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“Si no pinto, es como que me faltara algo”

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“Si no pinto, es como que me faltara algo”
“Es como un viaje en el tiempo en el que se comprenden cinco mil años de historia”, comenta Sofía sobre su periplo por el Viejo Continente

Entrevista – La joven artista local Sofía Toribio realiza y vende “pequeños paisajes” desde Florencia, Italia

Se radicó en la denominada Capital Internacional del Arte para expandir sus conocimientos. De paso confecciona sus pequeñas obras como expresiones de arte callejero

La artista local Sofía Toribio cruzó el gran charco oceánico para expandir sus conocimientos sobre pintura afincándose en la Capital Internacional del Arte: Florencia, Italia.

Aquella joven que a los 19 años montara su primera muestra individual en la extinta galería Los Cuatro Gatos de nuestra ciudad y que años más tarde se licenciara en la Universidad de Córdoba, visita en sus días libres distintos museos florentinos para apreciar de cerca obras de Leonardo da Vinci, Botticelli, Rafael, Miguel Angel y Donatello o recorre la Cúpula de Brunelleschi (un símbolo del renacimiento), mientras pinta paisajes en miniatura en la calle (“en Italia el ejercicio del arte callejero no sólo es legal, sino que no paga ningún impuesto”), que vende a los transeúntes ocasionales o que son solicitados vía web por conocidos de este lado del Atlántico.

A la vez se gana una “moneda” para costear la vida cotidiana que lleva adelante junto a su marido, Bruno Vera, trabajando en una heladería o como cocinera en una restaurante vegano mientras se desplaza hacia los labores pasando por la mítica Catedral Santa María del Fiore.

“Es como un viaje en el tiempo en el que se comprenden cinco mil años de historia y cómo se suceden y heredan las expresiones plásticas. Por otra parte, aquí tengo acceso a explorar y experimentar con materiales que no me eran accesibles por costos o porque no llegaban, y eso también es parte de un sueño”, comentó Sofía a EL DIARIO.

 

“Un sueño cumplido”

-¿Cómo es trabajar en la “cuna del arte” haciendo lo que más te gusta?

-Empiezo esta respuesta, un poco antes de la pregunta, con una pequeña introducción. Desde inicios de 2015, comencé un proceso plástico y personal de reconexión y reconstrucción de mi propia historia, intentando conectar, descubrir o rescatar conocimientos, valores, costumbres de mis ancestros. Mi árbol genealógico es bastante variado en procedencias y en esta búsqueda personal empecé a mirar hacia atrás tratando de entender mi presente. Recuerdo una bisabuela que decía “a los mestizos les hierve la sangre”, y reconozco el carácter de esa parte de mi familia, con mezcla de una mujer comechingona cautiva (que sobrevivió por ser hija de un cacique Gigena) y un hombre español. Esa fue mi primera búsqueda, cuando en 2015 inicié mi proyecto “Volar”, dividido en fases, según la exploración de territorio o conocimiento. Estar en Italia tiene que ver con este proceso, ya que poseo la doble ciudadanía (argentina-italiana) por herencia. Se podría decir que inicié un proyecto de investigación intuitiva y de formación autogestionada, donde ya no tengo referentes externos, como cuando se estudia un texto escrito por otro, sino que la importancia es el contacto directo con la experiencia o la obra. Además es una exploración desde mi campo, que es el de la pintura y la experimentación de materiales plásticos, no una investigación científica en términos estrictos. Por supuesto que esto es posible porque tengo una formación de base (Licenciatura en Pintura de la UNC). No es que crea que estoy llegando a conclusiones o inventando algo de la nada. Ahora sí, respecto a la pregunta, claro que es un sueño cumplido. Crecí en una familia en la que nunca me faltó lo básico, pero donde tampoco sobraba. Pensar en visitar los museos con las obras que estudié en la universidad me parecía algo imposible. Tengo que agradecer profundamente a mi papá (Ignacio Toribio, fallecido años atrás) y a mi mamá (Liliana Macario), que me enseñaron que todos los sueños se pueden cumplir si uno hace un plan y lo sigue paso a paso, sin ansiedad, pero también sin detenerse. Y por supuesto a Villa María, donde están las primeras personas que confiaron en mí, que compraron mis primeras obras, que continuaron confiando y apoyando; estoy donde estoy gracias a ellos también, no es magia.

-Estuviste exhibiendo tus “pequeños paisajes” en Florencia y otros lugares de Europa. ¿Por qué decidiste incursionar en esta particular modalidad?

-Los pequeños paisajes surgen por necesidad, no fue algo planeado. La primera parte de esta experiencia fueron dos meses y medio viajando y visitando museos y exposiciones, pero de poca producción porque prefiero viajar liviana y no cargar con tantas cosas. Sí llevo siempre conmigo una bitácora dónde escribo (escribo mucho) y hago algún dibujo o pintura entre escritos. Pasados dos meses, ya no me aguantaba las ganas de pintar y ya estaba influyendo demasiado en mi humor (si no pinto, es como si me faltara una necesidad básica). En uno de esos ataques, en Frankfurt (Alemania), salí a dar una vuelta sola tratando de mejorar mi humor y ahí fue donde en una tienda de chucherías vi un miniatrilito (sic) con un minibastidor y dije: “¡Sí, esta es la solución transportable!”. Al otro día empecé a pintar estos pequeños paisajes, que fueron el modo de tener un miniatelier conmigo. El modo de exposición fue bastante informal, cuando llegaba a tener más de dos o tres armaba una minimuestra en la ciudad que estaba, pero me costaba tener “stock” porque al no poder cargar y ser chiquitos los vendía bastante económicos y no llegaba a tener varios al mismo tiempo. Otras veces el modo de exponer era aún más informal, porque me rodeaba de gente que se acercaba a ver cómo pintaba, o sea que la exposición era más del proceso creativo que de la obra en sí misma.

-¿Cuáles son tus próximos pasos en Europa? ¿Tenés pensado volver a Villa María?

-Cuáles son mis próximos pasos, la verdad no tengo idea (risas). Lo único que sé es que por el momento frenamos en Florencia, vamos viendo. En cuanto a volver a exponer en Villa María, ¡obvio que sí! Siento que de algún modo sigo ahí; estoy atenta a lo que sucede en el campo del arte, difundo los eventos si sé que a alguien le puede interesar, colaboro cuando es posible hacerlo a la distancia en eventos culturales, brindo información o contacto gente entre sí que necesite info para una muestra o lo que fuere, sigo enviando obras a los que me encargan. Si veo cualquier cosa que se puede mejorar o se me ocurre una idea que pueda servir, le escribo a quien corresponda, etcétera. Soy una pintora villamariense.

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