Simplemente, Lali

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Simplemente, Lali

El estado de Lali cuando la trajimos a casa era simplemente impactante. La encontramos hace casi un año en un descampado en Tío Pujio, cuando visitábamos parientes. No la podíamos dejar ahí, por eso decidimos que el mejor lugar para ella era nuestro hogar.

Se notaba que había estado atada en algún momento con una cuerda muy gruesa en el cuello, tenía las marcas. Llegó con un tumor que había afectado la mandíbula y que estaba desgarrando su piel.

Como si fuera poco, Lali era también víctima de una bacteria que estaba alimentándose de su piel y tenía varias infecciones.

No sabíamos qué hacer, era muy complejo y no sabíamos por dónde empezar. La llevamos al veterinario y nos dio el tratamiento, que incluyó una cirugía.

Poco a poco, luego de extraerle el tumor, empezó a comer alimento sólido y ¡cómo le gustaba!

Comenzamos a ponerle cremas en su piel y así fue mejorando. Sus ojos comenzaron a brillar llenos de esperanza.

Hoy es nuestra compañera, juega todos los días con nosotras, nos espera a que lleguemos del colegio y toma la merienda con nosotras. Llora un poco cuando no estamos, nos cuenta siempre nuestra mamá.

No podemos creer que con amor y cariño (y el tratamiento, por supuesto) hayamos podido rescatarla y que hoy viva feliz con nosotros.

Si no la traíamos a casa, seguramente iba a morir, porque su enfermedad estaba muy avanzada y nadie se hacía cargo de ella.

Con un poquito de esfuerzo, creemos que todos podemos aportar un granito de arena y ayudar a un animalito suelto en la calle. Y de paso le sumamos amor a nuestras vidas, ¡porque eso es lo mejor que nos brinda nuestra mascota!

Hoy, esta dulzura vive rodeada del calor de una verdadera familia.

Camila y Ludmila

 

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