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En defensa de la democracia

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En defensa de la democracia
Militares golpistas Mohamed Alí Seineldín y Aldo Rico

Escribe Jesús Chirino
Nota Nº 493

El 16 de abril de 1987 Ernesto Barreiro, mayor del Ejército, se amotinó en el Comando de Infantería Aerotransportada de Córdoba, negándose a concurrir al juzgado que lo investigaba por cargos de tortura y asesinato. Esa reacción se extendió a otros militares y fue ganando cuarteles; así, el teniente coronel Aldo Rico, a cargo de un regimiento en Misiones, comenzó a liderar la amenaza sobre el Gobierno nacional desde la Escuela de Infantería de Campo de Mayo.

El levantamiento de los ultraderechistas “carapintadas” exigía la renuncia de los altos mandos del Ejército y “mejores” condiciones para quienes eran juzgados por violaciones a los derechos humanos. Todos conocemos cómo se resolvió aquella situación y el “felices Pascuas” de Alfonsín que quedó en la historia. Pero más allá de cualquier valoración de la resolución del conflicto, debe recordarse el grado de movilización que logró la ciudadanía en la oportunidad. Villa María también se movilizó y es oportuno repasar algunos aspectos de las expresiones públicas que tuvo el pueblo de nuestra ciudad.

 

Día de la Defensa de la Democracia

El domingo 19 de aquel abril la ciudad se expresó de manera contundente tanto en las calles como en el seno de diferentes organizaciones. Incluso pocos recordarán que existe la Ordenanza Municipal 2.375, aprobada ese día en la sala del Concejo Deliberante y promulgada el 17 de julio del mismo año mediante Decreto 172 «A». Esta norma legal declaró el 19 de abril “Día de la Defensa de la Democracia en Villa María”. En su texto puede leerse que la fecha se establecía “para que se recuerde la gesta popular en defensa de las instituciones constitucionales y populares argentinas”. Se aclara que la actividad se desarrollará en “todos los establecimientos públicos dependientes de la municipalidad, invitándose a todos los institutos educacionales de todos los niveles, públicos y privados…”.

Realmente se trató de una gesta de la cual participó el pueblo de la ciudad. Aquel domingo el presidente de la Nación, Raúl Alfonsín, pronunció dos discursos, en unos de ellos señaló la rendición de los sublevados y pronunció el “felices Pascuas”. Lo que sucedió en Villa María quedó documentado en la edición del 20 de abril de EL DIARIO que cubrió todo el ancho de su tapa con el título “Se rindieron los rebeldes”, a la izquierda una foto de Alfonsín, a la derecha la del teniente coronel Aldo Rico. En el centro de la portada se observa la imagen de una de las dos marchas que durante el día anterior se produjeron en el centro de la ciudad.

 

Villa María contra los sublevados

Aquella mañana, con la Bandera nacional presidiendo la manifestación, más de 1.500 personas recorrieron las calles céntricas de la ciudad poniendo en claro que repudiaban la sublevación de los militares. El nutrido grupo elevaba estandartes de organizaciones políticas y a su paso sumaba la adhesión de automovilistas que hacían sonar las bocinas y peatones se detenían para saludar con los brazos en alto.

La noche anterior el Concejo Deliberante albergó a un nutrido grupo de dirigentes y militantes de diversas organizaciones políticas. Desojaron allí las horas nocturnas con expectativa por la información que pudiera surgir. Junto a los concejales, compartieron la vigilia dirigentes políticos, sindicales y juveniles. Por la mañana se produjo la referida marcha hacia plaza Centenario. De ese acontecimiento EL DIARIO señala que «fueron constantes los cánticos en favor del Gobierno constitucional y muy duros los estribillos para con los militares».

Se había creado una comisión multisectorial de defensa de la democracia que coordinaba las acciones de las diferentes organizaciones y en el acto se dio a conocer una declaración en la que se decía: “Los partidos políticos, las organizaciones sindicales, estudiantiles, empresariales y comunitarias y el pueblo de la ciudad de Villa María, frente al mantenimiento de la vergonzosa actitud de subversión del orden constitucional sostenida por fracciones del Ejército, reunidos en esta histórica plaza realizamos la siguiente proclama: nuevamente los argentinos asistimos con consternación al choque de dos concepciones de la estructura de la Nación: la que se basa en el imperio del derecho y la que se sustenta en la violencia de los hechos”. En el mismo documento se decía que no existía “espacio para indiferentes” agregando “no dejaremos retroceder el reloj de la historia, hemos aprendido que con la cabeza gacha no se llega a ver el porvenir”. También se remarcaba que “las naciones no transitan en vano los caminos de su padecimiento. El pueblo, volcándose en estos momentos sobre las plazas de la Nación porque mucho ha vivido y mucho ha sufrido, está hoy de pie, con las manos tomadas, bajo la misma bandera que amamos, haciendo frente al desafío y ofreciendo el espectáculo de un país movilizado en defensa de sus instituciones”.

 

Segunda marcha

A las 18 de aquel domingo, en el edificio del Concejo Deliberante de la ciudad se seguían las alternativas de lo que pasaba en Buenos Aires. Algunos de los numerosos dirigentes y militantes políticos escuchaban por radio mientras en otras dependencias de la antigua casona había quienes permanecían atentos a la pantalla de la televisión.

Luego del discurso de Alfonsín a su regreso de Campo de Mayo se aflojaron las tensiones y apareció la alegría por la rendición de los sublevados. Entonces salieron a la calle y con la Bandera argentina al frente, nuevamente marcharon hacia la plaza Centenario. Por momentos la nutrida columna ocupó todo el largo de una cuadra. Entre los manifestantes podían identificarse banderas de APDH, UTN, Partido Intransigente, Partido Comunista, Frente del Pueblo, Iescer-Fundacer.

EL DIARIO recogió declaraciones del presidente del bloque radical, Luis Caronni, quien dijo «es un triunfo del pueblo argentino». La concejala Cecilia Fernández, «con lágrima en los ojos , resaltó el valor que el pueblo ha demostrado dar a la democracia». En tanto que el titular del bloque justicialista, Carlos Caballero, «manifestó su esperanza de que sea éste el principio de la subordinación de las fuerzas armadas al poder civil».

Luego de la noticia, la regional de la Confederación General del Trabajo levantó el paro, por tiempo indeterminado, establecido por la comisión nacional liderada por Saúl Ubaldini. La regional local había adherido previendo el cese de actividades para las 10 del lunes. A las 11 se realizaría una concentración en la esquina de Corrientes y San Martín, donde se leería un documento en defensa de la democracia y la Constitución Nacional. Los dos únicos oradores designados para el acto serían el bancario Luis Juárez y el mercantil Hugo Eusebio. Igual el lunes se mantuvo el estado de movilización produciéndose actos en el Instituto Secundario Bernardino Rivadavia, también el Iescer (actual Inescer) donde se realizó una asamblea presidida por Angel Diego Márquez, para analizar los acontecimientos que habían sucedido durante Semana Santa. De este encuentro participaron dirigentes peronistas como Javier Sosa, Eduardo Accastello, también el militante de Franja Morada Carlos Gazzera, quien señaló que «si cuatro o cinco sediciosos pusieron en vilo a todo el país, esto demuestra que el poder no está en el pueblo». También señaló que «el sábado por la noche salimos a reclamar la solidaridad de otros jóvenes y nadie respondió, por el contrario, fuimos repudiados por gente que no viste uniforme».

Recuerdo que varios recorrimos las calles del centro, entrando en varias confiterías, hablando con un megáfono para explicar lo que estaba viviendo el país. Los resultados fueron los descritos por Gazzera. Pero también es cierto que más allá de los indiferentes de siempre, gran parte de la ciudad se movilizó y se paró en defensa de la democracia y eso es un gesto que merece ser recordado.

 

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