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Al defensor le cambiaron la cara

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Al defensor le cambiaron la cara
Piovano le contiene el penal a Páez, que empezó a definir el pasaje a una nueva final para el Lobo tras un año y medio, y la eliminación de Rivadavia

LIGA VILLAMARIENSE DE FUTBOL – Torneo Apertura – Semifinal – Partido de ida

Rivadavia, que estaba invicto y llegaba con ventaja, no pudo en los penales con el central Matías Piovano, que jugó de arquero más de 80 minutos. Así, Argentino, que había ganado 2 a 1, llegó a la final

Escribe Diego Pellegrini (h)

Deportivo Argentino se metió en la final luego de una tarde de locos. Con un libreto que marcaba inferioridad numérica casi ochenta minutos, superioridad absoluta en el juego y una definición desde los doce pasos para el infarto, el local terminó superando al último campeón Rivadavia, por 4 a 2 en los penales, luego de que el partido finalice 2 a 1 para el Lobo.

El antes, el durante y el después tuvo todos los condimentos, propio de una definición que quedará en la memoria de los allí presentes. El conjunto de barrio Nicolás Avellaneda afrontó todo el partido con Matías Piovano en el arco, tras la roja tempranera de Ronco (8’), y ante la ausencia del arquero en el banco de suplente (Vega estaba lesionado), el defensor se puso el buzo. Además, Deportivo Argentino entregó su mejor versión y superó en todas las instancias al experimentado equipo de Arroyo Cabral.

Una tarde para el olvido tuvo el visitante. El equipo de Marcelo Santoni nunca pudo aprovechar ese hombre de menos que tenía su rival y de a poco fue complicándose la vida, hasta llegar al momento de los penales, en donde también erró demasiado.

Pero claro, la historia la escribió el juego y el despliegue de Argentino. Esta vez el equipo local se tuvo que poner el overol, para trabajar el partido de una manera especial, sabiendo que en la vereda rival tenía a un viejo guerrero como Rivadavia.

Entonces, cuando Carlos Ronco se va expulsado correctamente por una dura falta contra Nicolás Gayoso y con Piovano en el arco, los de Romero salieron decididos en hacer historia, intentando revertir el marcador. Y lo harían con herramientas valederas.

Porque rápido, el Lobo se adueñó del juego y la pelota. Llamativamente, el visitante nunca le pudo ocasionar una chance de peligro a Piovano, salvo el tiro libre de Martínez, tras la expulsión, que dio en el travesaño y en la jugada del gol de Maxi Demarchi, cerca de los noventa. En el medio, un Verde sin la pelota y sin ideas se vio siempre desbordado.

Mucho más aun cuando a los 13’ apareció adentro del área Matías Rojas, un viejo conocido de Santoni, quien tras un toque sutil pone la pelota contra el palo, decretando el 1 a 0 para el anfitrión.

Golpe de efecto en la serie. El local se mostraba más fuerte que nunca y mandaba un mensaje, que daría mucha lucha.

Franco Ñáñez empezó a realizar su trabajo de hormiga, recuperando casi todo, Agustín Moreno con las corridas y apariciones peligrosas, más la sapiencia de Claudio Díaz y Mauro Fuente, para jugar cada pelota redonda.

Argentino defendía casi mano a mano en el fondo, para mantener el resto de la estructura ofensiva en cancha. Entonces, como Rivadavia no lo complicaba de mitad de cancha hacia arriba, el local atacaba como si estuviesen once contra once, es decir con mucha gente.

En el fondo, el tridente Molina, Jacobi, Rojas, sacaban y bancaban casi todo, por ende Piovano solo observaba el partido desde el arco.

Lo tuvo Rosales luego de una gran jugada colectiva, luego Moreno desde afuera, con tapada de Berardo, más un cabezazo de Molina y otra del Chino Rosales. Fueron cuatro las posibilidades del local, como para sacar dos de distancia en un primer tiempo muy bueno.

José Luis Villagra nunca pudo tomar el timón del juego, por eso el de Arroyo Cabral siempre se mostró incómodo en el partido, sin poder poner a sus ofensivos (Gayoso y Albiero), en posición de gol. A esto, sumado que Martínez, Pedernera y el Pulga Villagra no atacaban ni tampoco eran sólidos desde la recuperación. Todo oscuro para el visitante.

El segundo tiempo siguió igual, a pesar de que Santoni mandó a la cancha a Franco Gozzerino por Diego Villagra, Rivadavia tampoco pudo torcer el rumbo del partido. Quien continuó imponiendo condiciones fue Deportivo Argentino y con la misma receta.

La última línea continuó igual, a pesar de que el rival atacaba con Maximiliano Páez y Javier Demarchi (más tarde) ya en cancha. El local sacaba todo y cuando la agarraban en la mitad, Díaz, Rosales, Moreno y compañía salían como aviones en busca del arco de Berardo.

Lo perdió Rojas, otra vez apareciendo como nueve, remate de Carrera que salió cerca, lo perdería Fuente contra Berardo y por último, cabezazo de Jacobi en soledad. Mucho para no merecer el segundo.

Y el 2 a 0 llegó. Fue a los 21, con Agustín Moreno metiendo una gran diagonal de derecha al centro y a pura gambeta terminó definiendo de zurda, cruzado, contra el palo, para que todo el Nicolás Avellaneda festeje.

Locura y alegría en Argentino, porque lograba la clasificación y tremenda tristeza y preocupación en Rivadavia, porque no entendía cómo debía jugar el partido.

Llegaron más rojas. Primero Gayoso, por caer en la trampa de la desesperación. Entonces, el final era diez contra diez y ese final le terminaría haciendo un guiño al defensor del trono.

Porque cuando el reloj marcaba 42’,, Gudiño mandó un gran centro al área, para que Maximiliano Demarchi la desvíe en el segundo palo y decrete el gol para Rivadavia, que llevaba todo a los penales; 1-2 y más por contar.

En el final vieron la roja Molina en el Lobo y Martínez en el Verde, pero ya se sabía que los penales definían la novela de suspenso.

Y allí fue cuando Deportivo Argentino se mostró infalible, metiendo las cuatro ejecuciones, más Piovano deteniendo el de Páez y Berardo estrellando el suyo en el travesaño. Triunfo del Lobo y clasificación para el equipo que nunca renunció a su identidad, sabiendo que el camino era el de jugar siempre.

 

La figura

Matías Piovano. Se hizo cargo del arco de Argentino durante 80 minutos de partido, mostrando solidez a pesar de su inexperiencia en el puesto.

Pero lo mejor llegó en los penales cuando le detuvo el disparo a Páez. Durante el juego Agustín Moreno fue imparable con su velocidad y gambeta.

El siete, además, marcó un golazo para el Lobo y ayudó mucho en el retroceso: completo.

 

El árbitro

Diego Ortega. Tuvo un correcto arbitraje en una tarde en donde necesitó tomar decisiones fuertes desde el inicio, como la roja a Carlos Ronco por una fuerte infracción sobre Gayoso.

En el trámite del juego estuvo muy sensible a las faltas, acertando casi siempre. En el final sacó tres rojas más y todas correctas.

A Gayoso por un cabezazo a un rival y luego a Gastón Molina y Fabián Martínez por pelea mutua.

 

Los penales

Fuente (DA): gol (1-0)
Gozerino (R): gol (1-1)
Jacobi (DA): gol (2-1)
J. Villagra (R): gol (2-2)
Díaz (DA): gol (3-2)
Páez (R): atajó Piovano (3-2)
Moreno (DA): gol (4-2)
Berardo (R): travesaño (4-2)

 

Los números

7 – Argentino animará su séptima serie final en el torneo local en lo que va de la actual década. Entre ellas, animó una con Universitario, en el Apertura 11.

17 – La racha de partidos sin sufrir derrotas que acumuló Rivadavia, que sufrió su primera caída después de aquella primera final del Clausura del año pasado.

 

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