Inicio Culturales Recordando al profesor por antonomasia

Recordando al profesor por antonomasia

0
Recordando al profesor por antonomasia
Alumnos de la Academia Fossa, fundada por Barbero (gentileza “Córdoba de Antaño”)
Alumnos de la Academia Fossa, fundada por Barbero (gentileza “Córdoba de Antaño”)

Escribe Puqui Charras
Especial para EL DIARIO

Es conocido en Villa María el sistema educativo. El paisaje de la enseñanza tiene acreditados méritos de prestigio. Especialmente por la presencia de notables maestros y profesores, algunos de ellos de vasta trascendencia que vienen prestando desde hace muchos años su concurso en diferentes centros educativos.

Entre ellos el profesor Gaspar Barbero. Espíritu fuerte y amplio de importantes condiciones intelectuales y morales que supo hacerse acreedor a la gratitud de sus alumnos y de cuantos lo conocieron.

“Gratitud -como dijera el poeta Geremías Monti- es el especial pedestal ante el cual el tiempo se detiene y se inclina con reverencia”.

Por suerte Gaspar Barbero ha sido recordado en distintas oportunidades con elocuentes testimonios de cariño y reconocimiento.

Así, el Concejo Deliberante de Villa María, en una sincera evocación puso en 1985 su nombre a la plazoleta ubicada en el barrio Santa Ana. Agregando a esto, en 2014 colocó una placa sobre el monolito erigido en memoria de nuestro protagonista.

Asimismo, en uno de los escritos de esa querida personalidad que fuera Horacio Cabezas, figura un párrafo que dice: “La familia de Gaspar Barbero tiene en sus alforjas precioso tesoro de recuerdos y enaltecimiento de la eximia personalidad de este maestro”.

Por otra parte, para enriquecer aún más su acción educadora este servidor intelectual colaboró en diferentes instituciones culturales, entre otras la Sociedad Argentina de Escritores, filial Villa María, en tiempo que era secretario de la entidad Enrique Pfeiffer, quien le dedicara el poema “Pausa para recordar a un maestro”, que dice…

Déjame cubrir una pausa
con el perfil de mi verso
para que escuches el ruido
que producen los recuerdos.

Recuerdos que desparraman
la constante de un intento:
-Retrotraer aquellos años
templados por el tiempo
en que anduvimos juntos
de la mano de un maestro-

Déjame hacer un balance
con cuentas de tiempo viejo,
donde la adolescencia
transfería principios
con ordenados temores
de penetrar en lo incierto.

(Les importó el resultado.
Arriesgaron movimientos.
Se hospedaron en un aula
salpicadas de conceptos).

Déjame hacer una pausa
y trazar el paralelo
entre el ayer y el mañana,
viviendo “el hoy” verdadero,
entre lágrimas ajenas.

Entre nostalgias calientes
de sueños que crecieron
en laberintos difusos
multiplicando los miedos.

Déjame hacer una pausa
para encontrar el aliento,
que memorice alegrías,
que olvide resentimientos
y poder, así, escribir
en el rayado cuaderno
que la prolongación de la vida
la produce el reencuentro
con apretones de manos
y el recuerdo de un maestro.

Argentino por adopción.
Uruguayo de nacimiento.

De oficio “profesor”
de apelativo “Barbero”.

Se agrega a esta lista de reconocimientos la mención especial que le hizo el Concejo Deliberante, solicitada por Carlo Rocco, entonces presidente del Centro Vecinal del barrio Lamadrid, quien pidió se distinguiera su “aporte a la educación, la transmisión de valores más el legado académico y humano”.

El 29 de octubre de 1984, a los 81 años, se iba de esta vida quien fuera una constante entrega de bien a la comunidad.

Valorando la riqueza de su obra, publicamos esta nota por el reciente Día del Profesor, para que siga manteniéndose viva la memoria de quien fuera dedicado al noble apostolado de la enseñanza.

 

Print Friendly, PDF & Email