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Dice haber sobrevivido a la tragedia de Once y pide ayuda en las esquinas

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Dice haber sobrevivido a la tragedia de Once y pide ayuda en las esquinas
“Cuando logro hacer un poco más y me alcanza, me alquilo una habitación”, sostuvo Julio

La mayoría de las noches duerme en la explanada de la Catedral

Julio Altamirano hace dos años está en la ciudad. Con un cartel apela a la colaboración de los villamarienses para conseguir algo de dinero para pasarle a sus hijas

Según contó, hace dos años está en la ciudad y sus hijas viven con una tía

Julio Altamirano tiene 29 años, asegura haber estado en el primer vagón del tren 3772 de la línea Sarmiento en la estación terminal de Once cuando el 22 de febrero de 2012 a las 8.30 colisionó contra los paragolpes de contención.

En la ciudad se lo puede observar en diferentes esquinas con un cartel que dice: “Disculpen las molestias, yo duermo en la calle con mis hijas a causa de que me sacaron la pensión. Con su colaboración ellas pueden comer el pan de cada día, desde ya muchas gracias y que Dios los bendiga”.

“Hace casi dos años que vivo en Villa María. Era una persona que cobraba la pensión por discapacidad, pero en mayo me la sacaron y eso me obligó a estar durmiendo en la calle hace más de un año. Estuve en la tragedia de Once. Perdí a mi señora y a mi hija”, aseguró Julio, quien aprovecha el rojo del semáforo para mostrar el cartel y “levantar” algunas monedas.

“Estoy con este cartel pidiendo una humilde colaboración a la gente, para yo poder pasarle dinero a mis hijas que por orden judicial están viviendo con la tía acá”, mencionó.

Sobre el trágico día contó: “Mi señora vendía medias arriba del tren y yo café. Ese día el clima estaba muy feo y habíamos pensado no ir a trabajar porque teníamos que cruzar toda la villa, pero fuimos igual. Yo había vendido todo el café, pero a mi novia le quedaban algunas medias, entonces me dijo que nos subiéramos a ese tren para ver si vendíamos las que tenía. El destino quiso que estemos en el primer vagón. El recuerdo que tengo es que sentí el impacto y las abracé. Me golpeé la cabeza y no recordé más nada. Me desperté después de haber estado en coma durante meses, me falta el hueso frontal de la cabeza (muestra) y también tuve un desprendimiento de retina y de nervio óptico, lo que provocó que yo perdiera la visión de mi ojo izquierdo y soy epiléptico”.

Altamirano aseveró que “perdí a mi señora y a Luz, Valentina perdió su pierna izquierda”, dijo sobre su familia, además tiene otras dos hijas de otra pareja que viven en la ciudad.

“Me da vergüenza ajena, la muerte de mi señora y mi hija no me la van a poder pagar. Hace unos días me dijeron que se habían iniciado unos juicios, yo lo único que espero es que se haga, pasaron muchos y no tenemos justicia”, reclamó.

Con respecto a la vida que lleva adelante, dijo que “hay días en los que hago 300 pesos y se los hago llegar a mis hijas y decido dormir en la calle; otros días puedo hacer un poco más y me alcanza para alquilar una habitación”. Cuando no le alcanza duerme, con un primo, en la explanada de la Catedral.

 

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