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Es la reserva del año

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Es la reserva del año
Rivadavia protagonizó una temporada fantástica en Reserva, logrando ambos campeonatos. Abajo, directivos del club y el capitán Nicolás Ferreyra muestra la segunda copa del año

Rivadavia igualó sin goles ante Alumni y, ante el 2 a 1 en la primera final, se consagró bicampeón en segunda división, en el centenario del club

Escribe: Juan Pablo Morre

Rivadavia protagonizó una temporada fantástica en Reserva, logrando ambos campeonatos. Abajo, directivos del club y el capitán Nicolás Ferreyra muestra la segunda copa del año

¡Bicampeón, bicampeón!. Fue el grito final de la Reserva de lujo de Rivadavia, que en el centenario del club, le otorgó una temporada fantástica, con dos títulos. Ayer finiquitó con un claro 0 a 0  la final del Clausura con Alumni y entonces pasó a ser determinante la victoria (2-1) del Verde en Plaza Ocampo, en la primera final.

El Fortinero tuvo a minutos de extender la serie a los penales, con un tremendo disparo de Elías Delsole, pero la pelota dio en el ángulo izquierdo del arco defendido por Diego Frandino. “Es la suerte del campeón”, tiró uno de los pibes desde afuera, mientras se comía las uñas por los nervios, junto al resto de sus compañeros.

Es que el Fortinero, con un elenco plagado de juveniles y pese a que tuvo que definir muchas cosas en los últimos días, fue un hueso duro de roer; pero también la falta de eficacia del Verde le impidió definir la cuestión antes de tiempo; principalmente porque la figura del cotejo, Richard Echegaray, no pudo redondear su muy buena actuación con un gol, porque el travesaño le dijo que no en el primer tiempo y, en el complemento, el arquero le impidió la conquista.

De igual modo, más allá de ese impulso en la parte final del partido que tuvo Alumni con mucha gente en ofensiva, el trámite prácticamente tuvo controlado por el local, con jugadores de mayor aplomo (prácticamente tiene un promedio de jugadores de más de 20 años) y oficio para este clase de juego. Así fue que se fortaleció defensivamente y, en ataque, “Chirra” Echegaray marcó diferencias cuando entró en acción.

Precisamente, el 10 del Verde generó la única chance de gol clara de la primera etapa, con un remate potente de media distancia que reventó el travesaño; dejando en claro el denominador común del cotejo, Alumni con más movilidad pero sin profundidad, y un anfitrión más incisivo cuando llegó al área rival (además del tiro de Echegaray, Ripa tuvo un cabezazo que contuvo Cativelli).

Ya en el complemento, Rivadavia se ubicó en campo propio para cortarle los caminos en ataque al rival, y contragolpeó con peligrosidad en un par de acciones, mientras el rival se vio obligado a arriesgar ante la necesidad de ganar.

Sin embargo, le costó al Fortinero generarle real peligro a Frandino, siempre atento a cualquier envío aéreo a su sector o algún que otro disparo de media o larga distancia. En el último cuarto, llegaron las de peligro. A los 20’, Demarchi hizo pared con el ingresado Ribba y definió suave, permitiéndole a Cativelli despejar con el pie izquierda una pelota que tenía destino de gol y, a los 28’, Echegaray, entre amagues y gambetas, se quedó sin dirección de disparo y nuevamente el arquero rival le impidió el gol. Y, a los 31’, Delsole se hizo el hueco y sacó un tiro impresionante que parecía gol, pero el balón impactó en el ángulo.

Estaba claro, la pelota no quería tener destino de red, para ninguno, y por lo tanto cuando Federico Valle decretó el final, Rivadavia desató el primer festejo de la tarde, lo celebró con su gente, con la copa de campeón, y cerrando así un año impresionante, con dos títulos, una final ganada al clásico rival y ayer a otro poderoso como Alumni. Es decir, es la Reserva del año.

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