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Socializar a los gatos

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Socializar a los gatos

Cuando dos gatos se encuentran por primera vez, todo es posible. Quizá se acercan uno a otro ronroneando, quizá se olfatean mutuamente y cada uno sigue después a los suyo o quizá, y esto también es posible, sacan las uñas.

Esta última opción es la peor para quien quiere tener un segundo felino en casa. No obstante, hay cosas que se pueden hacer para reducir el riesgo de que dos gatos que se acaban de conocer se enzarcen en peleas.

Lo que durante mucho tiempo se dijo es que los gatos son animales solitarios y por eso hay que evitar todo intento de que los dos felinos se hagan mejores amigos.

Sin embargo, esta afirmación ha sido ya desmentida. Los gatos tienen más habilidades y deseos sociales de lo que se asumía.

Los felinos se limpian mutuamente y juegan juntos. Y cuando el dueño está de viaje durante unos días y solo tienen visita cuando alguien va a darles de comer, ellos no se aburren porque se hacen compañía entre sí.

Desgraciadamente, esto no significa que a todo gato le vaya a gustar otro. «Se sabe que hay grandes diferencias», cuenta Elke Deininger, de la Academia para la Protección Animal alemana.

No se ha aclarado aún por qué hay felinos que se entienden de maravilla con otros congéneres y por qué otros no. «Hay componentes genéticos y también tiene que ver con sus primeras semanas de vida», añade.

Los gatos que tienen experiencias positivas con otros gatos más allá de la madre en las primeras semanas de vida, posteriormente se relacionan bien con otros gatos. Pero en muchas ocasiones, el dueño de un gato no sabe cuál es la historia del animal previa al momento en el que llegó a casa. Y tampoco se puede desentrañar la genética del felino.

A veces ocurre que no hay más opción que la de llevar a casa a un segundo gato porque uno se lo encuentra por la calle o porque su dueño se ha muerto.

Quien no se encuentre en una de esas dos situaciones y pueda tomarse tiempo y dedicación a buscar al segundo gato debe dejarse guiar por la edad, aconseja Nadja Kutscher, de la organización protectora de animales PETA.

Si el animal que tiene en casa tiene algunos años pero no es aún muy mayor, lo mejor es llevar a casa otro mucho más joven o mucho más mayor.

Para un gato muy mayor, la solución definitivamente no es un gato muy joven porque el anciano va a verse agobiado por la energía del joven y, aunque se lleven bien, no van a poder hacer mucho juntos.

También el sexo del gato puede orientar un poco. «Por lo general funciona la combinación de gata y gato», indica Nadja Kutscher. Pero, evidentemente, esto no es 100% seguro.

Conocer la historia previa del gato que se valora llevar a casa es positivo. Si el gato ha tenido un dueño hasta ahora, éste podrá decir si ha tenido contacto con otros congéneres y cómo se ha llevado con ellos.

Si el gato es de un albergue de animales, es importante preguntar a los trabajadores, ya que allí, por lo general, hay gatos que están juntos y el personal habrá visto qué relaciones hubo entre ellos.

 

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