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Un equipo que convierte en gas los desechos de un criadero de cerdos

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Un equipo que convierte en gas los desechos de un criadero de cerdos
El sistema es capaz de producir hasta 25 metros cúbicos por día, a partir de los efluentes de 200 animales (foto Prensa Municipalidad de Monte Buey). En el recuadro, Olivia Antonio, asesora del municipio y estudiante de la UNVM

Es el primero en Argentina con estas características y está instalado en una escuela técnica de Monte Buey. Buscan que pequeños productores inviertan, ya que tiene un costo accesible y también permite producir fertilizantes naturales

El sistema es capaz de producir hasta 25 metros cúbicos por día, a partir de los efluentes de 200 animales (foto Prensa Municipalidad de Monte Buey)

Olivia Antonio es estudiante de la licenciatura en Desarrollo Local y Regional de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) y por su tarea en el área de Gestión de Residuos en el municipio de Monte Buey, su ciudad natal, intervino para que la Embajada de Alemania financie la compra de un equipo que genera gas natural a partir de los desechos de un criadero de cerdos.

Se trata del primer sistema de este tipo en Argentina -hay otro en la Universidad de Buenos Aires (UBA), pero de menor capacidad)- que permite producir unos 25 metros cúbicos diarios.

“La Embajada financia estos proyectos para que se conozca la tecnología y los productores vean que es una inversión barata”, comentó la estudiante a EL DIARIO. El lunes pasado, Olivia brindó una charla sobre biodigestión en el Centro Cultural, promovida por la fundación Desarrollando Argentinos Responsables (DAR).

Básicamente, se trata de transformar los efluentes de un criadero de cerdos en gas natural y en fertilizante para el campo, como sustituto de la fertilización química. Está emplazado en una escuela técnica de Monte Buey, donde cuentan con algunas madres para la crianza con fines educativos.

Olivia Antonio, asesora del municipio y estudiante de la UNVM

Según detalló la joven, a partir de estudiar la incidencia de los gases de efecto invernadero provenientes de la agricultura y ganadería, “empezamos a contactarnos con gente que trabajaba sobre la biodigestión”.

“Monte Buey tiene, por hectárea, una emisión siete veces mayor que la media nacional. Se debe a la producción intensiva de feedlot”, indicó.

 

Accesible para productores

El equipo que hoy se encuentra instalado en el Instituto Técnico Agro Industrial (ITAI) de Monte Buey fue fabricado por una empresa nacional, instalada en Buenos Aires. Tuvo un costo de $250.000, de los cuales la Embajada alemana financió el 75% y el resto lo completaron entre la escuela y el municipio.

“Es un desarrollo modular muy barato, van a ser inversiones de entre U$S35.000 y U$S150.000, que no es mucho, es lo que hoy se está pagando una maquinaria agrícola”, dijo Olivia Antonio, pensando en los beneficios que traería a los productores regionales -y al medio ambiente- utilizar este tipo de sistemas.

“Estamos acostumbrados a inversiones millonarias que no se pueden adaptar a ciudades chicas”, destacó. Otra de las ventajas tiene que ver con la facilidad para el armado del equipamiento: “Se hace en dos días y se puede mover de lugar, por lo tanto si te mudás o lo querés vender no vas a tener inconvenientes”.

El otro objetivo que persigue la iniciativa de instalarlo en el ITAI es “que los chicos analicen cuáles son los impactos en el suelo a nivel microbiológico, a nivel de incorporación de nutrientes y por otro lado que consuman el gas de forma interna”.

Si bien la energía generada no alcanza para distribuir, sí es suficiente para proveer de gas a una habitación de servicio o calefaccionar la maternidad, por ejemplo.

“Esto también le demuestra a los chicos cuál es la realidad. Ese calefactor que dejamos prendido todo el día, a la naturaleza le cuesta un montón generarlo”, analizó Olivia Antonio, asesora del área de Gestión de Residuos de Monte Buey y estudiante de la UNVM.

Al finalizar, consideró que “los municipios tienen un compromiso con el medio ambiente que a veces está desencajado de la realidad productiva. A veces se ven como cuestiones filantrópicas, exentas de la realidad cotidiana”.

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