

No es exagerado decir que el domingo pasado actuó en nuestra ciudad uno de los próceres de la música popular rioplatense.
El multinstrumentista uruguayo Hugo Fattoruso regresó a Villa María para dar apertura al Ciclo de Música Popular que organiza el Instituto de Extensión de la UNVM junto a instituciones intermedias locales.
Ante más de media sala del auditorio Sobral (ocupada por un público mayoritariamente integrado por músicos, estudiantes y aficionados), el artista ofreció un show de altísimo nivel pero, a la vez, descontracturado y con mucho diálogo con los plateístas. Más bien, como si se hallara en el living de la casa, regalando un set especial para allegados.
El recital, que se desarrolló durante poco más de una hora mediante una puesta austera sobre el escenario, comenzó con una seguidilla de interpretaciones en el piano, hasta el momento en que Fattoruso hizo uso del acordeón.
Allí recordó que el noble instrumento armónico de viento había sido su primera “compañía” musical siendo apenas un niño con inquietudes creativas. Posteriormente lo había dejado de lado para ahondar en los recursos pianísticos, hasta que, para un disco, le hicieron grabar el acordeón. “Me dijeron que iba a ser sólo un tema aunque terminaron siendo varios”, acotó. Ese día inició su renovado idilio con esa mixtura de fuelle, cajas de madera y diapasón.
Su virtuosismo y ductilidad lo llevaron a planear por atmósferas de candombe, vals, música brasileña y milongas, al tiempo que utilizaba su voz como un instrumento más, ya sea aportando al ritmo o tarareando por encima. En un pasaje de la velada invitó a subir a Renato Borghi, músico brasileño radicado desde hace varios años en la ciudad y quien estudiara en la UNVM, para que lo acompañara en la trompeta. La buena sintonía entre ambos permitió que en un tramo de improvisación, Hugo le preguntara a Renato: “Pará que me perdí”, para luego seguir tocando -o fluyendo- como si no hubiera pasado nada.
El exfundador de Los Shakers fue despedido por la audiencia como se merecía, con un gran aplauso cerrado.