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Se fue alguien que dio todo por los afectos y el periodismo

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Se fue alguien que dio todo por los afectos y el periodismo
Raúl José, por nuestro compañero Raúl Olcelli
Raúl José, por nuestro compañero Raúl Olcelli
Raúl José, por nuestro compañero Raúl Olcelli

La nota que jamás hubiésemos querido escribir debe ser ahora de las mejores. Porque va en honor de quien escribió, a lo largo de los más de 30 años de EL DIARIO, muchas de las páginas imborrables: Raúl Angel José, que nos dejó ayer. Venía del diario Momentos, del Noticias… del periodismo noble del interior del país, del interior de uno mismo… Bordaba, hacía filigrana con las palabras. Aunque tal vez, como dijo ayer un colega por radio, “antes que nada, el ‘Turco’ laburaba de buen tipo”…

En las redacciones, en todas las redacciones ocurren cosas que alteran, que caldean los ánimos y la sangre se calienta porque la rotativa apura. Pero en esos momentos, en esas circunstancias es donde aparece la persona y la personalidad, para hacer su aporte, para que semejante caos sea productivo, para que “voltear” dos o tres páginas y abrir paso a la noticia de última hora sea posible… para que de ese hervidero surja algo nutritivo para el lector. Y allí, en ese punto exacto de la redacción, se paraba y profería su bálsamo:

“No te preocupés, negrito”, era su frase tranquilizadora, esperanzadora.

Entonces se sentaba en la máquina y empezaba a empujar las teclas con certeza porque las ideas le brotaban desde la experiencia y desde el corazón sabio de aquel que sabe ponerse en el lugar del otro. Entonces, él sabía lo que pasaba por la cabeza de ese bombero en semejante incendio, de ese pibe que fallaba un penal el día de su debut, de esa mujer golpeada por la violencia machista… El escribía con la sensibilidad del poeta y “con la seriedad de un niño que juega”, como diría Jorge Luis Borges, porque es verdad que no hay nadie más concentrado en lo suyo que un niño que juega.

P3-f1Y antes de irnos de Borges, quiero invitarlos a leer un poema del escritor titulado “Los Justos”. Búsquenlo. Raúl era uno de los personajes que habitan en ese escrito. Era un tipo justo.

El vivió los 32 años de EL DIARIO, y antes vivió los del Noticias y antes todavía los del Momentos, los diarios que van dejando escrita la historia de la ciudad. En el medio, allá por 1981, cargó en el Fiat 600 a su familia y su pluma para llevar su don de gentes y su estilo a Comodoro Rivadavia. Fue, además, corresponsal de La Voz del Interior, formó parte de la inolvidable Radio Río, del viejo y querido Canal 2… Viajó con Alumni a Montevideo, con Gustavo Ballas a Miami… Le dedicó la misma pasión a ellos que a los pibes del baby fútbol o del patín o del rugby, del motociclismo.

El deporte era lo suyo.

Y todo era lo suyo porque, como decíamos, donde caía una hoja en blanco, él empezaba a engarzar las palabras y armaba filigranas para los lectores.

 

Del derecho y del revés

Raúl empezó en el oficio a los 18 y pasó por casi todas las secciones de los medios. Como periodista, escribía con el teclado tradicional. Y después, como linotipista, escribía sus notas y las de los demás con un teclado absolutamente diferente porque en ese caso las palabras debían escribirse de atrás para adelante, para que fueran cayendo en plomo fundido y el tipógrafo armara posteriormente en la caja de madera.

Dos oficios. Dos formas totalmente diferentes de hacer las cosas. ¿Dos cabezas también diferentes? No, una sola: la de Raúl Angel José, el hombre del día adentro del diario, de la noche adentro del amor y de los amigos.

Por eso es que hoy más de uno alzará una copa de vino tinto para brindar con él y con otros, con la vida que nos dejó escrita por sobre la muerte que le quiso ensuciar la página.

El “Turco” va a seguir escribiendo porque sus lectores lo llevan adentro. Los de EL DIARIO y los de Facebook, que ahí también los tenía y tantos; esperaban esas letras entusiasmadas de su corazón desvelado, esperaban la creatividad de ese pedazo de hombre niño que se dejaba querer.

Por eso es también que Norma, Martín y Fernando deben estar en paz después de tanto pesar en estos días por los pasillos de la Clínica San Martín. Queda el amor. Como nos queda a nosotros, sus compañeros. El no nos permitiría la sola tristeza; ni velatorio quiso.

Para él, una silla entre nuestras sillas, una copa al lado de nuestras copas, un recuerdo, una sonrisa, un beso y un brindis por tantos buenos momentos.

Dijo, en la película “Barquito de papel, el diario de la gente”, que este medio era una revolución que estaba sucediendo sin que nos diéramos cuenta. Su poética develaba el orgullo que sentía por esta Cooperativa, a la que solamente le dio y nunca le pidió nada. Aquí adentro era parte del equipo; para nosotros, el capitán del equipo.

No podemos detenernos. No podemos dejar de apostar a nosotros mismos porque él apostaba por nosotros, por este proyecto colectivo.

Entendemos que se ha ido el mejor de nosotros en muchos sentidos; fundamentalmente, en ese del compañerismo.

Es nuestra obligación abrazarnos a sus mejores deseos y seguir “haciendo un diario en serio”.

Así nos decía. Era otra de sus humoradas, desde el centro de la redacción: “Por favor, hagamos un diario en serio”.

Sí, Raúl querido. Estamos obligados. Por vos y para los lectores.

Gracias por todos y cada uno de los ratos compartidos.

En estos momentos en los que dan ganas de mandar todo a la puta que lo parió porque las lágrimas ya nos borran la pantalla de la compu, vamos a saber hablar dulce con la boca amarga para decir que te queremos, que te querremos.

Que no te vas. Que te quedás dentro de todos nosotros.

Tus compañeros de EL DIARIO

 

“Hagamos un diario en serio…”

En un diario, todos los días ocurren hechos que alimentan el anecdotario del periodismo.

El “Flaco” Raúl, que tenía tantos años de diario, guardaba en su chistera gran cantidad de recuerdos que le gustaba compartir para deleite de nosotros, sus compañeros, sus edecanes, sus aprendices. Así, cuando algún periodista luchaba contra un titular, tratando de que cupiera en las cinco columnas del ancho de la página, él recordaba, por ejemplo, a aquel periodista, en épocas de la linotipo, de letras de plomo y títulos en tipos de madera, regresar al día siguiente y reclamar al armador: “No, loco, la guerra es en Corea del Norte, ¿cómo pusiste Corea del Sur?”.

-Bueno, pero es que Norte no me entraba porque tiene dos letras más-, se escudó el otro.

Y cuando algún compañero se tenía que quedar hasta tarde a esperar una noticia que podía ser trascendental y había que aguardarla hasta última hora, el “Flaco” recordaba aquella vez que en un viejo diario de esta ciudad que no se imprimía los fines de semana aguardaban el posible deceso del Sumo Pontífice de aquellos años. Y, al límite del horario de cierre, al no producirse el fallecimiento, el encargado de la tapa se “cubrió” por 48 horas y tituló: “Habría muerto el Papa”.

O aquella otra vez que faltaba un título en la tapa y ya sólo quedaba en el diario quien armaba las bateas con la tipografía de plomo y madera. El hombre no tenía a quien consultarle y había que cerrar el diario y tomó él solo la decisión: puso en tapa un enorme clasificado “Compro trapo viejo” (que él necesitaba para limpiar la máquina) y así salió a la calle aquella edición. El “Flaco” gustaba de contar y se reía y entre risas siempre nos decía: “Por favor, hagamos un diario en serio”, y volvía a sonreír.

De tus compañeros

 

El encuentro de dos grandes periodistas,  en la Redacción de EL DIARIO
El encuentro de dos grandes periodistas,
en la Redacción de EL DIARIO

Gestos simples y de grandeza

El pucho en la mano, la sonrisa de un lado, las piernas cruzadas, la mirada atenta sobre el texto. Un rápido movimiento con la mano sobre la cabeza para corregir el pelo lacio que molesta en el anteojo. La pausa mágica de los que piensan, con los brazos sobre el posamanos de la silla. Y a seguir escribiendo…

Ver a Raúl José en acción frente a la computadora o con la lapicera entre dos dedos (la azul y la negra, siempre), concentrado en la pasión de su vida, fue el motivo eterno para enamorarse del laburo en un diario.

Generaciones enteras devoraron sus letras precisas e inigualables, aunque la mayoría quizás nunca se daba cuenta porque “no hay que firmar tantas notas; la vedette es EL DIARIO, no el periodista”.

“Vestido” de perfil bajo, con porte de bohemio, su humildad lo llevaba a sentarse en Quinino para pedir un puchero con un vino “normal”, como así también a regresar a la Redacción para esperar al “negro que mande lo del partido”.

A veces era el periodismo en su máxima expresión y otras tantas (casi siempre) el amigo de al lado, que ponía la oreja, te seguía el asado y te alentaba con el “todo bien, negrito”, hasta las últimas horas.

También era amigo de los perros de la calle, del gatito de su casa, del doctor y el quinielero, del bingo y los noctámbulos. Se abrazaba a la luna sin esquivarle al día. Se prendía con el fútbol, el boxeo y las historias. Se tomaba el tiempo para decir las palabras. Y se dedicaba a ser grande, siendo un cultor eterno de la simpleza.

Desde adentro de “tu” casa, EL DIARIO

 

Palabras del intendente

“Acompañamos la profunda tristeza de quienes forman parte de EL DIARIO, por la pérdida de Raúl José. El dejó su huella en nuestra comunidad, no sólo desde su labor periodística, sino principalmente por su corazón generoso. Fuerza a la familia en este difícil momento. QEPD”.

Martín Gill, intendente

 

Algunas de las muestras de pesar a EL DIARIO y en las redes sociales

“El Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación Seccional Villa María expresa sus profundas condolencias ante el fallecimiento del compañero Raúl José. Un periodista de mucho oficio, gran compañero e inmenso amigo y siempre lo sentimos parte de nuestra casa”.

Diego De Giusti Secretario general Cispren

 

“Sorpresa y dolor… Mi más sentido pésame a los compañeros de EL DIARIO. Un fuerte abrazo a su familia y amigos, a sus compas de ruta y sacrificios… A los que quedan con la gran tristeza, pero con el valor de recordarlo siempre. Desde La Rioja, desde Fadiccra, acompañamos esta gran pérdida”.

Julio Delgado, presidente de la Federación de Diarios y Comunicadores Cooperativos de la República Argentina

 

“Una pérdida sentida. Enorme profesional y gran persona”.

Miguel Borsatto, periodista

 

“El Club Deportivo Argentino se siente inmensamente triste por la pérdida de otro señor del deporte como lo fue Raúl. Nuestras condolencias a su familia”.

Mario Cortez, presidente de Argentino

 

“Que descanse en paz”.

Antonio Mazzini, exfutbolista

 

“Qué tristeza para el periodismo. ¡Un maestro para todos!”.

Verónica Suppo, periodista

 

“Qué triste noticia. Gran periodista y mejor persona, inolvidable. Querido Raúl, hasta siempre. Condolencias a su familia”.

José Luis Pisaroni, entrenador

 

“Mis condolencias, un abrazo con el alma a Martín y Fernando, la semilla que deja en tierra fértil mi gran amigo Raúl José, un periodista con mayúsculas, un hombre con una sensibilidad increíble, enamorado de las letras y la tinta. El periodismo pierde a uno de los grandes. Se lo va a extrañar”.

Darío Ranco, exlegislador

 

“Se fue una gran persona. Un amigo de la vida”.

Carlos De Falco, concejal

 

“Qué pena. Yo le llamaba el juglar urbano, amigo de muchisímos años. Mis condolencias a la familia y amigos y compañeros de EL DIARIO”.

Mario “Sapo” Juárez, presidente de la Asociación de Autos Antiguos

 

“…Se torna gélida la noticia, porque la muerte no puede con su genio y siempre ataca donde más nos duele… Eligió como blanco al querido ‘Turco’ Raúl, al ‘Flaco’ José… No perdona ni transa la malvada muerte… El Turco tenía su escritorio colmado de trabajos, su pluma ansiosa cargada de poemas, su ‘compu’ abierta y atenta para la noticia, para la nota que encerraba siempre un tinte muy especial e inconfundible…”.

Nilbio Yuón, dirigente radical