Inicio Suplementos El Diario Político Carlos Alberto Giliberti: “Al partido radical hoy lo conduce el PRO, vinieron a pintar los comités de amarillo”

Carlos Alberto Giliberti: “Al partido radical hoy lo conduce el PRO, vinieron a pintar los comités de amarillo”

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Carlos Alberto Giliberti: “Al partido radical hoy lo conduce el PRO, vinieron a pintar los comités de amarillo”

Nació en Villa María, el 27 de junio de 1955. Es comerciante y de oficio chapista y pintor. Tiene 4 hijos y 11 nietos (2 fallecidos). Durante 26 años jugó al básquet, su deporte favorito. En 1982 comenzó a militar en las filas de la Unión Cívica Radical motivado por el mensaje del expresidente Raúl Alfonsín. Presidió el ala juvenil del Movimiento de Renovación y Cambio y la Juventud Radical del Departamento desde 1983 a 1991. En esa época, durante dos años fue secretario del bloque de concejales de su partido. Molesto con la decisión de Fernando de la Rúa al nombrar a Domingo Cavallo, dejó el radicalismo y participó del armado del ARI, integrando la lista de candidatos a legislador. En 2006 fundó su propio partido a nivel local, el Modecopa. Con esa sigla fue candidato a intendente en 2015. Presidió en dos oportunidades la Asociación de Básquet

Escribe: Nancy Musa
DE NUESTRA REDACCION

“Estoy acostumbrado a navegar en el medio del océano, en un barquito de papel, sin remos”. Suelta las palabras con una carcajada. Es una de las tantas frases que lo definen como un tipo que ha pasado por numerosas crisis personales sin bajar los brazos. El Cabezón o el Gringo, dos de sus apodos, tiene su historia. Anduvo por mil caminos, estuvo en el sur jugando al básquet, se puso la campaña al hombro de un candidato de Mina Clavero y cuenta numerosas anécdotas, muy divertidas, que quedaron en el tintero por cuestiones de espacio.

Carlos Giliberti es un rebelde, no se calla, expresa su visión sobre la política y el rol del radicalismo en la actualidad. Con toques de humor responde las preguntas y cada tanto aclara: “alguno se va a enojar”.

 

-Estamos recorriendo una etapa en la que se nota la división que existe en la sociedad. Usted, ¿de qué lado de la grieta está?

-Mirá, hace días que estoy hablando el tema con algunos amigos. Vos sabés que yo estoy adentro de la grieta. Porque no estoy de un lado ni del otro y creo que somos muchos los que pensamos así.

Y no estoy de ninguno de los dos lados porque a la hora de votar, no tuve que elegir, tuve que optar para la Presidencia, porque es ahí donde está la grieta, a nivel nacional. Entonces, como no tuve la posibilidad de elegir, sino una opción, me quedé parado al medio. Por eso tuve que armar un partido que es para los villamarienses con personas de diversos pensamientos.

Y, hoy por hoy, es difícil conversar y plantear tu posición porque se te enoja uno o se te enoja el otro (sonríe). Entonces, trato de hablar de política en los lugares en que se tiene que hablar de política, porque en los bares son todos Maradona, todos saben, todos hacen, todos dicen. Pero cuando les preguntás por el compromiso que tienen, se remiten a que eligieron a alguien.

 

-¿Hablan pero no participan?

-No participan. Por eso les digo “si hubieran trabajado y hubieran participado, no estaría sentado en el cargo el que tanto critican”. Hay que participar, hay que comprometerse.

 

-Su partido, el Modecopa, ¿está funcionando, debaten o ha entrado en una meseta?

-Hay una meseta porque no es lo mismo formar parte de los gobiernos que estar fuera de los gobiernos. En épocas de elecciones siempre se suma gente, algunos que nunca participaron, pero de alguna manera fuimos el motor de participación para que muchas personas no dejaran de hacer política.

Y si se da la posibilidad de participar nuevamente en una elección, algunos volverán y otros se sumarán. Lo importante es que el partido siempre tuvo gente joven, el más grande soy yo (se ríe).

También había gente con experiencia, otros que se acercaban para conseguir algo y nosotros siempre decíamos lo mismo: “Acá en lugar de sacar, tenés que venir a poner” (risas). Era nuestro lema.

Y cuando me tocó ser candidato a intendente, fue por una circunstancia muy especial, asumimos el compromiso y fuimos, sin estructura, sin aparatos, y estoy conforme con lo que hicimos. Vendimos pollos asados para bancar la campaña.

 

-¿Qué le dejó la experiencia de haber sido candidato a intendente?

-Fue bárbaro. Primero, que a Villa María la conozco de arriba a abajo porque la he recorrido siempre y la experiencia fue haber hecho una propuesta para los vecinos, que algunas de esas cosas hoy se están haciendo.

Nosotros hicimos propuestas para la seguridad, para la salud, para las adicciones, muchas propuestas hicimos. Recuerdo que ustedes en EL DIARIO nos convocaron a un debate y fue muy lindo.

Y para mí fue un honor ser candidato a intendente. Estuvimos un año y cuatro meses preparando lo que le queríamos ofrecer a la gente de la ciudad.

 

-¿Qué análisis hace de la situación de la ciudad hoy?

-Creo que le dieron un vuelco a la ciudad. Me acuerdo de que yo decía que Villa María tenía mucho cemento y había que trabajar más con lo social. Me parece que quienes gobiernan la ciudad hoy están buscando un perfil. El perfil del intendente es la ciudad del aprendizaje, la cultura, es muy bueno, pero me parece que falta la contención en lo social de muchas personas. Me da la sensación de que algunos funcionarios no están a la altura de lo que el intendente pretende. Me parece, mirando de afuera, hablando con la gente. No conozco la cocina.

 

-¿La situación económica del país afectó a lo que está pasando en la ciudad, según su visión?

-Es dura la situación económica, yo lo noto en lo nuestro, hace 30 años que vivo de producir, a mí un gobierno me fundió por la política económica, llegó otro y empezamos a producir. Ahora hace dos años de este gobierno, más dos años del gobierno anterior que se viene castigando a la gente.

Es enorme la presión impositiva, hay que aguantar un Estado muy grande. Te dicen “vamos a achicar el Estado”, mentira, no lo achican, al contrario. Disfrazan cargos, sacan uno y ponen otro.

 

-La presión impositiva es una queja permanente…

-Y sí. Esto de la presión impositiva hace que cada día los más chicos nos achiquemos más.

Vemos la vaca y lloramos porque ya nos hemos quemado con leche. Es muy jodido hacer desarrollos empresariales, a no ser que tengas un respaldo muy grande a un costo bajo y eso no existe.

Si vos ves que tu país ha tenido inconvenientes y te propusiste para dirigir el país, tenés que venir con soluciones. Y las soluciones son más trabajo, más producción, más salud pública, más educación y todo lo que te estoy diciendo más, hoy es menos. Entonces, es muy difícil pelearla. Y estoy cansado de que me digan que la culpa es de los que gobernaron antes. Ya está.

A mí me tocó ser presidente de la Asociación de Básquet dos veces. Yo llegué y pregunté qué había. Aplaudí lo bueno que hicieron antes y los inconvenientes los pusimos al hombro con la comisión y nos pusimos a trabajar.

Pero para hacer esto hay que tener sensibilidad social. Si a un ministro de Economía nunca le cortaron la luz, no sabe lo que es tener problemas.

 

-¿A usted sí le cortaron la luz?

-No solo me la cortaron, me llevaron el pilar (risas). Lo de la luz lo digo como ejemplo, hubo gente muy conservadora que vivió muy cómoda, nunca estuvo en su espíritu meterse en la política para hacer cosas por los demás y veo que hoy se meten en la política y denostan a los otros, a los que les fue mal.

Entonces les digo: “¿Me vienen a hablar de política cuando hace 35 años que hago política?”. Yo trabajé, me quedé seco, perdí familia, hice todo mi esfuerzo para que vos estuvieras como estás. Esto es así. Entonces, si hoy existe un pequeño orden institucional, es porque muchos locos y locas nos pusimos a trabajar en una época cuando todos decían “no te metás”.

En mi casa nunca me dijeron eso porque mi abuelo era el que andaba con el Winchester peleando por los radicales con los conservadores y mi papá era un empleado del ferrocarril, radical y gremialista.

Mirá si seré porfiado. Yo lo recuerdo a mi viejo diciéndoles a algunos dirigentes radicales que no estaban preparados para ser legisladores.

 

-Hablando de su familia, ¿en qué barrio se crió?

-En el Ameghino. Nacido y criado en el Ameghino hasta los 36 años. Yo tenía una hermana discapacitada (se emociona), siempre recuerdo a mi hermana. Falleció a los 33 años, yo era presidente de la Juventud Radical en ese momento.

Vivíamos juntos mis abuelos, mis padres y los dos hermanos. Vivíamos con los abuelos para ayudar con la discapacidad de mi hermana, ella tuvo encefalitis y quedó como si tuviera ocho meses.

Me crié con los abuelos, con mi mamá, mi papá trabajando muchísimo, no estaba muy presente, pero aparecía y era un respeto que te marcaba. Mi abuelo lo mismo.

 

-¿A qué se dedicaban los abuelos?

-Mi abuelo era carnicero, mi abuela tenía una verdulería, un almacén. Mi mamá era ama de casa para cuidar a mi hermana. Y mi papá nace en Impira y se va a vivir a Obispo Trejo. Eran 23 hermanos, él era el más chico.

 

-¿De chico era muy travieso?

-Sí (risas). Yo tenía una barra que éramos todos traviesos, una barra rodeando el Club Ameghino. De día eran los campeonatos de fútbol, las carreras de autitos, salir con la gomera, las hogueras de San Juan. Yo viví el proceso del nacimiento del Club Ameghino, don Rubiolo fue un hombre que puso la garantía para el galpón, don Lorenzo Gilli, Rossetto, que hace poquito que falleció.

El club fue un aprendizaje para muchos, amigos como el Manolo Magrín, Víctor Fernández, algunos de otros barrios.

 

-¿La pasión por el básquet la tuvo desde niño?

-Siempre. Me gustaba el fútbol, pero siempre me llamó la atención el básquet.

 

-¿Y tenía algún otro sueño o era ser jugador de básquet?

-No, siendo chico no. De niño era el básquet. Cuando crecí, tuve otros sueños que no son fáciles de llevar adelante. Si uno fuera obediente, sería más fácil y yo de obediente no tengo nada. Soy muy consecuente, pero de obsecuente no tengo nada.

 

-Una especie de oveja negra.

-(Se ríe). Yo he perdido muchísimas cosas en mi vida por no ser obsecuente. Digo las cosas de frente, así me criaron, así me hice. A veces me dicen “no te sabés callar la boca”. Sí, me sé callar la boca en los momentos en que corresponde callarse (risas).

 

-Que deben ser muy pocos

-(Risas). Qué querés que te diga… No me gusta hacer sentir mal a la gente, con la diplomacia que pueda tener les voy a decir las cosas y si no las entienden, se las voy a volver a decir. Vos te reís, yo también me río, y me pregunto: “¿Por qué se enojan cuando les digo que algo está mal? Un amigo te tiene que decir cuando no está de acuerdo y más si estamos discutiendo situaciones que involucran a la gente.

 

-¿Esa rebeldía le trajo problemas en el partido?

-Nunca me dejaron pasar el umbral (se ríe). Nadie puede decir que yo no trabajé para el partido radical. Yo renuncié al partido radical cuando De la Rúa lo nombró a Cavallo ministro de Economía. Ahí me fui, porque habíamos basado toda una campaña diciendo que Cavallo era un demonio -que lo era-. Hicimos toda una campaña, primero una interna, siempre diciendo eso. Cómo podía seguir yo en el partido cuando traían a este tipo a que gobernara. Porque ya no gobernaba el presidente.

En varios períodos de gobierno el ministro de Economía era más importante que el presidente y eso era una barbaridad. La gente elige al presidente para que gobierne, no a un ministro.

 

-¿Usted era de pelear por cargos?

-Nunca me preocuparon los cargos. Te digo más: en 1983, Cecilia Fernández fue la concejala por la Juventud y estuvo muy bien representada. Nosotros hicimos una interna para poner el concejal de la Juventud y en una asamblea de Renovación y Cambio había que elegir al representante en esa lista. Yo era el presidente, pero me dije: “Soy chapista”, y nunca me arrepentí de la elección de Cecilia porque nos representó muy bien.

Y Cabezas era la confrontación, nosotros estábamos con Reguera, fuimos a la interna, sacamos la minoría y Paradella y Cecilia fueron al Concejo.

Yo aprendí mucho, hice política con el Nito Botta, con Carlos Zanotti, con Pidoux. Salíamos a los barrios a afiliar gente, a pintar paredes.

 

-¿Por qué se hizo radical? ¿Por tradición familiar o por Alfonsín?

-Por Alfonsín. Si bien en mi casa se hablaba del radicalismo, Alfonsín me movilizó. Y creo que a muchos. Alfonsín no era un radical cerrado, tenía una idea movimientista  y sumamos mucha gente, él comenzó con la transversalidad.

A nosotros nos decían “los zurdos” dentro del partido radical. En esa época me había ido al sur porque acá no había ni una heladera para pintar, me fui con la expectativa de quedarme, pero con la guerra de Malvinas la situación se complicó en el sur.

Yo jugaba al básquet y tenía un trabajo, mi hija nació mientras yo estaba allá. Y me vuelvo a Villa María y empiezo a militar en el partido.

Era tanta la bronca que tenía por las diferencias sociales que había. Dignificar el hombre me llevó a mí a meterme en la política y el mensaje de Alfonsín iba a eso.

 

-Usted que nació con las ideas de Alfonsín, ¿cómo ve hoy al radicalismo aliado al PRO?

-¡Qué pregunta! Siento mucha pena. El mensaje del PRO era bárbaro, creo que el problema está en los ejecutores. Porque el mensaje fue una cosa y lo que se está haciendo es otra.

Aparte, a mí nunca me cerró el mensaje. “Con esperanza, con fe…”, sí, está bárbaro, pero nunca dijeron cómo lo iban a hacer. Nunca escuché cómo iba a hacer el presidente las cosas que prometía hacer. Tampoco lo escuché al otro candidato. Sí escuché para las PASO hablar claramente, si ese otro candidato hubiera estado dentro del balotaje, hubiera tenido mi voto; no es radical ni de la provincia de Buenos Aires (se ríe).

Llegar a ser presidente del país no se inventa, tiene que tener una trayectoria, hacer un camino para llegar. Yo espero que esto vaya bien y funcione porque estamos todos en un mismo paquete.

 

-¿Es antiperonista, como muchos en la actualidad?

-No soy antinada. Yo formé parte de las primeras juventudes políticas que se conformaron en la provincia de Córdoba, a la primera reunión la hicimos en la casa de los peronistas que estaba en la calle Catamarca, la otra fuimos al partido humanista y luego la hicimos en la Casa Radical.

Siempre hubo antiperonistas o antirradicales, pero los anti nos han llevado a lugares muy malos. Todos los extremos han sido malos y no soy light. No soy un tipo light, pero si alguien hace las cosas bien, por qué estar en contra.

Acá necesitamos una política económica y social con continuidad. Y otra cosa necesaria es marcar la diferencia entre un político y un funcionario público. Cuando llegás a ocupar un cargo, pasás a ser funcionario público y tenés que escuchar todas las opiniones y te tenés que hacer responsable de tus acciones. Y yo no me callaba cuando los funcionarios iban al comité.

Y  hay que tener claro que la que es de todos no se toca y muchos se hicieron ricos en la función pública y hasta cuándo vamos a permitir eso. Por eso la política está tan desprestigiada.

 

-¿O sea que el tema de la corrupción viene hace años?

-Pero por supuesto. Hay ladrones de guante blanco y de guante negro. Te voy a hablar del año 84 u 85, Mario Negri era diputado provincial y nosotros acá desarrollamos un proyecto para que se sacaran las jubilaciones de privilegio; nunca lo presentó, puso mil excusas.

Por eso yo quisiera que alguna vez los que hicimos política desde el año 83, los que ocuparon cargos y los que no ocupamos cargos, nos sentáramos en una mesa y  habláramos a calzón quitado. No importa de qué partido, porque te puedo hablar de todos los que gobernaron. A mí no me van a cambiar las figuritas porque yo estuve sentado con muchos.

Entonces, cuando hablan de la corrupción, no es patrimonio de un partido; unos pueden tener más y otros menos, pero la función pública es muy tentadora cuando la gente no es proba para ocupar los cargos. Y se quedan a perpetuidad, lo vengo diciendo desde hace años, gente que está en los sindicatos y luego pone a sus hijos.

 

-Sin duda, hay muchos que están atornillados a los cargos.

-Sí, te hablo de gremialistas que llevan años en los cargos, pero en la política te di el ejemplo de Negri en el 83 y en 2018 está todavía ahí. Te puedo hablar de Aguad y de no sé cuántos más en mi partido. Y de los que se jubilaron y siguen teniendo injerencia en las decisiones.

A mí me gustaría que hoy mi partido saliera a la calle, la UCR nació de la rebeldía, y si hoy el gobierno del que te hiciste socio está echando gente y a la gente no le alcanza para comer, el partido radical tendrá que hacerse oír y decir “no estamos de acuerdo”  y vamos a hacer otra cosa.

Pero con las banderas radicales levantadas. Nosotros fuimos en las elecciones a intendente con un candidato radical, dónde había un candidato radical, decime.

 

-¿Usted acompañó a Rossi en la interna de las últimas elecciones?

-Hoy, al único que escucho es a Dante Rossi, que lo acompañé, pero es otro al que no lo van a dejar pasar la puerta. El piensa que lo puede cambiar desde adentro y no lo va a cambiar. Al partido radical hoy lo conduce el PRO. Esto es así.

Quiero que este partido se vuelva a hacer sentir en defensa de los desposeídos. Y si volvemos a tener un candidato radical, lo dije en el comité, voy a estar presente; pero con todo lo que tenga color amarillo, conmigo no cuenten. Porque esta gente viene a pintar de amarillo los comités. Y me da mucha pena, mucha bronca.

 

-Carlos, en un momento se fue con el ARI, ¿qué diferencia ve entre la Elisa Carrió de 2001 y la de hoy?

-Blanco y negro.  Nada que ver una cosa con la otra. Lo que mantiene es su pelea contra la corrupción, a veces se pasa de vueltas en este tema. Nosotros le armamos el partido a ella en Córdoba con los Nicolás, Storani. Yo armé ocho departamentos para la doctora Carrió.

La diferencia es notable, creo que ella no sabe construir el poder si no es el de ella misma.

Una anécdota chiquita: nos convocan a una reunión en Córdoba, dejamos todo para ir con Raquel Rodríguez, y nos mandó a unos tipos para enseñarnos cómo teníamos que pintar las paredes (risas). Por supuesto que faltó que le pegaran al muchacho. Nos fuimos, aprovechamos para pasear un rato por Córdoba (risas).

 

-¿Por qué se aleja del ARI?

-Porque ella quería conducir todo, poner los candidatos, y nosotros le dijimos que a los candidatos de la provincia los íbamos a poner nosotros. Así como lo hicimos al partido, le dimos de baja. Después de eso armamos el Modecopa en 2006.

 

-¿Qué panorama ve en la política local rumbo a 2019?

-Hoy no está tan claro. Creo que todos los que participamos en política en diversos ámbitos tendríamos que trabajar para que la gente vuelva a creer en la política. Por eso te marqué la diferencia entre los que hacen política y los funcionarios públicos.

La última vez fuimos nueve candidatos a intendente, creo que ahora habría que trabajar para volver en dos grandes posiciones políticas y tal vez una tercera.

Y me parece que el problema más grande lo tiene el radicalismo, porque debería encontrar el Norte para conciliar las posiciones de los dirigentes de hace mucho tiempo y abrirles las puertas a los jóvenes.

 

-¿Es partidario del bipartidismo?

-Las posiciones de los dos grandes partidos fueron siempre un termómetro, después se fue desvirtuando porque aparecieron las ambiciones personales que en algunos casos no tienen límite.

Tenemos que volver a las ideologías políticas, el peronismo tiene un montón de facetas, pero tiene una ideología que es el justicialismo, el radicalismo no tiene muchas facetas, pero tiene una ideología. Y hoy tiene un problema serio con el PRO.

Entonces, creo que el radicalismo tiene que definir qué papel quiere jugar en la política local y provincial.

 

-¿Resignó su idea de ser candidato a intendente?

-No, no significa que me quite el sueño, pero no. Porque habrá que sentarse, conversar, buscar posiciones y ver los posibles candidatos.

Todo pasa por la claridad que tengan los dirigentes de la UCR. Porque hoy yo no estoy afiliado, pero sigo siendo radical, y sábes cuántos hay como yo.

Creo que, fundamentalmente, los que dirigen el partido radical, en general, primero que nada tienen que definir si son radicales o son del PRO.

 

-Carlos, ¿tiene alguna figura en mente que le pueda dar una vuelta de tuerca al radicalismo a nivel provincial?

-(Pausa). Qué pregunta. A mí me gusta la posición de Dante Rossi, no sé si está preparado para dar una vuelta de rosca. Creo que su idea es la que deberían tomar los dirigentes que toman decisiones.

Y los intendentes tienen que entender, sé que les hace falta dinero para la gestión, pero todo tiene un límite.  Por eso reitero que hay una diferencia entre la gestión y hacer política.

 

-¿Entiende a los radicales K?

-No, acepto su planteamiento, su forma de pensar, pero yo creo que las políticas a implementar del Gobierno K estaban bien, pero los músicos no servían. No sé si soy claro.

Yo pido a los que gobiernan ese tipo de políticas, pero que pongan a los ejecutores idóneos para ese tipo de políticas y no soy zurdo, soy de centro, como decía Alfonsín.

Nunca he criticado a las personas, he discutido proyectos, yo he recibido muchas críticas en mi vida y por eso he tenido muchas situaciones feas, pero nunca bajé los brazos.

Por eso, cuando te eligen no hay que mirar hacia atrás, te eligen para ir hacia adelante porque si no, no hay posibilidad de avanzar.

 

-¿Cuál es su sueño hoy?

-Ser intendente de Villa María (risas). No, mi sueño es que haya comprensión en la gente, que haya trabajo, paz.

Quiero vivir tranquilo, que mis hijos, mis nietos puedan vivir mejor.

A mí me tocó vivir muy mal (se emociona), por la política, los dirigentes traidores destruyeron mi vida pero no me pudieron destruir a mí. Rompieron mi vida anterior, pero tuve la fuerza de construir otra, y en eso mucho tuvo que ver mi compañera, Chichita Fernández, que hace 24 años que estamos juntos.

Y no quiero que los que vengan destruyan esto que he construido, me costó muchísimo estar en una situación en la que no me llevaran el pilar (de la luz), estos últimos cuatro años han sido muy duros.

Si nos seguimos peleando, no vamos a llegar a ningún lado.

 

Opiniones

Mauricio Macri

Las expectativas que tenía puestas sobre lo que podía hacer no llegaron para nada a satisfacerme. Nunca dijo qué iba hacer y mucho menos cómo lo iba a hacer. Espero que todo le salga bien porque si no le va bien, a todos nos va a ir mal.

 

Juan Schiaretti

Un gobernador ordenado, trabajador, pienso que la Gobernación anterior ha sido mejor, pero hoy por hoy va funcionando, me parece que todavía tiene posibilidades de acomodar varias cosas y si es peronista, sabrá cómo hacerlo.

 

Martín Gill

Un muchacho preocupado por su ciudad, lo conozco hace muchos años, sé que tiene voluntad de hacer.Tiene capacidad y, sin ánimo de poner en tela juicio a sus funcionarios, creo que tiene que rever su Gabinete.

Pienso que hay gente que no está a la altura de las circunstancias para acompañarlo a Martín en el Gobierno municipal.

 

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