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El largo camino judicial de una docente para que le reconozcan sus derechos

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El largo camino judicial de una docente para que le reconozcan sus derechos
Mónica Donoso, docente despedida de la Municipalidad

Mónica Donoso pidió ayer por nota a la Municipalidad que cumplan con la indemnización correspondiente tras dejarla, sin causa, sin el trabajo que venía desarrollando

Mónica Donoso, docente despedida de la Municipalidad

En enero de 2014, la maestra jardinera que se desempeñó por casi siete años en guarderías municipales, recibió un telegrama de despido. A partir de allí, inició un camino judicial que se prevé como largo y sinuoso.“En primer lugar, intentamos que sea admitida la demanda en el fuero laboral”, dijo Guillermo Romero, el letrado patrocinante de la docente Mónica Donoso. “Sin embargo, el juez se declaró incompetente indicándonos que recurramos a la vía contencioso administrativa. Esa vía es la apta para los empleados públicos, pero como Donoso era facturante, es decir, trabajaba para una dependencia pública, pero en negro, es un camino sinuoso. Pareciera que hay una zona gris en materia de jurisdicción para el reclamo de los empleados públicos que están precarizados”, agregó.

De esta manera, y como estrategia para seguir los pasos necesarios a los fines de que el reclamo llegue a buen término, resolvieron agotar la vía administrativa y ayer, presentaron una nota formal ante la Municipalidad de Villa María en la que solicitan el “pago del mes de despido, indemnización por antigüedad, aguinaldo proporcional, vacaciones impagas, preaviso y daño moral o sumas equivalentes en concepto de daños y perjuicios”.

En la nota, destaca que con su despido “se ha aplicado una sanción expulsiva sin sumario previo y sin otorgarse la minima posibilidad de defensa”.

Cabe señalar que tras el telegrama en el que le informaban que prescindían de sus servicios, no le abonaron, según informó, ni el salario de enero ni ninguna indemnización por los años trabajados.

 

“Rehenes” de la política partidaria

Donoso tiene una amplia trayectoria como docente con un legajo intachable. Por años trabajó siendo facturante en distintas guarderías municipales y cuando se abrieron los concursos, rindió con la esperanza de pasar a planta permanente. No le fue nada mal: quedó segunda y como la maestra que obtuvo el primer lugar renunció, no tenía más que esperar que le llegara el nombramiento. Sin embargo, le llegó el telegrama de despido.

“Yo tengo claro lo que pasó, porque me lo dijeron expresamente: estaba en una lista negra”, indicó.

Asegura que durante la intendencia de Eduardo Accastello “era muy difícil trabajar” porque los obligaban “a asistir a actos políticos, a ser fiscales del partido, a repartir votos y todas cuestiones extras al trabajo”. “Mis excompañeras me dicen que ahora con la gestión de (Martín) Gill cambiaron las cosas para bien”, aclaró.

“La discusión era que ellos me decían: ´vos le debés el trabajo a Accastello´. Yo creo que no nos debemos nada, dado que por mi parte, cumplía con mi trabajo siete horas por día durante 35 horas semanales y ellos me pagaban por eso. Yo puedo ser católica, atea, peronista o radical, que no cambia mi condición de docente y trabajadora”, planteó.

Dijo además que como madre de un hijo con discapacidad, no podía quedarse fuera de hora “y menos para ir a algunos actos partidarios”. “Cuando les explicaba que tenía que volver a casa, porque ya había programado un turno con la fonoaudióloga o con algunas de todas las terapias que tiene que hacer, mi jefa, Mariela Pajón, me decía que ella también tenía que llevar a su hija a danza, que era lo mismo. Me parece que no entienden nada”, explicó.

Hoy, salió adelante junto a su familia, pero no puede dejar de señalar “el daño” que sufrió. “Alguien tiene que hacerse responsable de la manera en que juegan con la gente. Y aunque sea largo y sinuoso, seguiré adelante hasta tener una respuesta a mi reclamo”, concluyó.

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