Fue creado en diciembre de 2015 y varios de sus habitantes cuentan que hay muchas falencias en los servicios

Escribe: Diego Bengoa. Foto: Roberto Zayas

Falencias en la recolección de residuos, riego y alumbrado público, falta de nomencladores, paso del tránsito pesado y otras cuestiones reflejadas por vecinos coloca al barrio Padre Carlos Mugica en situación de abandono estatal.

Es uno de los sectores más nuevos de la ciudad. Formalmente, el 3 de diciembre de 2015 los concejales aprobaron la normativa que constituyó dos nuevos barrios, el Universidad y el Mugica, que está delimitado por el recorrido que surge de la intersección de ruta 2 y calle pública hasta Costa Rica; el tramo desde allí hasta prolongación Porfirio Seppey; el recorrido desde intersección de prolongación Porfirio Seppey y Costa Rica hasta ruta 2, y desde la intersección de Porfirio Seppey y Costa Rica hasta calle pública. Es decir, al este de Villa María, más allá de la Universidad Tecnológica Nacional.

Ayer, vecinos se reunieron en una casa y dialogaron con EL DIARIO. Plantearon reclamos, remarcaron que no los mueve ningún interés partidario y pidieron que el municipio preste atención a sus demandas. Las principales solicitudes tuvieron que ver con lo siguiente:

-Falencias en la recolección de residuos. Coincidieron en que el camión pasa por las avenidas y “zonas más transitadas, no hace todo el circuito”. Por ejemplo, indicaron que en un sector se cumple el servicio como corresponde, martes, jueves y sábados alrededor de las 10, pero en otros puntos del barrio solo se da los martes.

-Un cuadro similar se vive con el riego. “Por el frente de mi casa el regador no pasa nunca”, afirmó una mujer.

-El alumbrado público es otro de los puntos negativos. “El fondo del barrio está a oscuras”, sostuvo un hombre. “Hace un año nos dijeron que se iban a reponer las luces, pero no pasó más nada”, agregó.

-También hablaron de la presencia de animales, como vacas y caballos. “Cada tanto hay vacas sueltas. Ha ocurrido que han tirado pilas de ladrillos en los lugares en construcción”, narró uno de los presentes.

-Las calles no tienen nomencladores (algo que confirmó este matutino). “Muchas ni siquiera tienen nombre y son todas ‘calle pública’. Las que tienen denominación son las que vienen desde Los Olmos”, recalcaron los entrevistados.

En este sentido, hicieron hincapié en lo que sucede cuando hay urgencias. “Los bomberos tienen un plano del barrio, donde se marcó las avenidas por número para que tuvieran una referencia”, contó una de las vecinas. Uno de los habitantes del sector explicó que recientemente tuvo que llamar a la Policía y se encontró con el inconveniente de no poder precisar dónde estaba.

-Sin transporte urbano de pasajeros. “El colectivo llega hasta avenida Universidad y Acapulco, en el Bello Horizonte. Esa es nuestra primera parada”, graficaron.

“A pulmón”

Matías Schuck, Lucrecia Martínez, Alejandro Cerutti y Miryam Perello recordaron que el sector surgió de una compra comunitaria de tierras. Cuenta con 680 lotes diseminados en 30 hectáreas. De acuerdo a sus palabras, ya habitan entre 80 y 90 familias y calculan que hay un centenar de hogares en construcción.

“Es un barrio grande, que se levantó a pulmón. Nadie nos dio nada”, indicaron.

Uno de ellos comentó que no pudieron obtener un crédito Procrear, pese a haber salido sorteados, ante la ausencia de escritura.

No tienen gas, por lo que para calefaccionarse utilizan energía eléctrica, lo que les ha generado otro problema. “EPEC nos dice que no se soporta la carga y culpa a la empresa Arrow, que hizo todo lo relativo a las conexiones domiciliarias. ¿Por qué aprobaron lo realizado, entonces?”, apuntaron.

Detrás del campo

Los entrevistados, a quienes se sumaron otras voces del barrio con iguales reclamos, pidieron que la Municipalidad “tome cartas en el asunto. Así como clausuró 20 obras por irregularidades, también queremos que cumpla con sus obligaciones”, dijo uno de los consultados, en referencia al Estado local.

Sienten que han quedado “detrás de un campo, en el olvido” y subrayaron que -como el resto de la ciudadanía- abonan los tributos. “Queremos sentirnos parte de la ciudad, que nos escuchen. Cuando llueve, muchas calles son lagunas porque están desniveladas respecto al cordón cuneta. Nos sentimos a un costado”, ilustró un hombre. En ese marco, precisaron que la Costa Rica es intransitable cuando llueve.

Así, esperan que, como habitantes de Villa María, el Gobierno cumpla sus deberes.

La palabra del municipio

«El loteo todavía no está aprobado en Catastro de la Provincia y hasta tanto eso ocurra, el mantenimiento de calles y espacios verdes es responsabilidad del loteador». Esto señaló ayer, consultado por EL DIARIO, el secretario de Obras Públicas del municipio, Carlos Ramírez. Añadió que más allá de «la responsabilidad del loteador, hemos intervenido en varias ocasiones en el arreglos de calles y en su mantenimiento».

Cuando se le preguntó sobre la recolección de residuos, indicó que, según la información que maneja, «se realiza dos veces por semana y no tengo registro de que el sector no esté bajo ese cronograma».

En cuanto a los nomencladores, explicó que la cuestión no está a cargo de su área. Sobre el alumbrado público, manifestó que «existe una importante cantidad de hechos de vandalismo» y admitió que “se ha dejado sin luz a dos sectores puntuales del barrio mientras se está reponiendo lo dañado y se están reprogramando las instalaciones».

«Roban puestas de tierra, las luminarias, como sucede en otras zonas también. Puede haber reclamos por falta de alumbrado, acabo de hablar con el director de Iluminación y me confirmó que se trabaja en volver a recuperar todas las columnas», precisó el funcionario.