El aniversario 150 de nuestra ciudad fue el marco de presentación de estos dos referentes de la música cordobesa, que volvieron a enamorar a los villamarienses
Dos referentes de la música popular cordobesa se hicieron presentes en las vísperas del 150º aniversario de la ciudad, con lleno total en ambos lugares donde se presentaron.
En Mundo Rojo, 2.100 personas deliraron con Ulises Bueno, mientras que en Supperclub 1.700 lo hicieron con La Mona Jiménez, abarcando el inicio y la actualidad del “tunga tunga”.
Un arco de cinco décadas de recorrido de la herencia de la tarantela y el pasodoble que se inició en la periferia de La Docta, con impasse en un salto de calidad musical con la aparición de Chébere, que incluía sintetizadores, vientos y una percusión más completa, que acercó a sectores medios universitarios y clase media.
De gran empatía con los sectores más humildes, el denominado “cuarteto” sigue en pie donde todavía no se ha nacionalizado. Solo el paso del Potro, hermano mayor de Ulises, dejó algunos girones en la Capital Federal.
Ulises sigue demostrando que no es el “hermano de” y agotó entradas varios días antes de presentarse en nuestra ciudad.
Atracción de multitudes
Los entendidos en el tema dicen que La Mona no “mide” en Villa María porque es una ciudad “careta”, pero cabe decir que no todas las bandas funcionan en la ciudad. Por ejemplo, en San Francisco y en el Sargento Cabral, Jiménez rebalsa.
En nuestra ciudad La Barra, Trulala y Sabroso gozan de buena salud, hay tendencias.
Lo que sí es claro, es que la infinidad de bandas cuarteteras que hay en la provincia tienen toda la agenda ocupada de lunes a lunes y están en cualquier rincón de la provincia y otras aledañas.
Acuerdo emocional con el ritmo
Es denostado recurrentemente por los sectores medios, ya que se opina que es una música de poca monta, aunque muchos con algunas copas, en un casamiento o cumpleaños, necesitan de ella para completar la diversión.
El psicólogo Díaz Yadarola, en un estudio acercado a nuestro medio años anteriores, resaltaba que los seguidores del folclore cordobés tienen menos “Superyo” , que es la representación de los pensamientos morales y éticos adquiridos y aprendido por la cultura, que constan de dos subsistemas: la conciencia moral que se refiere a la capacidad de la autoevaluación, la crítica y el reproche.
No hay esa barrera sobre la mirada de los otros, el pasar vergüenza, no hay mandato de lo que es bueno y lo que es malo, hay un acuerdo emocional-racional con el ritmo, que hace cantar y mover todo el cuerpo.
En estos últimos tiempos, existe más el recital de tal o cual artista y no el baile como años atrás. Otro detalle es que el cuarteto, como se lo conoce de forma “cuadrada”, ha tenido un reverdecer con el Bueno de Ulises, que tanto como Jiménez cantan como La Mona, pero mueven honestamente multitudes.
Ni rastros de la operación
El recital de La Mona estuvo repleto de gente, que lo esperaba con ansias para hacer explotar el boliche.
El histórico cantante comenzó a cantar a las 3 de la madrugada, después de la presentación que realizó su hijo Carli sobre el escenario.
Se lo vio alegre, acompañado de una gran banda y con una voz más trabajada. Meses atrás se había operado la garganta, pero no se notó cuando entonaba sus canciones.
Jiménez dijo que hacía 5 años que no actuaba en Villa María y que llegó en el marco «de los 9 años de Supper».
Para deleite de sus fans, empezó cantando «El renegado» y continuó con «Me desespero».
Más tarde interpretó otros éxitos como «La novia blanca» y «La huella de tu amor», que entusiasmó al público como pocas veces se ve.
Por otra parte, se registraron dentro del lugar algunos enfrentamientos entre la Policía y espectadores.
