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Condena en suspenso y libertad para celoso e irascible boxeador

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Condena en suspenso y libertad para celoso e irascible boxeador
Javier Gauna, todavía con las manos esposadas, poco antes que comenzara el juicio. Luego confesó y obtuvo una condena en suspenso

Javier Gauna parece tener una frase de cabecera: “Te voy a cagar matando”. Primero amenazó a un vecino por una deuda, luego a la pareja de éste y finalmente a su exnovia, a quien agredió físicamente. Estuvo cinco meses en la cárcel. La Justicia le dio una nueva oportunidad

Javier Gauna, todavía con las manos esposadas, poco antes que comenzara el juicio. Luego confesó y obtuvo una condena en suspenso

Un iracundo y celoso boxeador villamariense fue condenado ayer a tres años de prisión en suspenso y quedó libre ni bien concluyó la audiencia, luego que confesara haber agredido a su expareja, una conocida pugilista e instructora en defensa personal, y a otras dos personas de barrio Los Olmos.

Se trata de Javier Alejandro Gauna (27), quien reconoció los violentos hechos cometidos el 25 de enero y el 23 de julio del corriente año en perjuicio de Edgar Ceballos, Mariana Castro y quien hasta hace cinco meses era su concubina, la también boxeadora Gabriela Alejandra Ramos (34), más conocida como “la Leona” en el ambiente del deporte de los puños.

Gauna, nacido en Villa María el 6 de abril de 1990, aunque vivió algunos años en la ciudad de Córdoba y en Río Segundo, fue declarado autor penalmente responsable de los delitos de “amenazas reiteradas”, “daño” y “desobediencia a la autoridad”. Sin embargo, como carecía de antecedentes, la pena impuesta fue de ejecución condicional, circunstancia que le permitió recuperar la libertad.

A poco de comenzado el juicio, el irascible sujeto admitió haber amenazado de muerte a la pareja conformada por Ceballos y Castro, como así también a la mujer con la que había convivido cuatro años, a quien incluso llegó a tomar del cuello y le rompió el teléfono celular en medio de una escena de celos por una foto que Ramos recibió a través de WhatsApp.

La confesión lisa y llana de los hechos posibilitó que el juicio se realizara bajo la modalidad de trámite abreviado.

 

Insultos y amenazas

De acuerdo con la acusación, alrededor de las 10 de la noche del 25 de enero, Gauna se hizo presente en el domicilio de Ceballos, sito en Salto Grande 1677 de barrio Los Olmos para reclamarle una deuda por la venta de una moto.

Fue entonces cuando a viva voz le advirtió: “Vení que te cago a trompadas”. Y cuando la pareja del dueño de casa se asomó por la ventana, agregó: “¡Te voy a cagar matando! ¿Querés que lo reviente adelante tuyo?”

“Ya te voy a agarrar en tu trabajo, te voy a reventar, te voy a matar”, le gritó desde el medio de la calle a Ceballos antes de retirarse del lugar.

 

Amenazas y violencia

El segundo hecho, más grave aún, se produjo minutos antes de las 7 de la tarde del domingo 23 de julio, cuando Gauna se encontraba en la casa donde vivía junto a “la Leona” Ramos y sus dos pequeños hijos, por entonces de 2 y 3 años, ubicada en Lago Argentino 532, en el ya citado barrio villamariense.

La mujer le pidió que conectara su celular para escuchar música y cuando Gauna lo tenía en las manos, vio una foto que acababa de enviarle un amigo en la que éste aparecía con el torso descubierto y un peluche en la mano.

“¡Decime quién es este hijo de puta… decime o te hago bosta el celular!”, vociferó el agresor, y de inmediato la amenazó diciéndole: “Hija de puta, quién es, te voy a cagar a palos, te voy a cagar matando”.

La agresión verbal se hizo física cuando Gauna tomó a Ramos por el cuello en tres ocasiones y le advirtió: “Andate de la casa, sos una puta”. Seguidamente, arrojó el celular al suelo y lo rompió.

Como al momento del incidente la víctima se encontraba acompañada por algunas de las alumnas a las que les enseña defensa personal, una de ellas intervino para evitar que la pelea pasara a mayores y casi de inmediato llamó a la Policía.

Luego de algunos minutos llegaron al lugar dos efectivos de la Patrulla Preventiva, que detuvieron a Gauna en flagrancia. Poco después, Ramos radicó la denuncia en la Comisaría y al día siguiente, cuando la Justicia tomó cartas en el asunto, dictaron una orden de restricción que impedía al agresor mantener cualquier tipo de contacto con Gabriela.

Sin embargo, encontrándose en la cárcel, el colérico pugilista llamó un par de veces a su expareja (utilizó el celular que otro interno tenía ilegalmente), con lo cual incurrió en el delito de “desobediencia a la autoridad” por incumplir la orden de restricción judicial.

 

Juez y partes

El juicio fue presidido por el camarista Félix Martínez y contó con la participación del fiscal Horacio Vázquez, del abogado defensor Antonio Alarcos y de la secretaria Patricia González.

Además de la condena en suspenso, el juez Martínez le impuso a Gauna una serie de reglas de conducta (principalmente la de abstenerse de mantener cualquier tipo de contacto con Ramos) que deberá cumplir de manera estricta, porque de otro modo será revocada la condicionalidad de la pena y volverá a la cárcel.

 

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