Adiós a Ambar

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Adiós a Ambar
La imagen que difundió el CRRE muestra el flagelo que atravesó el animal antes de su muerte

El Centro de Rescate y Rehabilitación Equino escribió este informe que describe el triste final para un caballo maltratado de Quilmes y, en base a ello, criticó la poca reacción política para legislar el tema. Un llamado a la reflexión

La imagen que difundió el CRRE muestra el flagelo que atravesó el animal antes de su muerte

Queremos despedir con un dolor indescriptible e infinita tristeza a una gran luchadora: Ambar. Ella no pudo resistir el castigo recibido y se fue, uno de los días más tristes para nosotros.

Ambar formó un vínculo hermoso e indisoluble con nosotros, nos relinchaba, nos respondía y quería vivir. Sabía que la estábamos tratando de ayudar y de curar.

Es otro animal hermoso que pierde su vida en manos de la tracción a sangre. Ambar era uno de los caballos que reclamaba en su protesta el Sindicato de Carreros; todos los caballos que quieren que se les devuelvan están o estuvieron en estas condiciones.

Les vamos a contar la historia de Ambar porque nunca la pudimos presentar con todo el trabajo que teníamos. Las curaciones eran muchas, ya que su estado de salud era delicado. Así nos dejó Ambar y todo lo que sentimos es un inmenso dolor.

 

La triste historia

Ambar fue una yegua de Quilmes, una de las miles que tiran todos los días del pesado carro que la esclavizaba. Ella vivió sus días de carro sin poder escapar a un destino fatal contra el que no pudimos hacer hacer nada. Ambar estaba aferrada a su vida, pero la muerte le ganó la batalla.

Ambar tiró y tiró del carro con pesos tan grandes que sus miembros se deformaron por el esfuerzo. Arrastró en jornadas interminables enormes pesos, privada de alimento y de agua. Pero lo peor de todo es que cargó con el peso más grande del carro: el del maltrato y la crueldad. Así, entre la tortura y el trabajo fueron pasando los días hasta que Ambar no pudo resistir más y cayó para no volver a levantarse. Los carreros se la llevaron arrastrando a lo que ellos llaman casa, pero que en realidad era un infierno en vida para Ambar, un basural lleno de barro y desperdicios.

La intención de los carreros era reventarla a golpes para que se levantara y siguiera tirando. No podían hacer eso en plena calle porque no querían que los vecinos vieran el horror.

Luego uno escucha hablar a los que los defienden que muchos tratan de llevar el pan a la mesa. No se puede llevar el pan de esa forma, no se puede justificar el alimento en la mesa en base a esclavizar a un animal a puñetazos, palos y puntapiés. Los vecinos de todas formas vieron con terror el feroz castigo que estaba recibiendo Ambar y alertaron a la Guardia Civil. La Guardia, junto a los guardavidas del río de Quilmes, procedieron a buscar a Ambar ante la desesperación de los pedidos de auxilio.

Ahí se encontraron con el horror total, la pobre yegua hundida en el barro de un lugar inmundo y decadente, totalmente lastimada y desnutrida, agonizando entre bolsas de basura para forzarla a que esté sentada y tuviera mejor aspecto. Ambar ni siquiera podía permanecer en esa posición. Para lograr sacarla hubo que demoler una pared de la casa donde se encontraba.

Cuando llegó a nuestro Centro tenía los dos ojos con las córneas totalmente rotas por los golpes que recibió. Fueron golpes dirigidos brutalmente hacia sus ojos. Estuvo 2 días para poder abrir uno de sus ojitos. El otro nunca lo pudo abrir.

Su vulva estaba lastimada y no precisamente por haber parido. Factiblemente le han introducido objetos en el conducto vaginal, como dos casos que ya tuvimos. Uno, precisamente en Quilmes hace ya casi un año, donde al caerse los carreros le pasaron un palo a través de la vagina y la levantaron de esa forma. El resto del estado general de Ambar y lo que sufrió durante esos tres días hundida en el barro lo cuentan las fotos porque realmente es indescriptible y parte el corazón verlo.

A pesar de todos sus golpes, sus heridas y su estado desastroso en general, Ambar alguna vez fue una yegua que gozó de mucha salud y vivió tiempos mejores. Ella seguro tuvo un pasado en algún campito de Buenos Aires, al aire libre y disfrutando de la libertad y el viento en las crines.

Ambar vivió el calvario de los animales que son robados para tirar del carro, algo de lo que nunca se va a escuchar hablar a los Sindicatos de Carreros. Cuando uno pregunta por el origen de sus animales, las explicaciones son muy pocas. Aparecen algunos papeles que en ciertos casos no son válidos y en otros están falsificados.

 

El desprecio

Lo que más nos duele de este final es que ella quería vivir. No había minuto en que no luchara por mantenerse con vida. Pero los golpes fueron tantos que terminaron arrebatándole la débil llama de su existencia. Entre lágrimas desde el primer día en que llegó pensamos una y otra vez que esta locura tiene que parar. La tracción a sangre tiene que terminar de una vez y para siempre.

Es tal el odio y el desprecio a la vida que tienen algunas personas, que su existencia transcurre matando animales sin mostrar remordimiento ni piedad. Nos estremece pensar que esa yegua fue robada y posiblemente vivía libre con una familia que la amaba y la respetaba.

 

La política duerme

A veces parece que la política intenta tapar el sol con un dedo. Todos los partidos hacen promesas y se cansan de recibir agrupaciones de proteccionistas. Los llenan de halagos y palabras comprensivas, pero atrás de toda esa monserga elegante lo único que buscan es demorar las respuestas.

Porque la presión que hacen los carreros y la incapacidad de brindar soluciones para que dejen los caballos libres de una vez son el resultado que vemos año tras año. Nosotros, mientras tanto, seguimos haciendo propuestas, buscando la #LeyNoMasTAS y estuvimos en el Congreso para exponer la problemática de la tracción a sangre. Vamos a trabajar con los diputados y senadores para consolidar un proyecto justo, porque creemos plenamente en nuestro objetivo.

Mientras la política y la Justicia siguen con sus tiempos y sus agendas, los carreros ganan tiempo y justifican todo en base a ganarse el pan. Se llevan caballos en pésimas condiciones a las marchas porque son lo mejor que pueden mostrar. Algunos de los de esa marcha de carreros ni siquiera estaban herrados. Luego hay gente que pone en los comentarios que a los caballos los tienen bien. ¿Qué quieren justificar? ¿Los azotes a un animal hasta su muerte?

Por otra parte, entendemos que las discusiones sobre estos temas generen una reacción violenta de la gente. Pero es lógico que surjan en ciertas personas la indignación, la bronca y la impotencia. Por eso pedimos que sean comprensivos, traten de moderarse y no dejarse llevar por la violencia porque la violencia es el sello de distinción de los maltratadores. No queremos ser nunca como ellos.

Centro de Rescate y Rehabilitación Equino

E-mail: centrocrre@gmail.com

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