo en algún quiosco “para volver a autovacunarse”.

“Se entrega un carné para colocar en algún lugar que se vea y se pueda leer el compromiso que hizo en algún momento. Además se da un sticker para pegar en un lugar visible, donde diariamente pueda recordar que en algún momento se tomó el compromiso de “bientratar” a los niños y jóvenes.