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“Se vive con temor”, dijo una militante trans villamariense tras el crimen de Azul

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“Se vive con temor”, dijo una militante trans villamariense tras el crimen de Azul
Magalí consideró importante que las personas trans “se sientan empoderadas”

Desde ATTTA, Magalí Durán expresó que persisten agresiones hacia personas trans en diversos ámbitos

Magalí consideró importante que las personas trans “se sientan empoderadas”

La militante villamariense de la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina (ATTTA) Magalí Durán demandó un cupo laboral inmediato para personas trans y pidió que el Estado las escuche, en el marco de la conmoción que generó el brutal crimen de Azul Montoro en la ciudad de Córdoba.

El cuerpo de Azul tenía 19 heridas de arma blanca, una de ellas en la garganta, la que probablemente provocó su muerte. El caso generó la reacción de organizaciones de la diversidad, que se movilizaron para reclamar justicia por el travesticidio, como se nombra a los crímenes de mujeres transgénero.

Azul Montoro era de San Luis y vivía en Córdoba desde hacía tiempo. La mataron en la pensión donde estaba, en el Centro de la capital provincial. Ejercía el comercio sexual.

La hipótesis central de los investigadores no apunta a un robo, según indicaron medios cordobeses.

Ayer se conoció que el fiscal Guillermo González detuvo por “homicidio simple” a Fabián Alejandro Casiva (23), luego de que encontraran el celular de la víctima entre sus ropas.

 

Temor en la calle

Consultada por EL DIARIO, Durán señaló que “la falta de integración de las compañeras en lo laboral hace que estén expuestas a esto, a recibir este tipo de violencias que muchas veces terminan en homicidios”.

Luego hizo hincapié en que en el trabajo sexual “no conocen al cliente, lo que implica diversos riesgos”.

“Se vive con el temor de salir a la calle y no saber si volvés, no solo en el caso de las compañeras que ejercen el trabajo sexual, sino todas”, aclaró.

En este sentido, contó que personalmente no ha tenido que “pasar esto porque gracias a Dios” recibió “contención y apoyo familiar, pero (la agresión) la recibís en la calle, en un boliche, en diferentes lugares, no solo en lo que es la zona roja y en donde ejercen el trabajo sexual”.

“La posibilidad de agresión siempre ha estado en distintos ámbitos”, subrayó Magalí.

Ante la pregunta de EL DIARIO, confirmó que el hostigamiento se aminoró en los últimos años, pero sigue habiendo situaciones muy duras.

“Va a hacer un año que estoy como administrativa en la Asistencia Pública y cambió un poco, es como que ha mermado mucho, aunque sigue habiendo actitudes difíciles”, explicó.

Consideró importante que las personas trans “se sientan empoderadas, seguras, que empiecen a vivir de día, a dejar de vivir de noche, a animarse a estudiar”.

“Al sentirse tan excluidas terminan abandonando todo, estudios, tratamientos. Me ha pasado de no ver más a compañeras, van una o dos veces, no les gustó la atención porque no hay sensibilidad del profesional y entonces no vuelven más”, contextualizó.

La militante demandó que “surja ya mismo el cupo laboral” y que exista “una mejor integración en salud, algo que se está dando de a poco; en Villa María con Fanny (Bustos) hemos conseguido el consultorio amigable que funciona los miércoles y que es atendido por la médica Miriam Angelelli”.

“El Estado tiene que escucharnos un poco”, concluyó.

 

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