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Acerca de la muerte de Menéndez

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Acerca de la muerte de Menéndez
“Murió la muerte... Así definió la agrupación HIJOS el final del genocida. Sus integrantes, junto a tantos familiares y amigos escuchábamos mientras se desarrollaba el megajuicio en los Tribunales Federales en Córdoba, mientras el asesino mayor estaba inconmovible en el banquillo. Yo lo dibujaba y lo dibujaba... No sabía que detrás de mí una cámara de Canal10 filmaba el desarrollo del dibujo. Fue mi catarsis de aquella siesta junto a la Sole y Mima García, los Requena, y tantos más presentes, en una de las tantas e interminables jornadas para buscar Justicia...”. Así explicó el artista Raúl Olcelli la circunstancia en la que realizó el dibujo que ilustra esta página

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“La Tierra es tan grande y el muerto tan pequeño…”

La bestia murió en vísperas de la Cuaresma cristiana. El, que a tantos crucificó para saciar su ira de mediocre humanoide.

Mezcla de ofidio desnaturalizado y urticante medusa.

La bestia no murió en paz. En su memoria de muerto lo abrumarán los suplicios de tantos hombres y mujeres desgarrados en sus manos.

Ha muerto el ejecutor de mandatos oligárquicos y excluyentes. El fiel lacayo del odio humano, inhumano, taimado, despectivo, agobiante. El servil de las tufosas clases dominantes.

El cancerbero del pueblo sojuzgado.

El de la Patria para los de arriba y las sobras para los de abajo.

La otrora omnipotente hiena lasciva devenida en despojo exhaló el último suspiro atormentada por su conciencia. Su rudimentaria conciencia de bestia.

Ha muerto la bestia vocinglera. El macho ante la impotencia y el cobarde ante las ideas.

Murió Menéndez.

La Tierra es tan grande y el muerto tan pequeño, que podrá devorar todo su odio.

Que así sea y en paz no descanse.

Rubén Santiago Rüedi

 

Murió la muerte

Murió el que mandó a matar a mis padres y a otras dos mil personas maravillosas: maestros, sindicalistas, luchadores excepcionales. A los padres de mis compañeros, mis hermanos.

Murió la muerte y no me alegra. No soy buenita ni piadosa, simplemente no soy ellos.

Sí me alivia que se fue con 13 cadenas perpetuas, que nuestros hijos vieron que pelear sirve, que la Justicia se construye.

No es su muerte lo que alivia, es que se haya ido condenado. Aunque nos debe mucho que jamás regresará, aunque se fue en un silencio cobarde: nunca dijo dónde están los huesos de nuestros muertos. Su familia podrá enterrarlo hoy porque no somos ellos.

Pasan los años y seguimos pensando lo mismo, seguimos siendo los mismos. Seguimos también peleando contra monstruos como él para hacer de este un mundo más justo, más digno, más feliz.

Te fuiste solo, viejo de m…, la muerte que vos fuiste ahora te alcanzó a vos.

Paula Mónaco Felipe

 

Murió el chacal

Se murió el chacal, el monstruo, el demonio asesino Luciano Benjamín Menéndez…. ¡Que no descanse en paz!

Ni vivió, ni murió en paz, ni va a descansar en paz.

Tuvo la desgracia, de además de ser un asesino, de poner el nombre de su esposa, Perla, al campo de exterminio, la terrible desgracia de ver morir a dos hijos…

A pesar de estar muerto, terminará de ser juzgado.

Quedará en la historia como un demonio consecuente. Eso lo sabrán generaciones y también toda su descendencia… ¡No es poco!

Cristina  “Kity” Angeli

 

Murió el chacal

Murio Menéndez…

Espero que la Justicia Divina lo mande a donde tienen que estar…

Nada que agregar… O tal vez sí; una anécdota:

Aquel momento en el que le “recomendó” a mi tío, director de Los Principios,  el villamariense Pochi Pigni, dentro de su oficina en el mismo diario: “No se cartee más con su tía Pura Sánchez de Frondizi, en Roma…”.

Miguel Sponer Pigni

 

“Solo frente a la verdad”

Menéndez quedó solo frente a la verdad, ya no teniente general, ya no Luciano Benjamín, solo como un hombre condenado por sus propias acciones, las más terribles, que aún no terminan de cicatrizar. Se llevó la arrogancia de un mercenario mediocre, un soldado de la cruz y el billete verde, una escoria humana con uniforme militar, un cristiano que crucificó tantos cristos. Murió pagando una parte mínima del dolor que generó, murió como un cobarde que jamás pidió perdón. Dejó odio, ira y mentiras. ¡Cuidado! con los futuros dictadores disfrazados de demócratas, periodistas, gobernantes, jueces; el terror sembró la semilla de su continuidad en el vigilante medio argentino en la clase que pide libertad para el dinero. ¡Cuidado! ¡Cuidado! de todos estos dictadores; solo hay uno más muerto. ¡No descanses! ¡No hay paz hasta que haya memoria verdad y justicia!

«Murió el mayor genocida de nuestra historia, la muerte lo encontró en el marco del sistema democrático, el cual le garantizó todos los derechos que él negó a quienes desapareció, torturó y asesinó», dijo Liliana Montero, (presidenta de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Córdoba) y suscribimos desde aquí.

 

 

APDH, Regional

Villa María

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