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Accionar del servicio de inteligencia

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Accionar del servicio de inteligencia

NOTA Nº 545, escribe Jesús Chirino – Vigilancia estatal de los educadores

ifícilmente pueda concebirse la educación como otra cuestión que no sea un quehacer político. Es así incluso para quienes pretenden desmentir esto bajo complejas argumentaciones en contra. Cuando se entiende que en el ámbito educativo se ensayan y construyen formas de pensar el mundo en que vivimos, algunos sectores buscan manera de vigilar y controlar, cuando no castigar a los docentes y pedagogos que promueven el pensamiento crítico. Villa María ha sido poblada por docentes comprometidos, algunos incluso se destacaron en la política partidaria. Un caso es Antonio Sobral, el cual no pocas veces ha sido preocupación de los servicios de inteligencia que lo mantenían vigilado. Aquí un ejemplo.

 

Servicio de inteligencia de los 40 y 50

Según consta en el expediente Nº 2.114, de la Oficina de Control de Estado, en los primeros años de la década del 50 del siglo pasado, los servicios de inteligencia actuaron en Villa María identificando a educadores que pudieran simpatizar con el comunismo. La referida repartición pública fue una oficina instalada en Casa Rosada en el año 1946 por el entonces presidente de la Nación, Juan Domingo Perón. Desde su inicio estuvo al frente de esta dependencia de “inteligencia” el gendarme Guillermo Solveyra Casares con amplios antecedentes en la represión de sectores comunistas. Entre 1943 y 1945 la lucha anticomunista estuvo a cargo de Gendarmería. El entonces ministro del Interior, futuro vicepresidente de Perón, mandó una comunicación a los interventores provinciales señalándoles que “el comunista y los comunistizantes son enemigos de la Patria y en tal sentido, deben ser extirpados del país, tratando especialmente de individualizar a los dirigentes principales”, a lo que agregó que “Ninguna circunstancia impedirá que el comunista, cualquiera sea su situación, no sea tratado como enemigo declarado de la patria”.

Según su propio testimonio, otorgado estando preso durante 1956 en Ushuaia, Guillermo Solveyra Casares fue convocado en 1945 por el general Molina, entonces director de Gendarmería Nacional y Subjefe de la Policía Federal ordenándole, entre otras cuestiones, “…crear un organismo para represión de la propaganda comunista que entraba clandestina y extraordinariamente”. La elección de Solveyra Casares fue consecuencia de los antecedentes que tenía en la lucha contra los comunistas en el Chaco, lugar en el cual la represión tuvo un importante desarrollo. El gendarme que tenía a su cargo la inteligencia de los sectores políticos, se reunió cada quince días con Perón para informar “de las actividades ilegales del Partido Comunista, y a la vez las críticas que le merecían algunas desviaciones que observaba en el movimiento sindical”. Para reunir información, esa oficina contaba con agentes repartidos en todo el país, también en el extranjero. Incluso contaba con infiltrados en las filas del comunismo.

 

Sobral comunizante

En el referido expediente relativo a actividades de agentes en Villa María, se encuentra una serie de escritos. Estos están titulados como “memorándum” y calificados en las categorías de “confidencial – personal”, “para información”, y “confidencial y secreto”. El primero de estos informes está fechado el 12 de mayo de 1948 y su origen está en la jefatura de control a cargo del teniente coronel Vicente Arnaldo Sosa Molina. En este caso el documento es “confidencial – personal”. Un importante sello aclara “Este memorándum no debe circular, siendo el destinatario responsable de su custodia. Las anotaciones deben limitarse a lo estrictamente indispensable”. En este caso el escrito estaba destinado al delegado de la Secretaría de Educación y contenía información acerca del “Doctor Manuel Antonio Sobral (Sic), abogado, diputado nacional y rector de la Escuela Normal Víctor Mercante de la ciudad de Villa María”. Allí Sobral es definido como “activo dirigente comunizante”. Según se desprende del documento el mismo fue redactado en base a datos proporcionados por la Dirección del Interior de la Policía Federal que elevó informes fechados en enero de 1947 y finales de marzo de 1948. Allí la policía apuntó datos personales y políticos de educador villamariense. Entre otras cuestiones se dice que “en la policía de Córdoba se halla registrado bajo prontuario N° 3.194, Sección Orden Social y Político, no registrando antecedentes desfavorables”. En un informe de 1947 se comunicaque Sobral “es hijo de Constante y Angela Calvo. Argentino, nacido en Villa María, Córdoba el 20 de diciembre de 1897. Casado, domiciliado en José Ingenieros 60. Activo dirigente de la Unión Cívica radical, Comité Nacional, representándola actualmente en la Cámara de Diputados de la Nación. Se trata de un elemento contrario a la revolución y al Gobierno nacional. Muy vinculado al Dr. Amadeo Sabattini y con elementos de la Izquierda”.

Se hace referencia al puesto que ocupa en la Escuela Víctor Mercante y que anteriormente había ocupado cargo directivo en la Escuela Dr. Agustín Garzón Agulla de la ciudad de Córdoba, fundada durante la gobernación del radical de Santiago Castillo.

 

“Pedagogía comunista”

En otro informe la policía informa que Sobral, “a partir del año 1943 ha sido de oposición al actual gobierno de la nación, militando en las filas de la Unión Cívica radical (intransigente) bajo la bandera de Alem-Yrigoyen y actualmente de Sabattini” pero, se aclara que “según versiones recogidas… es de tendencia comunista, con marcada inclinación (sic.)”.

Las comunicaciones policiales se enfocan en señalar a docentes que simpatizan con la orientación ideológica prohibida. Es así que en uno se dice que en Córdoba “actúan elementos comunistas como Adelmo Montenegro, Santiago Monserrat, Jaime Cullere…”. En el informe número 134, fechado en noviembre de 1947, titulado “Sobre la actuación de docentes y pedagogos comunistas en Córdoba”, se advierte que “Córdoba pudiera ser un centro de espionaje o un nudo de comunicaciones e informaciones de agentes de algunas potencias extranjeras”. En el informe se señala como “personaje importante” en ese aspecto a la “señorita Luz Viegra, subdirectora de la Escuela Normal Superior, amiga y admiradora del director del Observatorio Astronómico de Córdoba, Dr. Enrique Gaviola, con quien mantiene correspondencia”. Volviendo a la figura de Antonio Sobral se dice que la “pedagogía comunista ha encontrado (en él)… y en la señoritra Viegra dos realizadores muy eficaces”.

 

Si bien la información de los denominados “memorándum” relevados no es de gran trascendencia, no debe olvidarse que en 1952 “la escuela de Sobral” en Villa María es intervenida y entre los argumentos reales está el de que allí había educadores comunizantes. La vigilancia de los docentes, de políticos opositores, son unas de las prácticas menos antidemocráticas que pueden encontrarse repetida a lo largo de nuestra historia.

El pedagogo Paulo Freire, que en Villa María tiene una plaza con su nombre en el barrio San Martín, dice que no hay “una dimensión política de la educación, sino que ésta es un acto político en sí misma. El educador es un político y un artista; lo que no puede ser es un técnico frío. Ello significa que tiene que tener una cierta opción: la educación para qué, la educación en favor de quiénes, la educación contra qué”. Eso suele despertar la necesidad de control de parte de quienes ostentan el poder.

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