
A las 21.30 se presentará con un “Dadyman” renovado. En la nota habló sobre su puesta, su defensa al kirchnerismo, el repudio a la corrupción y también de su amistad intacta con Miguel Del Sel

Hablar con Dady Brieva es igual que conversar con un pariente de relativa lejanía o un amigo que hace mucho que no ves. “Che, y decime: ¿Villa María está más grande que Río Cuarto? Porque me dijeron que está espectacular”, suelta en el primer intercambio con este periodista.
Esa facilidad para generar empatía instantánea con el otro es una de sus cualidades más destacadas y, sumada al trato simple, risueño y campechano que lo caracteriza, ha logrado establecer un formato de comicidad más fresco y cotidiano.
“Tengo varios amigos en Villa María -continúa-, como Paesani, y gente que respeto como (Juan Carlos) Quaglia, que antes tenía el Anfiteatro y quien nos ha traído con los Midachi. La verdad que fue un referente de los festivales que se animó a traer cosas diferentes a lo que hacían Cosquín y Jesús María”.
-Venís con “Dadyman, recuerdos de barrio”, aunque con monólogos nuevos.
-Sí, está renovado, pero no voy a decir como esos grupos que dicen “con canciones nuevas” y son sólo dos o tres, nada más. La gente ya sabe más o menos con qué se va a encontrar.
-Es increíble cómo generás un vínculo afectivo con el público con tus historias.
-La intención es esa. Que nos alejemos de los ruidos de todos los días y empecemos a valorar algunas cosas de aquellos tiempos de nuestra infancia o de nuestra juventud. La idea es que escuches y te quedes patinando en el lugar, donde una parte del cerebro esté oyendo y la otra recordando a tu abuela, por ejemplo. Es como que se activa un dominó de recuerdos. Además es una manera de contraponerse a esta época donde todo da lo mismo, pensando en los jóvenes que soñaban un mundo mejor.
“No soy un necio ni un ciego”
-Esa nostalgia también es una nostalgia peronista, ¿o no?
-Sí, es cierto. En parte son “memorias de un niño peronista”. Pero tengo que decir que mi familia era como muchas en nuestro país, totalmente dividida. Bueno, igual como ahora. Mi madre era totalmente “gorila” y las reuniones familiares terminaban a los botellazos, y no lo digo metafóricamente. De todas formas, la vida se transitaba normal y había felicidad.
-Hace poco declaraste a Perfil que “al teatro me va a ver la mitad de la gente porque la otra mitad me putea”. ¿Es un chiste o es tan así?
-No es un chiste. Y ha habido casos de gente que me puteó. Pero está bien, se banca y se pelea en todos lados. Por lo menos ahora se habla, se discute y hasta es saludable que haya una diferencia. Sólo cambió esto en los 90 cuando nadie cuestionaba nada.
-¿Cómo te afectaron los casos recientes de corrupción del Gobierno K, como el de López?
-Me parecieron una mier… No soy un necio ni un ciego. Apoyé al Gobierno anterior, pero aun trabajando en radio, con la pauta oficial en la AM 1190 (radio América), también era crítico. Como no soy parte ni nunca fui parte del Gobierno lo hacía. Yo no compro a tranquera cerrada y nunca me gustaron cuestiones como las de Milani, Skanska o Boudou. Pero tampoco soy de esos que al primer tirito se van. Que cuando ven que parece que se inunda dicen “yo me voy de acá”.
-¿Anhelás un peronismo unido o creés que ya no es imposible?
-Mirá, hay de todo adentro del peronismo. Es como el catolicismo, que tiene violadores, curas que apañaron dictaduras, curas buenos. El peronismo es muy amplio, tiene 70 años y me lo banco así.
“Siempre hablamos con Miguel Del Sel”
-¿Cómo se te ocurrió hacer esos videos irónicos con el Gobierno actual en YouTube?
-Igual que cuando nos pusimos pelucas con Midachi y empezamos a actuar. Me parecía algo tan zonzo, de sólo dos minutos, que nunca pensé que iba a tener repercusión. Si sabía, dejaba la gira y empezaba a hacer más vídeos (risas).
-¿Te seguís hablando con Miguel Del Sel?
Sí, por supuesto. Siempre nos hablamos. A veces los medios arman notas con títulos como que uno habló mal del otro y entrás a la nota y no dice nada. Incluso, te digo que en octubre vamos a ir visitarlos allá a Panamá (N. de la R.: Del Sel asumió como embajador de ese país, nombrado por el presidente Macri).