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Bondades del pueblo jardín

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En el extremo oriental de la provincia mesopotámica, la localidad destaca con sus termas, paseos campestres y aura luminosa. Su ubicación privilegiada también permite escapadas al río Uruguay, el Parque Nacional El Palmar y el Palacio San José

Escribe Pepo Garay
Especial para EL DIARIO

A Villa Elisa la llaman “la Ciudad Jardín”. No se equivocaron los autores del slogan, más allá de que por tamaño, población y ritmo a la localidad entrerriana le siente mejor el adjetivo de pueblo. Muy alegre es su fisionomía, de calles y avenidas arboladas, parques y plazas de verde al ras, día protagonizados por el sol la mayor parte del año y agradable ambiente general. Conjunto de virtudes que la convierten en una de las aldeas más bellas del Litoral. Sin embargo, la mayoría de los visitantes no llegan precisamente por eso, sino por las termas que habitan el cuadro, los paseos con gusto a campo de los alrededores y la cercanía con el río Uruguay.

A sólo 30 kilómetros del torrente (ese que “es un cielo azul que viaja”, de acuerdo al maestro Aníbal Sampayo) y de la todavía más turística Colón (570 son los kilómetros que la separan de nuestra Villa María, en dirección oeste), Villa Elisa ofrece sus preseas con ensanchado orgullo. Así lo hacen saber los paisanos, gringazos de piel y de maneras, camperos en los comentarios, amables y templados, tan entrerrianos.  

 

Complejo termal y más

Inspirados por ellos nos vamos a recorrer el mapa. La invitación inmediata es hacer cita con el complejo termal. Un emprendimiento regenteado por la Municipalidad erigido conjuntamente con el descubrimiento de los surgentes de agua cálida, hace un par de décadas (con los años, se inauguraron también algunos centros de spa privados).

Se trata de un parque recreativo de 41 hectáreas, instalado a cuatro kilómetros del centro, cuyo principal llamador son múltiples piscinas de distintas temperaturas (promedio 40 grados centígrados). Allí, excelente es la oportunidad para el relax absoluto durante todas las épocas del año, que trae de yapa beneficios medicinales varios. Acompañan en tales instancias la pileta especial que genera olas de forma artificial, los sectores de toboganes acuáticos, un hermoso lago (está permitida la pesca y la navegación sin motor), senderos para caminar o andar en bicicleta, hotel 4 estrellas, más de 100 búngalos, camping, canchas de tenis, de golf, spa, restaurantes, bares, proveeduría y tiendas de artesanías.

Cuando el clima acompaña, resulta muy recomendable asimismo el balneario El Rocha (donde las estrellas son el río y una intensa arboleda, ideal para hacer el asado a resguardo del sol), el natatorio municipal (abierto durante el verano) y, naturalmente, la escapada hacia el cercano Colón.

En el área del centro el viajero encontrará varios hoteles, restaurantes, negocios de productos regionales (dulces, alfajores, licores, embutidos, quesos, miel y artesanías en cuero y metal) y atractivos históricos como la Iglesia Virgen Niña (de extraña y vanguardista figura) y la estación del Tren Histórico.

 

Escapadas rurales

Este último conecta, en un viaje de poco más de tres kilómetros, con la Estancia-Museo El Porvenir. Rincón ideal para descubrir la historia de la zona (los primeros asentamientos europeos se dieron a fines del siglo XIX), las costumbres de antes traídas al ahora y, fundamentalmente, la esencia gaucha de la zona.

El emprendimiento forma parte del llamado Camino de los Colonos. Circuito que, de campo en campo, toca lugares como los almacenes de ramos generales Don Leandro y Francou (ancianas y rústicas casonas en las que se sirven espectaculares bondiolas, chorizos, salames y demás manjares del tipo), la Vieja Carpintería (emprendimiento ubicado en Colonia Hocker, que elabora productos en madera a la vieja usanza) y el recreo rural Costas del Mármol (también en Colonia Hocker, permite realizar paseos entre animales y aura de folclore).

Otras excursiones de fuste son las que llevan al notable Parque Nacional El Palmar (un universo de palmeras yatay y rica fauna, emplazado 55 kilómetros al norte) y el Palacio San José (80 kilómetros al sur, famoso por haber sido hogar del héroe entrerriano Justo José de Urquiza). Eso, siempre y cuando haya ganas de salir de Villa Elisa, dejando atrás sus mansas termas y su rostro de jardín.

 

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