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No hay villamarienses ni villanovenses preparándose para ser sacerdotes

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No hay villamarienses ni villanovenses preparándose para ser sacerdotes
En 20 años cayó la cantidad de seminaristas en el país casi a la mitad

Lo confirmó EL DIARIO en base a dos fuentes de la Iglesia Católica local. Uno de los pastores consideró que lo óptimo sería que haya entre 10 y 12 seminaristas de las localidades que conforman la Diócesis

En 20 años cayó la cantidad de seminaristas en el país casi a la mitad

La Diócesis de Villa María tiene en la actualidad a siete seminaristas en proceso de formación. Ninguno de ellos pertenece a esta ciudad ni tampoco a la vecina Villa Nueva.

“No son pocos, pero sería bueno si hubiera un poco más”, admitió una alta fuente de la Iglesia Católica local al ser consultada ayer por EL DIARIO.

Como se conoce, en los últimos años cayeron las vocaciones sacerdotales, una cuestión a la que hizo referencia en varias ocasiones el obispo emérito José Angel Rovai, el antecesor del actual titular de esta Diócesis, Samuel Jofré Giraudo. Rovai, quien en la actualidad reside en la capital cordobesa, hablaba con preocupación sobre el tema.

Si de menos vocaciones religiosas se trata, el ejemplo más contundente en la ciudad se visibilizó en el verano pasado cuando la congregación de las Hermanas Adoratrices dejó la localidad porque, por falta de monjas, debieron rediseñar los lugares de intervención. Así dejaron la casa de barrio Carlos Pellegrini desde la que trabajaron con mujeres en situación de prostitución y en vulnerabilidad.

Volviendo a quienes quieren ser sacerdotes, dos fuentes consultadas por este diario confirmaron que son siete los jóvenes de la Diócesis villamariense que se encuentran en el seminario Jesús Buen Pastor, situado en Río Cuarto. Cinco de ellos están en el seminario, y dos se encuentran desarrollando una experiencia en parroquias. “Uno de ellos ya terminó y está próximo a la ordenación y el otro está a mitad de camino. El estar un año en parroquia es parte de la formación”, precisó un cura consultado.

Los chicos pertenecen a localidades como Marcos Juárez, James Craik, Hernando, Los Cóndores y Cruz Alta, entre otras. No hay de estas Villas.

Una persona ligada a la Iglesia sostuvo que la cantidad es escasa si se la compara con lo que sucedía dos décadas atrás. “En 1998 había muchísimos seminaristas de esta Diócesis, muchísimos. Más de 30”, recordó.

Para uno de los pastores consultados, la respuesta sobre si son pocos o no, “no es fácil”. “No son pocos, pero sería bueno si hubiera un poco más. En la región Córdoba estamos muy bien”, afirmó. Detalló que San Francisco tiene dos, Cruz del Eje “tres o cuatro”, Córdoba alrededor de 10 personas y Río Cuarto cerca de 14.

“Si estuviéramos en los 10 o 12 estaríamos bien, pero no es mal número por lo que pasa en el resto de la provincia”, comentó.

En abril pasado, monseñor Jofré se refirió a las vocaciones sacerdotales indicando que el hecho de que este año hayan ingresado dos seminaristas en la Diócesis le permitía ver la vida católica “con moderado optimismo”.

En ese momento admitió que menos de la mitad de los estudiantes del Seminario llegan a consagrarse.

Y sostuvo que el dejar de lado la obligación de ser célibe no aumentaría las vocaciones. “Lo prueban las estadísticas. Las iglesias, como la Anglicana, que admiten hasta mujeres como sacerdotes, lo hacen porque en realidad no tienen vocaciones. Además, no creo que haya que cambiar por necesidad. Lo que hay que preguntarse es si Dios vale la pena”, señaló.

Las estadísticas de la Organización de Seminarios de la Argentina (OSAR) son contundentes. De los 1.501 seminaristas que había en Argentina en 1999, se pasó a 827 en el año 2014.

Hay quienes hablan de la resistencia al celibato, otros cuestionan las características del seminario. Algunos leen que la imagen de la Iglesia Católica viene en caída sin freno y otros que otras como la evangélica acaparan a la juventud en detrimento de la primera. Muchas lecturas, una realidad: cada vez hay menos jóvenes que quieren ser curas.

Diego Bengoa

 

El último caso

Agustín, cura a los 26 años

El 3 de diciembre pasado el obispo Jofré ordenó a un joven sacerdote oriundo de Villa María, Agustín Vedelago, a los 26 años.

“Luego de varios años, el Obispado ordenó a un joven sacerdote”, dice la nota del 4 de diciembre de EL DIARIO. “El único que se ordenara en mucho tiempo en la ciudad”, graficó aquella publicación.

Vedelago comenzó a realizar el Discernimiento Vocacional mientras hacía cuarto, quinto y sexto año del Nivel Medio. Cuando terminó el secundario entró al Seminario. Había egresado como abanderado del Instituto Secundario Manuel Belgrano y a los 17 años ya estaba seguro de lo que quería para su destino.

“Para mí es una gracia muy grande, el Señor en eso me ha ido formando. Mi infancia y mi adolescencia estuvieron marcadas por monaguillos, por el grupo de la parroquia. Mi vocación viene de muy chico”, le contó a este matutino en diciembre.

“Uno viene preparándose mucho, son nueve años de formación”, apuntó el joven pastor.

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