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Lavanderías desbordadas: entre turnos, negativas y enfados

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Lavanderías desbordadas: entre turnos, negativas y enfados
Las lavanderías no dan abasto, pero reconocen que todo se “normalizará” cuando deje de llover

La cantidad de gente que está llevando ropa a lavar y secar en estos comercios se multiplicó en los últimos días. En algunos directamente no reciben más pedidos, otros dan turnos, pero todos reciben quejas de estos nuevos clientes

Las lavanderías no dan abasto, pero reconocen que todo se “normalizará” cuando deje de llover
Las lavanderías no dan abasto, pero reconocen que todo se “normalizará” cuando deje de llover

Algunos cuelgan la ropa sobre el calefactor, otros hasta la tienden por encima de la cocina, pero hay muchos que no pueden solucionar el problema que significa lavar y secar la ropa después de más de 10 días de lluvia prácticamente ininterrumpidos.

Como consecuencia, las lavanderías de la ciudad no dan abasto.

“Si me traes ropa a lavar hoy, ni siquiera puedo darte turno, directamente no estoy recibiendo más”, contó Valeria, de Lavandería La Espuma, resumiendo en una frase la situación por la que atraviesan la mayoría de estos comercios.

“Cuando empezó el temporal uno piensa que van a ser dos o tres días de lluvia, pero llevamos unos 15 días y el tiempo no se compone, entonces a muchos no les quedó otra que enviar la ropa a la lavandería”, explicó.

Nelson, de Laverap, estimó que “se ha incrementado en estos últimos 10 días en un ciento por ciento el trabajo que tenemos”. Mientras que Adriana, quien lleva más de 8 años en el rubro con una lavandería en su hogar, contó que “si traes la ropa ahora, yo te tengo que dar turno como para el martes recién”.

 

La gente se enoja

La mayoría de las lavanderías tienen una clientela que es habitué y a quienes, en medio de esta vorágine, intentan respetarles los tiempos. “Tengo mi clientela semanal pero la cantidad de trabajo se nos agravó el sábado de la semana pasada, ahora estamos directamente desbordadas”, remarcó Adriana, quien destacó que “habitualmente viene estudiantes, hombres solos, pero también casas de familia con muchos chicos o gente grande que no puede lavar”.

“Hay gente que tiene que entrar a trabajar el lunes, o que trae la ropa de los chicos, y que son personas que vienen todas las semanas, entonces a ellos se les está dando prioridad”, relató Valeria.

Las demoras o las negativas con las que se encuentran algunos de estos “nuevos” clientes ha generado molestias. “Hubo gente que ha venido y se ha enojado porque no pudimos recibirles la ropa para lavar o secar porque estamos sobrepasados”, dijo hasta sorprendida por la situación, y agregó: “Entonces te plantean que cómo puede ser que no le podamos recibir la ropa, se enojan, pero tenemos muchísimo trabajo y no podemos atender a todos, tenemos que tener prioridad con los clientes que vienen siempre y que son muchos”.

Para Adriana, “el tema está muy complicado, sobre todo cuando la gente se enoja un poco y no tiene paciencia, pero no tenemos la culpa de cómo está el tiempo”, de hecho, han redoblado esfuerzos para aprovechar intentar aprovechar al máximo este “veranito” en el rubro: “Tengo el lavadero en mi casa, y me vi obligada a tener que trabajar también a la siesta y quedarme mucho más tarde a la noche para poder cumplir con todos”.

“Hace un ratito vino una señora que nos pedía por favor que le tomemos la ropa para lavar porque tenía que usarla para trabajar, pero realmente estamos sobrepasados de trabajo”, reiteró Valeria.

Todos los consultados coincidieron en que con las lluvias siempre se incrementan los clientes, pero que esta vez los números se magnificaron. De todas formas, hay quienes, a pesar de esto, se encuentran preparados para dar respuesta. “La gente puede confiar que en el mismo día tiene la ropa lavada y secada, nosotros hace más de 30 años que estamos en el mercado y la gente se ha acostumbrado a venir para estas épocas de mucha lluvia o humedad”, recordó Nelson, de Laverap.

“Pasa que nosotros hemos invertido mucho en el tema máquinas y tecnología pensando siempre a futuro, porque Villa María es una ciudad que crece y pesamos que tenemos que estar listos para responderle a ese crecimiento”, explicó.

Finalmente, todos consideraron que “cuando paren las lluvias, todo va a volver a la normalidad” y que los clientes eventuales recién volverán para las próximas precipitaciones consecutivas.

En promedio, cuesta $40 el lavado y $40 el secado de un canasto de ropa en una lavandería.

 

“Eran lugares de reunión”

Por las más de tres décadas que tiene Nelson con su lavandería en la ciudad, ha sido testigo de cómo se ha ido transformando el uso que los villamarienses le dan a este servicio. “Nosotros somos el único lugar de autoservicio para lavar la ropa, porque venís, te damos una ficha y vos podés lavar y secar, entonces antes la gente venía y mientras esperaba el proceso, charlaba con uno, con otro, se encontraba con amigos, se socializaba mucho”, rememoró.

En cambio, actualmente, “todo fue cambiando a punto tal que no sólo que la gente viene y ya no se queda, te deja la ropa, sino que prácticamente no se quieren bajar del auto y nosotros debemos alcanzárselo”.