A la crónica inmediata que llegamos a publicar al cierre de nuestra edición de ayer agregamos hoy algunas apreciaciones acerca del espectáculo en sí, que elevó el nivel respecto de años anteriores

Como en prácticamente todas las ediciones anteriores, el punto más emocionante de esta Farándula se alcanzó cuando los integrantes de la Promo 2017 del Instituto Secundario Bernardino Rivadavia se reunieron en el centro del Anfiteatro y se fundieron en un abrazo emocionado y por momentos desconsolado, por el final de una de las etapas más lindas en la vida de una persona, la de la secundaria.

Ya se había cantado el “Bomarraca” y ya había pasado un espectáculo que subió el nivel a lo visto en años anteriores, fundamentalmente en lo que hace a adelantos tecnológicos empleados, como en el caso de las proyecciones que acompañaron el buen hacer de los estudiantes sobre el escenario.

También el arte plástico influyó para que el espectáculo -que fue conciso, bien planteado en cuanto a su duración- fuera realmente placentero.

Otro dato que nos quedó en el tintero en nuestra crónica de ayer es no fue poca la gente que siguió las alternativas de pie, dado que se habilitó una sola tribuna popular (para que allí permanecieran los alumnos antes y después de las actuaciones) y entonces la parte baja, la de las butacas, estaba sobrepasada en su capacidad.

Más allá de ese pequeño detalle, la comunidad educativa toda dio muestra cabal de lo que representa la Farándula, tal como la idearon pensadores de la “casa de Sobral” hace ya más de 40 años, como continuidad y superación de las estudiantinas.