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Eve Flores, flamante jueza de la Cámara del Crimen de Villa María

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Eve Flores, flamante jueza de la Cámara del Crimen de Villa María
Eve Flores es de Deán Funes y desarrolló su carrera judicial en Córdoba

Eve Flores fue la fiscal que instruyó la causa por el femicidio de Paola Acosta y que tuvo a su cargo investigar casos resonantes de trata de personas. Juró  hace tres días como vocal de la Cámara del Crimen de Villa María. Desde su nuevo despacho, dialogó con EL DIARIO

Eve Flores es de Deán Funes y desarrolló su carrera judicial en Córdoba

El martes último, Eve Flores juró en la capital provincial para cumplir el cargo de vocal de la Cámara del Crimen, ocupando la vacante que dejó tras su jubilación Silvia Saslavsky de Camandone y ahí mismo, viajó a esta ciudad para iniciar su nueva actividad.

“Estoy muy agradecida por el recibimiento”, dijo la funcionaria judicial a EL DIARIO, mostrando las flores y los carteles con los que le dieron la bienvenida en Villa María.

“Estamos pensando seriamente trasladarnos con toda mi familia, porque combina la tranquilidad de un pueblo, con     el ritmo de la ciudad”, dijo, señalando fundamentalmente la actividad que a su criterio genera la Universidad, con gente “joven, discutidora, que busca aprender”.

En su escritorio, una agenda colorida y dos almanaques (uno de Mafalda y otro con la imagen del cura Brochero) la van definiendo. “Siempre me sentí un poco Mafalda. Porque es observadora y así aprende”, dijo. “Además, soy católica -no fanática, aclaró- y me representa Brochero por el contacto con la comunidad de base”, agregó.

Hizo toda la carrera judicial ocupando los cargos por concurso y después de un tiempo en la Cámara del Crimen de Bell Ville, fue designada en esta ciudad.

Su imagen pública está asociada a la investigación de delitos de trata de personas con fines de explotación sexual y por ser la instructora de casos resonantes, como el femicidio de Paola Acosta en manos de Gonzalo Lizarralde, el padre de la pequeña hija a quien también intentó matar.

-¿Cómo fue transitando esa formación en delitos de explotación de personas?

-Te diría que me fue llevando. Estaba trabajando en tribunales como fiscal de Instrucción, cuando intervine en unas causas específicas. Todavía no se había sancionado la Ley de Trata, que establece la competencia federal a este tipo de delitos y tenía una causa caratulada como “Promoción a la prostitución”. Varias víctimas habían sido captadas en un pueblo de Paraguay, luego trasladadas y explotadas sexualmente en un prostíbulo. Más claro, imposible.

Fue un hecho muy complejo que me llevó a empezar a estudiar porque, por ejemplo, cuando investigás un robo, la víctima viene y te cuenta todo lo que pasó. Cuando tenés al frente a una víctima del delito de trata de personas, baja la cabeza y te empieza a decir que está ahí por su voluntad, que está de acuerdo con todo lo que vive.

Lo primero que te llama la atención es que entrevistas a la víctima A, a la B y a la C y te dicen lo mismo. Entonces, te tenés que despabilar, perdón por el término poco jurídico, pero es una investigación diferente.

Ese caso terminó con condena en la provincia y también la Justicia Federal, pero por violación a la ley de migraciones.

– Después llegó la Ley de Trata…

-Sí, con esa ley, el delito pasaba al fuero federal. Pero como ocurre siempre, hay un tiempo hasta que las cosas se acomodan, como si fuera el movimiento de las placas tectónicas de la Tierra.

A poco de sancionada la ley, y en ocasión de que estaba de turno, una chica se escapó de un prostíbulo. Era extranjera, no tenía documentos y claramente era un caso de trata de personas. Lo comunicamos a la Justicia Federal, que entonces, al menos en Córdoba, era un poco difícil que admitiera ese tipo de investigación.

Efectivamente, lo rechazaron y por esa razón, el entonces fiscal General, Darío Vezzaro, me asigna la función, además de la que tenía como fiscal de Instrucción, para investigar delitos conexos con la trata de personas.

Así las cosas, se dio otro caso que enviamos a la Justicia Federal, lo rechazaron y terminó en la Corte Suprema de Justicia, que dictaminó que tenían que abocarse en el fuero federal. A partir de ese momento, quedó clarísimo y concluimos con esa función especial que me habían asignado. Era el año 2014 y ya había empezado a estudiar específicamente la temática

-¿Son hechos que se pueden investigar a la luz de una perspectiva de género?

-Sí, claro. Yo no podría definirte exactamente qué es la perspectiva de género, pero te puedo decir que es como una lente que te permite advertir en determinadas situaciones, que no se trata de esa situación particular, sino que aparece como emergente de una situación previa. Uno tiene que comprender que la forma en que la sociedad responde y actúa, está guiada por patrones socioculturales. No se trata de una generación espontánea.

Entonces, la teoría de género indica que nosotros somos producto de ese contexto y que nos hemos criado en una estructura patriarcal que te determina qué es ser varón y qué es ser mujer. Y además designa para ellos, determinadas condiciones, como la del mando, la severidad y la fuerza. Y para las mujeres, la obediencia, la docilidad, la dulzura.

En este esquema bipartito hay uno que domina y otro que está subordinado. Es con ese enfoque, que uno puede ver que las formas extremas de manifestación de la violencia de género, es la trata de personas.

Esta violencia sucede en el ámbito privado, en la comunidad y en la sociedad en general. Cuando ocurre en el ámbito privado, estamos hablando de violencia doméstica. En la comunidad, ¿cuándo aparece? La forma más explícita es en las violaciones. A uno se le ocurre preguntar por qué un hombre se siente con el derecho de tomar y poseer a una mujer. Y la respuesta surge claramente: es porque se siente el dueño genérico, según los roles asignados por el sistema patriarcal.

-¿Cuál es el aporte que esa perspectiva da a la Justicia?

-Si sos fiscal y tenés que investigar, te permite buscar las pruebas con esa visión. Saber qué es lo que tenés que buscar. Si sos juez, está en el análisis y el examen que hacés sobre esa prueba.

 

Caso Paola Acosta: el TSJ le dio la razón

Eve Flores fue la que investigó el femicidio de Paola Acosta y elevó la causa caratulándola con el agravante de la alevosía y la violencia de género. La Cámara de Córdoba que juzgó al homicida consideró que Paola no era una mujer vulnerable y por lo tanto, no correspondía el agravante de femicidio. “Lo que argumenté es que justamente, por eso la mataron, porque no era una mujer vulnerable. Era una mujer que peleaba, que luchaba, que se defendía e iba a la Justicia a reclamar el derecho de su hija. Es algo que no se espera de una mujer en un sistema patriarcal”, dijo Flores. Finalmente, el Tribunal Superior de Justicia de Córdoba le dio la razón y agregó el agravante suprimido por la Cámara.

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