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Vuelta al mundo en ochenta crayones rotos

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Vuelta al mundo en ochenta crayones rotos
La directora Fabiana Romano, Mey Clerici, Iván Kerner, Pablo Costantino Felipe y las profesoras Coqui Podestá y Luciana Villarreal. Los invitados proyectarán hoy a las 15.30 el documental “Cadena de regalos” (75 minutos) en la Medioteca (Sabattini 40), con entrada gratuita

Ante más de 150 alumnos, los artistas bonaerenses abrieron ayer las Cuartas Jornadas de Ilustración. También participó el villamariense Pablo Costantino Felipe

La directora Fabiana Romano, Mey Clerici, Iván Kerner, Pablo Costantino Felipe y las profesoras Coqui Podestá y Luciana Villarreal. Los invitados proyectarán hoy a las 15.30 el documental “Cadena de regalos” (75 minutos) en la Medioteca (Sabattini 40), con entrada gratuita
La directora Fabiana Romano, Mey Clerici, Iván Kerner, Pablo Costantino Felipe y las profesoras Coqui Podestá y Luciana Villarreal. Los invitados proyectarán hoy a las 15.30 el documental “Cadena de regalos” (75 minutos) en la Medioteca (Sabattini 40), con entrada gratuita

Hay momentos puntuales donde una vida se bifurca para siempre. En el caso del dibujante Iván Kerner, fue una noche de 2013 mientras esperaba el colectivo.

“Eso es lo que voy a hacer; dar la vuelta al mundo dando talleres gratuitos de ilustración para chicos”. Y aunque no tenía la menor idea de cómo iba a gestionar tamaño proyecto, aquella idea se convirtió en su razón de ser. Al día siguiente se lo comentó a su compañera Mey Clerici, quien aceptó automáticamente. “Igual la implementación no fue nada fácil, porque todo el viaje fue autogestionado. Vendí cuadros, hice una pre-venta de libros y puse todos mis ahorros en pos de eso”, comenta Iván en Bellas Artes. “Quiero decir que no recibimos ayuda ni privada ni pública; y que si bien planeamos el viaje y empezamos a contactar a gente por Internet, todo fue muy instintivo. Simplemente nos hicimos al camino”.

El viaje de Iván y Mey arrancó en marzo de 2014 en el norte argentino y luego siguió por Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Guatemala, México y Cuba. “Tras un descanso en los Estados Unidos donde vive mi hermana -dice Iván- embarcamos a Asia. Hicimos Japón, China, Vietnam, Laos, Tailandia, Birmania, India, Nepal, Israel y Palestina. Después Africa: Etiopía, Kenya, Tanzania, Mozambique y Marruecos. Y finalmente Europa, donde trabajamos no sólo con gente de los países que visitamos, sino también junto a comunidades de inmigrantes latinoamericanos, marroquíes y gitanos, tanto en España como en Portugal. En Berlín, estuvimos en un centro de refugiados. Llegamos a fines del año pasado”.

En cuanto al financiamiento, Iván explica que “recibimos ayuda de algunas embajadas argentinas que estaban al tanto de nuestro proyecto, que había sido declarado de interés cultural por el ministerio. En Vietnam, por ejemplo, nos contactaron a una vietnamita que hablaba un español perfecto y nos hizo de traductora. Cuando eso no pasaba, nos teníamos que desenvolver con nuestro inglés o por señas. También nos ayudaron con algunos talleres Unesco, Unicef y ONU. Y ni hablar de los contactos por mail, donde muchísimas veces conseguimos alojamiento”.

-¿Cómo recibieron a dos argentinos queriendo dar clases gratuitas de ilustración?

Iván: -Fue por demás positiva. Nos abrieron la puerta a todos los lugares adonde fuimos y en muchos casos hicimos una experiencia inolvidable. Creo que tuvo que ver el haber priorizado lugares marginales o en zonas de riesgo del que poca gente de ocupa.

-¿Qué consignas trabajaban con los chicos durante el taller?

Iván: -Tenían que ver con la descripción de la identidad, presentarnos y conocernos mediante el dibujo. Por eso, uno de los ejes principales fue quiénes eran ellos y cómo era su cultura. Trabajamos mucho con autorretratos para ver cómo se percibían a sí mismos los chicos de 32 países. La idea era que se dibujaran con la ropa típica, el peinado y haciendo lo que más les gustaba. Otra consigna era el taller donde nos contábamos los sueños, los dibujábamos. Y luego, el taller de superhéroes. Les preguntábamos a los chicos qué cosas les gustaría cambiar de su comunidad y en base a eso, tenían que inventar un superhéroe que los ayudara.

-¿Y cuáles eran las problemáticas más frecuentes?

Iván: -Uno de los temas candentes en todo el mundo era la contaminación ambiental, pero también el cambio climático. En un pueblito del norte de Colombia, por ejemplo, había una sequía terrible. Y un chico dibujó un superhéroe que lanzaba rayos con las manos y hacía llover de las nubes.

-¿Había conciencia social de parte los chicos?

Iván: -Un montón. En algunos lugares más que en otros. En Palestina, por ejemplo, todos los chicos te decían que querían ser libres y que a su país se lo reconociera como Estado. A eso también lo vimos en los chicos refugiados en Iraq, Afganistán o Kosovo. Pero en sitios con situaciones más normales pasaban otras cosas. En España, llegamos en momento de elecciones y los chicos estaban súper politizados. Al punto que dibujaban súperheroes para sacarlo del gobierno a Rajoy (risas).

-¿Hubo alguna similitud que les llamó la atención entre esos chicos de esos 32 países?

Mey: -Hubo varias. La primera fue que, la enorme mayoría de ellos, querían ser lo mismo cuando fueran grandes. O sea que el mundo estará lleno de futbolistas, maestros y pintores en los próximos años (risas). La otra similitud fue cuando les preguntábamos qué sentían al dibujar. Y todos contestaban algo relativo al sueño: “Dibujar es como soñar”. O, “cuando dibujo siento como si entrara en un sueño”. Como si la plástica les abriera una vía paralela, una dimensión onírica en la que valía todo y de la cual ya no querían salir.

 Iván Wielikosielek
Especial

Costantino Felipe
Arte desnudo

Como artista local participó de las Jornadas, Pablo Costantino Felipe.

“Cuando Coqui Podestá me convocó, le dije que yo no era ilustrador en el sentido clásico; pero que al pertenecer a las artes visuales he ilustrado también. La idea, me dijo, era que yo charlara con los alumnos sobre lo que vengo trabajando, que al igual que la obra de Mey y de Iván se inscribe en un campo más social y de compromiso. Eso fueron las fotos de la ‘Agenda desnuda’ que hice a fines del año pasado. Se trata de un proyecto impulsado por mi prima, Soledad Felipe, con la idea de generar fondos y visibilizar la mujer contra la violencia de género. Pero no quisimos mostrar violencia sino todo lo contrario: paz, belleza, libertad y el cuerpo femenino tal cual es. Participaron mujeres conocidas entre las que había amas de casa, actrices y docentes. No era gente preparada para posar desnuda. Y eso le dio una gran frescura a la muestra. Tratamos de buscar la diversidad en el sentido más amplio, para que todas se sientan identificadas”. Algunas fotos de la “Agenda” están en el hall del Bellas Artes.