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Con emoción, el fiscal Atienza se despidió de su equipo de trabajo

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Con emoción, el fiscal Atienza se despidió de su equipo de trabajo
Gustavo Atienza en su despacho del primer piso, que ayer ocupó por última vez luego de 22 años (foto de archivo)

“Fue un día muy particular, muy emocionante, porque quedan atrás más de cuatro décadas de labor en la Justicia provincial”, dijo anoche el funcionario, minutos antes de abandonar su despacho. Estaba al frente de la Fiscalía del Segundo Turno desde 1995

Gustavo Atienza en su despacho del primer piso, que ayer ocupó por última vez luego de 22 años (foto de archivo)

Aunque él lo sabía desde fines de mayo pasado, cuando presentó su renuncia ante el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la Provincia, para la mayoría de los funcionarios y abogados del foro local, e incluso para los periodistas, la noticia de su alejamiento definitivo fue tan sorpresiva como inesperada.

En efecto, Gustavo Enrique Atienza se alejó anoche de la Fiscalía de Instrucción del Segundo Turno, donde se desempeñó durante más de 22 años, 20 de los cuales lo hizo como titular de esa dependencia judicial.

“El de hoy fue un día muy particular, muy especial para mí, muy emocionante”, señaló Atienza con la voz entrecortada al ser consultado por EL DIARIO cuando, pasadas las 20, todavía continuaba trabajando en su oficina del primer piso de los Tribunales locales. “Y digo que fue muy emocionante, porque quedan atrás más de cuatro décadas de labor ininterrumpida en la Justicia provincial”, añadió.

Al momento de aceptársele la renuncia, con las autoridades del TSJ acordaron que continuaría en el cargo hasta el último día de julio, fecha que se cumplió en la víspera.

“Entré a los 20 años y tengo 60… lo quiero mucho al Poder Judicial, pero considero que hay un ciclo cumplido y me voy muy agradecido”, expresó Atienza antes de asegurar que va a “extrañar muy mucho” a su equipo de trabajo.

 

Los porqué del adiós

Al ser consultado sobre los motivos de su alejamiento, el desde hoy exfiscal precisó: “En principio, porque cumplí con los requisitos legales por mi edad; además, creo que 40 años en la Justicia, 22 de los cuales los desempeñé como fiscal, son más que suficientes y existe muchísima gente joven, muy valiosa, que está preparada para ocupar el cargo”.

“Y en tercer lugar -agregó casi conmovido-, porque me lo pidió mi familia”.

Su familia son la también funcionaria judicial Liliana Graciela Cuevas, quien se desempeña como vocal de la Cámara del Trabajo de Villa María; sus hijos Marcos (32), abogado; Martín (31), licenciado en Gestión Ambiental, y Agustina (24), técnica en Turismo, y sus pequeños nietos, un varón de un año y cinco meses y una nena de seis meses.

“Esta función exige un recambio; no es fácil desempeñarla y la exposición es demasiada”, comentó Atienza en otro pasaje de la charla con un periodista de este medio y agregó: “Hay un ciclo cumplido y me retiro muy agradecido… pero voy a extrañar muy mucho a todo mi equipo de trabajo”.

 

Atienza trabajó en el Poder Judicial de la Provincia de Córdoba durante más de cuatro décadas

Su carrera judicial

Gustavo Atienza es cordobés. Nació en la capital provincial el 24 de abril de 1957 y vivió su infancia y su adolescencia en el barrio Crisol Sur.

Ingresó al Poder Judicial provincial el 17 de mayo de 1977, con flamante 20 años. Por entonces ya estaba cursando Abogacía en la Universidad Nacional de Córdoba.

Su carrera tribunalicia se inició en la Cámara Civil de Cuarta Nominación y en 1980 pasó al Juzgado Civil y Comercial de Segunda Nominación, ambas en la ciudad de Córdoba.

En noviembre de 1981 se recibió de abogado, en diciembre del año siguiente contrajo matrimonio y en los primeros meses de 1983 se radicó en Villa María, donde empezó a trabajar en el Palacio de Justicia local.

Su primer cargo fue el de jefe de Despacho del Juzgado Civil y Comercial de Segunda Nominación, que estaba a cargo del juez Ramón Melitón Herrera.

En 1986 asumió como secretario de Juzgado de Instrucción de Segunda Nominación. Primero acompañó al juez Omar Giovanini y luego a su par Nelso Pedro Mossello.

Seis años más tarde (1992) fue designado secretario de la Cámara del Crimen, que por entonces estaba integrada por los vocales César Montiel, Roberto Castelar Blanco y Víctor Hochsprung (todos fallecidos); el otro secretario era René Gandarillas, actual presidente de dicho cuerpo judicial.

En 1995 asumió en la Fiscalía de Instrucción del Segundo Turno, pero lo hizo en calidad de fiscal suplente. Y dos años más tarde fue designado como titular de esa dependencia.

Anoche, pasadas las 20, se encontraba en su despacho para dejar “todo en orden antes de irme”, según deslizó durante su charla con EL DIARIO. “Tenía que firmar algunos expedientes”, completó.

 

Lo que vendrá…

Cuando le preguntamos qué será de su vida a partir de hoy y ya no tenga que levantarse muy temprano para concurrir al edificio de General Paz 331, Atienza dijo que “de ahora en más quiero dedicarme a mi familia, a descansar y también tengo pensado viajar”.

Amante del rugby y confeso simpatizante del San Martín de esta ciudad (institución donde jugaron sus hijos y actualmente lo hacen un par de sobrinos), sostuvo que seguirá colaborando con la entidad tricolor, como lo viene haciendo desde hace muchos años.

Todos los sábados se lo puede ver en el predio de barrio Las Acacias, siguiendo de cerca los partidos del primer equipo, o simplemente ayudando en lo que puede.

Pero su corazón deportivo no sólo tiene los colores de San Martín. También recuerda con emoción la casaca albirroja de “la U”, el centenario Club Universitario de Córdoba, del que se declara incondicional hincha desde su niñez, cuando vivía en la capital provincial.

Otra faceta que no muchos conocen de Atienza es su pasión por la guitarra criolla, que interpretó desde muy joven y hasta la actualidad, y su paso por el Coro Polifónico de Villa María, entre 1984 y 1987, por entonces dirigido por el profesor Claudio Vittore.

 

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