

Ayer a la siesta, los pasajeros que se movilizaban en la línea 11 del transporte urbano de pasajeros de Villa María vivieron un gran susto cuando, al doblar en una esquina, la unidad perdió la luneta, que se cayó y terminó destrozada sobre los últimos asientos.
Así lo relató una vecina, que inmediatamente sucedido el hecho se comunicó con la Redacción para expresar su descontento, puesto que “una vez ocurrido esto, el chofer ni siquiera atinó a frenar, sino que siguió el viaje como si nada”.
“Gracias a Dios no hubo ninguna persona herida porque justo en esos asientos no iba nadie sentado, pero podría haber sido una tragedia”, reflexionó sobre el incidente.