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Cuando todo el año es “verano”

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Cuando todo el año es “verano”
Las actrices lucieron atuendos caribeños para estar “a tono” con los calores de la edad

Marta González, María Carámbula, Divina Gloria, María Valenzuela y Ernestina Pais protagonizaron la obra que vino de gira

Las actrices lucieron atuendos caribeños para estar “a tono” con los calores de la edad

Con la preeminencia verborrágica y anecdótica del stand up, los latiguillos propios de la comedia clásica y la veta musical y coreográfica utilizada como nexos propicios, se desarrolló la puesta “Menopausia Show”, el viernes pasado en el Teatro Verdi.

Como su título lo indica, la obra giraba en torno a hablar desprejuiciadamente de cierto proceso natural de la feminidad adulta que es atravesado por diferentes cambios hormonales, físicos y emocionales.

Con una primera línea de figuras en escena, que viene girando por cerca de 60 ciudades de todo el país, la pieza marchaba sobre rieles. Cuenta con la presencia de Marta González (quien se presentó como la “abuela” de las menopáusicas), María Valenzuela (la madre que discute con su hija conque “los 50 son los 50, no los nuevos 30”), Divina Gloria (fiel a su estilo de desparpajo), y María Carámbula y Ernestina Pais (las más jóvenes del elenco, mixturando contratiempos eventuales con esperanzadora mirada sobre la nueva etapa).

Más allá de que en algunos pasajes la obra -escrita por Flora Alkorta y Verónica Lorca y dirigida por Manuel González Gil-, pecaba de cierta ingenuidad en cuadros no tan logrados, no obstante, los monólogos certificaron las buenas performances individuales. Por supuesto que, en la mayoría de los casos, el enlace empático con la amplia platea femenina era evidente: el listado de los pro y los contra de la menopausia solo podría ser enteramente comprendido por una mujer; como, por ejemplo, la prevalencia de los “sofocones”. Para contrarrestar dicho estado, por el cual “el verano es todo el año”, la puesta exhibe una escenografía cargada de grandes ventiladores.

Vale destacar que, a diferencia de la mayoría de las obras en cartel del gran teatro comercial argentino, es una de las pocas cuya autoría pertenece a una dupla nacional. Y ese capital se remarca por las ocurrencias precisamente narradas por las actrices que, de algún modo, permiten a los espectadores sumergirse entre carcajadas en una realidad muchas veces suavizada o menospreciada por el resto.                  

Juan Ramón Seia

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