
El casino es sinónimo de angustia y problemas para muchos vecinos de Villa María y la región. Son numerosos los casos de personas que dejan gran parte de su sueldo allí, y se ven caras repetidas entre las tragamonedas y otros juegos del lugar, porque ciudadanos se tornan habitués. Las mismas cifras de lo que recauda el espacio (más de 400 mil pesos diarios en 2016) dan cuenta de la magnitud del problema.
En la Casa Esperanza han tenido varias personas (incluso en la actualidad) bajo tratamiento por este tema, según afirmó Valentín ante nuestra pregunta. “Es igual que las demás adicciones, aunque el proceso de psicoeducación es más rápido”, indicó.
Dijo que los casos que se asistieron son todos vinculados al casino, no a la quiniela ni lotería ni similares. Y ante preguntas, apuntó que “fundamentalmente afecta las relaciones vinculares, porque se genera el mismo círculo adictivo que en el caso de un paciente por drogas, miente, se pone agresivo, irritable, genera el mismo mecanismo para escaparse y hay mucho más descontrol de plata, con robos intrafamiliares”.
Remarcó que en estos cuadros “se ve más la exposición del manejo de la plata que en el caso de las drogas. Hay tanta libertad y disposición de drogas, que en ese punto no se generan tantos hechos de robos intrafamiliares como sí lo hay en los jugadores compulsivos”.
Según la directora de esta institución, la persona adicta al juego “vive pensando todo el tiempo en la compulsión”, y lo graficó diciendo que “si uno va y se para un día frente al casino, puede llegar a ver a varias personas que entran y salen y esperan incluso a que terminen de limpiarlo para volver a ingresar”.
Cuando se le preguntó si han acudido a la vía de buscar la prohibición de ingreso a ese espacio, comentó que han “tenido pacientes a quienes acompañamos a firmar la prohibición de ingreso voluntario”.
Cabe consignar que en la penúltima sesión del Concejo Deliberante la oposición planteó que se debería limitar el horario de funcionamiento de las slots.
Diego Bengoa