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Qué surge de los primeros vínculos entre capuchinas y adultos mayores

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Qué surge de los primeros vínculos entre capuchinas y adultos mayores
Las tres hermanas de la congregación de Clarisas Capuchinas que llegaron a Villa María

La hermana María Pilar dijo que encontró en los abuelos corazones abiertos y disposición a la charla intimista. Señaló que en varios lugares han visto que la sociedad ve a la tercera edad como descarte. Remarcó que los adultos tienen mucho para dar y enseñar

Las tres hermanas de la congregación de Clarisas Capuchinas que llegaron a Villa María

Tal como se conoció semanas atrás, a mediados de septiembre se instalaron en el Hogar de Ancianos Roberto Velo de Ipola tres hermanas de la congregación de Clarisas Capuchinas.

“Vino gente que se enteró que estábamos aquí por EL DIARIO”, contó ayer la hermana María Pilar, al ser entrevistada por este matutino sobre los primeros contactos con los adultos mayores que residen en la institución municipal de calle Sarratea, en barrio Industrial

“Esta es una obra muy afín a nuestra comunidad. Nosotras tenemos como fin rezar y ofrecernos por los sacerdotes en las distintas obras de misericordia y esta es una obra de misericordia, el cuidar la parte espiritual de ellos”, explicó.

Por eso, consideró que “es una gracia estar acá compartiendo el mismo hogar y el día a día” con los abuelos.

“No solo eso, sino llevarlos a Dios, que es lo más importante”, remarcó.

María Pilar contó que la población residente es numerosa, compuesta en su mayoría por varones y poquitas mujeres.

“Hemos tenido muy buena disposición de parte de ellos y encontramos corazones muy abiertos. Han charlado, comentado sus intimidades, sus cosas, sus problemas”, confió.

Precisó que la tarea en lo espiritual es ir “llevándolos de a poquito a los sacramentos: a la confesión, comunión a los que no la tienen recibida y al bautismo en los casos que no lo tienen, que los hay”.

“Estamos haciendo ese trabajito espiritual, de a poquito, para que día a día puedan llegar más a Dios y a conocerlo”, indicó la religiosa.

Develó que la mayoría de los adultos “tiene un conocimiento de Dios de lo que traen, de su infancia, de lo que han vivido en su historia, su pasado”, ya que “sus padres y abuelos pusieron la semilla entonces tienen una referencia de Dios”, pero apuntó que el trabajo de ellas “es que lo conozcan y se formen un poquito más para que lo vivan ellos y poder contagiar esa misma fe a otros”.

Abocadas a la obra de adultos mayores, confesó que ven que en muchos lugares la tercera edad “es el descarte de la sociedad”. Precisamente en este sentido, subrayó que lo que buscan es “devolverles la dignidad como persona y el ser útil a la comunidad”.

“Han vivido toda una historia, tienen una sabiduría y siempre dan mucho más de lo que pueden recibir de nosotras o de la gente”, recalcó.

Pilar contó que cuando dialogan con los residentes del Velo de Ipola, observan que “tienen esa sabiduría, la de los años, de las anécdotas, de esa experiencia de vida, que también es enriquecedora para el joven”.

“Hoy en esta sociedad materialista no se ve, es como que lo que no es útil no sirve”, cuestionó, y destacó que “para Dios hay otra mirada, que es la que nosotros le ponemos, la que con las hermanas les hacemos ver a ellos, de que son útiles, no sólo para ellos, sino para los demás y que el sufrimiento o lo que tengan que sufrir también ayuda al resto en cómo lo viven”.

“Es una riqueza el estar acá, no sólo para ellos, sino también para los que conviven acá; todos nos enriquecemos”, dijo entusiasmada.

María Pilar es una de las tres monjas de la congregación que se instalaron recientemente en este hogar municipal. No dicen la edad. Ninguna es villamariense, por lo que están conociendo la localidad recién ahora.

Para concretar este objetivo, por el cual se hospedan en departamentos del predio de barrio Industrial, se firmó un convenio entre el Obispado y la Municipalidad.

“La idea es instalarnos por unos años. A nosotros no nos cambian muy seguido, sí vamos estando en distintas obras de las que somos parte pero pensamos permanecer aquí, para llegar a entablar relación con el anciano, que ellos se encariñen en el sentido de que está esa hermana que la conocen, porque cambiársela pronto tampoco es bueno”, describió.

Las capuchinas son autónomas en sus reglas y fines, pero responden al Obispado, según contó ante la pregunta de este cronista.

 

Los abuelos “tienen esa sabiduría, la de los años, de las anécdotas, de esa experiencia de vida, que también es enriquecedora para el joven”.

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