El karaoke y los distintos programas de concurso de cantantes potenciaron la vocación de muchas personas para encontrar su voz con su alma. Todavía se recuerda ese Anfiteatro lleno para sorprender a Pablo Cordero, mientras participaba del reality “Escalera a la fama”. El mismo protagonista abrió un espacio para que muchos villamarienses de distintas edades se acerquen para ecualizar sus cuerdas vocales.

“La música es muy terapéutica, mucha gente se autodescubre a través del canto”, destacó Cordero, el director de Bravo. “Muchos vienen no para ser cantores profesionales, sino porque hay un amigo que le dice, ‘che, entonás bien’ y otros para encontrarse con ellos mismos”.

El viernes pasado se realizó la segunda audición del nivel inicial de la academia, ante amigos y familiares. Como un perrito mojado, se encontraba Rodrigo Salgueiro, un pibe con una vida difícil, que supo golpear los tambores de la batucada “Los Dragones” del barrio Los Olmos. En una charla con Pablo no dudó en inscribirlo de manera gratuita a través de una beca. Rodrigo, tímido, comentaba que “está bueno, te enseñan a respirar, saber a manejar el diafragma y a tener oxígeno necesario para mover las cuerdas vocales. Esto es algo mágico, te da seguridad, te enseña a conocerte y le agradezco a Pablo y a mis compañeros el apoyo que me han dado. Voy a seguir para perfeccionarme”. Junto a él se encontraban los demás alumnos: Patricia Gili, Mimí Romano, Rodrigo Mosquera, Marcelo Brizuela; David Kosner, Micaela Perea, Romanela Pucci, Norma Bailone, Sofía Suárez, Irene Daloia, Chiara Manera, Constanza Ruiz, María Basualdo, Noelia Sánchez y María Guadalupe Jornet.                     

Víctor Alvez