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“El taller vive gracias a la escuela”

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“El taller vive gracias a la escuela”
Parte del grupo de chicos que participan del taller junto a Marcelo Dughetti, el motivador del proyecto. El apoyo de la institución fue clave

Desde hace un par de años funciona un taller en la Escuela Mariano Moreno y en el Instituto Manuel Belgrano, un interesante proyecto institucional que surgió desde la biblioteca, donde los chicos jugaban en cada recreo

Parte del grupo de chicos que participan del taller junto a Marcelo Dughetti, el motivador del proyecto. El apoyo de la institución fue clave

Una interesante experiencia se desarrolla desde hace casi tres años en la Escuela Mariano Moreno y en el Instituto Secundario Manuel Belgrano de esta ciudad.

En tiempos de dispositivos electrónicos y juegos ante rivales virtuales, un grupo de alumnos disfruta de un taller de ajedrez, la única experiencia que se desarrolla en el plano local a nivel de instituciones educativas.

Rememorando otras experiencias, habría que remontarse hasta tres décadas atrás, cuando otras instituciones a partir de un taller fomentaron y promovieron la práctica del juego-deporte-ciencia. El Instituto Rivadavia y el actual IPEM 49 tuvieron talleres impulsados por el recordado ajedrecista Jorge Beltrán. El Instituto Belgrano en ese tiempo supo tener una escuadra que participaba de competencias colegiales con apoyo de la institución, pero no promovidas a partir de un taller. Eran los mismos alumnos los que se habían propuesto para formar parte del equipo. Se jugaba en los recreos, pero todo eso se fue perdiendo.

 

Desde la biblioteca

Marcelo Dughetti es bibliotecario, está en la escuela hace 14 años, fue maestro de primaria y hace tres está en la biblioteca, en turnos de mañana y tarde. Desde ese espacio del Belgrano y del Mariano Moreno comenzó a transmitir su amor por este juego. A partir de eso se generó una vivencia muy particular.

“Amo el ajedrez como juego, deporte y arte, aunque no soy un gran jugador. Hace tres años, cuando tomo la biblioteca de la escuela, creí que podía comunicar la pasión y llenar un vacío. Y darles la posibilidad a los chicos de enamorarse del juego. Empecé a poner unos tableros en los recreos y los chicos empezaron a venir a jugar. De ahí en más fue todo en crecimiento. Hubo muchos que empezaron a preguntar qué era el juego y sus reglas. Todo fue fluyendo a la necesidad de un taller. Entonces lo programé, lo planifiqué, armé un proyecto y lo presenté al director de la primaria, Juan Carlos Mercado, quien a su vez es presidente de la Asociación de la escuela. El lo analizó junto al director y vicedirectora de la secundaria. La Asociación Juan Rocchi decidió darle cabida al proyecto porque vio chicos interesados y le interesaba promocionar eso en ellos. Empezamos a trabajar de manera institucional y se compraron más tableros. La Asociación ha mostrado mucho entusiasmo apoyando y comprando muchos elementos”.

“Tanto la primaria como la secundaria y la Asociación, que comanda ambos niveles, estuvieron de acuerdo. Estaban aceitados los engranajes y ahora dependía de mí, de la voluntad que tuviera para llevarlo adelante y, por supuesto, del empuje de los chicos. Así llevamos tres años del taller. Los chicos juegan en tableros, también en computadoras. Las dos computadoras tienen los juegos de ajedrez. Cuando no alcanzan los tableros pasan a las computadoras”, contó Dughetti.

 

Los objetivos y los inicios

“La intención es que se apasionen por el ajedrez como deporte, ciencia y arte, que lean literatura y hacer que aprendan a respetar las normas de juego. Que sean muy educados en su desarrollo. No queremos campeones, queremos hacer gente buena y que el ajedrez sirva para eso. Es un taller para iniciar y contener”, comentó

“El interés comenzó tanto en primaria como en secundaria. A tal punto que no alcanzaban los tableros. Pregunté a la Asociación si se podía comprar otros tableros y me dijeron que sí. Siempre que pedí algo por el ajedrez, había como una conciencia de parte de la gestión. Fue muy importante eso. No tuvo que pelearlo. Hice el proyecto, lo presenté, hice el pedido, presenté los presupuestos, fui a buscar los elementos, pero ellos sabían que esto era importante, que es importante”.

El taller se desarrolla todos los miércoles para alumnos de ambas instituciones, los de la primaria concurren de 18 a 19 y los de la secundaria de 19 a 20.30. Son cerca de 40 chicos entre ambos niveles los que participan.

 

El crecimiento

“Es increíble el nivel que han alcanzado algunos de ellos. En particular tres de ellos, Gonzalo Benetti, Gonzalo Georgetti y Lautaro Billagra, entre los más importantes. Esto lo comenta un campeón como es Diego Seia y otros dos ajedrecistas que organizan la actividad en la ciudad, como Pablo Paris y Mauricio Pavignano. Ellos tres opinaron que los pibes ya están preparados para dar un salto. Por este motivo nos empezamos a relacionar con otras escuelas de ajedrez, como la Municipal y la del Club Sarmiento. Ellos vinieron a dar simultáneas y los chicos a participar de los torneos. Tiene mucho que ver el interés que ellos ponen en esto y ya salieron de la frontera del taller”, comentó.

“En general el taller de secundaria ya tiene características muy importantes. Podemos sumarle dos jugadoras femeninas, Tiziana Scotto y Giuliana Galoni. Y en la primaria hay gente muy buena, como Martina Checón, Maximiliano Capitani, Leonardo Cabral, que van a sexto grado”, describe el docente.

“Muchos de los chicos que vienen estudian solos, investigan, leen literatura de ajedrez y participan de torneos. Han llegado a instancias que no hubiera pensado. Hace dos años que participan de un taller dos veces por semana y ya participamos de dos provinciales, uno en Villa María y otro en Córdoba, con buenas posiciones”, destaca con una emoción que no puede esconder en sus gestos.

“Hay otros chicos que han crecido mucho, como Iván Druetta, Joaquín González, Ciro Vaudagnotto, Máximo Gea, Matías Arraya, Mateo González, Juan Flores, Pablo Ojeda, están jugando y muestran intenciones de seguir adelante”, destaca.

 

El apoyo sostenido

Dughetti no deja de valorar y agradecer por el apoyo que recibe: “Los profesores Juan Mercado, Leticia Pérez y Jorge Valdez hicieron siempre fuerza para que las cosas del taller siempre estuvieran bien y la gestión diera resultados”.

“El taller vive gracias a la escuela. La escuela es un lugar donde podés hacer cambios o cosas buenas o podés no hacer nada. Acá se hace. La escuela apoyó siempre al taller. La Asociación Juan Rocchi hace unas semanas compró 10 relojes digitales, tableros, pagan los cánones cuando participan de los torneos. Hay un acompañamiento y un interés. Eso es muy valorable”, destaca.

“No soy un buen jugador, pero serví como herramienta para que los chicos mantuvieran espacio. Estoy contento por haber formado el taller. Me dio la posibilidad de estar con un grupo de gente a la que adoro, de la que aprendo muchísimo, que me acompaña mucho y le pone mucho esfuerzo. Después de estar todo el día en el colegio, se quedan una hora más para venir al taller y luego van a todos los torneos que se hagan en la ciudad. El taller funciona y vive gracias a todos estos pibes”.

“Nada hubiera sido posible sin el apoyo de la Asociación Rocchi, con la compra de materiales, ayudando para que los chicos fueran a distintos torneos. Siempre apoyaron en todo. La actual gestión nos ha dado todas las posibilidades de crecer. Acá organizamos un torneo, Caballo de Rey, y los premios fueron tableros y libros de ajedrez”, agregó.

 

La relación con otras escuelas

“No soy nadie en el ajedrez, creo que eso está claro. Pero serví como una herramienta para que los chicos mantuvieran la pasión por el juego, mantuvieran ese espacio y se pudieran ir perfeccionando en otras escuelas, como la del Sarmiento, con Diego Seia y Mauricio Pavignano, o con Pablo Paris y Juan Alcántara en la Escuela Municipal. Esas dos instituciones han recibido a los alumnos del Mariano Moreno y del Belgrano y los prepararon. Tenemos buena relación con ambas”, destaca.

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