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“Defiendo el modelo de país que condujo Cristina”

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“Defiendo el modelo de país que condujo Cristina”

Nació en el Hospital Pasteur de Villa María el 15 de enero de 1950. Sus padres vivieron un tiempo en el campo, en Idiazábal, luego en Ordóñez y ella vino para esta zona tras recibirse de médica. La casa propia la compré en Villa Nueva, ciudad en que reside desde fines de la década del 70. Casada, 2 hijos y 2 nietos. La política fue una de sus pasiones y en su hoja de vida está el haber sido concejala de su ciudad desde 1987 a 1991. Fue diputada provincial durante dos períodos en los 90, convencional constituyente, legisladora en la unicameral (hasta 2003) y diputada nacional de 2003 a 2007. Se jubiló siendo jefa de la Unidad Sanitaria Córdoba. Es presidenta alterna del PJ en Villa Nueva

Escribe: Nancy Musa
DE NUESTRA REDACCION

Es la típica guerrera. Tira lo que piensa sin anestesia, con tono firme, y acompañando la mayoría de sus frases con el humor que la caracteriza. A esta altura de su vida defiende sus ideas sin darle demasiadas vueltas al asunto. “Basta de inventos en la política”, es una de las frases que repite durante la extensa charla, entre mate y mate.

Hace su propia radiografía del país, no cree en las “operetas montadas”, así las define, por quienes atacan al modelo implementado a partir del Gobierno de Néstor Kirchner, lleva el peronismo en la sangre y considera “nefasto” al Gobierno de Cambiemos.

Stella Montes, como todos la conocen, es más que polémica, es atrevida, directa, orgullosa de su condición de mujer y una admiradora ferviente de la expresidenta Cristina de Kirchner.

 

 

-Ya tiene las valijas preparadas para irse a Calafate, ¿uno de los objetivos es ver a Cristina?

-El objetivo es conocer Calafate, uno de los rincones de la Patria que no conozco y quiero pasar unos días allí pero me voy a gastar el tiempo más hermoso en intentar ver a Cristina si está allá.

Es más, me llevo cadenita y candado para encadenarme si no me recibe (se ríe) o ponerme como me dijo una amiga una remera que diga “Soy yo…”.

 

-En tiempos muy difíciles para defender a Cristina, usted es una de sus defensoras sin tregua.

-Es que no defiendo a Cristina, defiendo un modelo de país en el que yo estoy convencida. Cristina es el modelo terminado del rompecabezas político por el que militamos todos los días. Desglosemos un poquito, yo soy una militante por el género y nunca una compañera va a recibir de mí un agravio, al contrario, si mi hombro le sirve, que ponga el pie para crecer.

Y en ese esquema de defensa de la mujer a ultranza, Cristina cierra mi concepto cuando es una mujer linda, el lindo por dentro, el lindo que se juega por el otro. Cuando ella dice la Patria es el otro no es un eslogan, es una realidad. Es lo que debemos sentir todos y cada uno de los argentinos.

Si nosotros pensáramos así, ¿habría tanta desigualdad, habría chicos que no pueden comer, familias que no tienen trabajo?

Entonces una mujer inteligente, con una oratoria excepcional, con una claridad de conceptos es en definitiva por lo que he peleado toda la vida para que la Nación fuera soberana y libre. Entonces yo defiendo el modelo de país que condujo Cristina, mañana desaparece ella o desaparezco yo y el país tiene que continuar ese modelo de justicia.

En este momento es terrible lo que estamos viviendo, las instituciones son todas con pie de barro y no lo sentíamos así en los doce años de gobierno peronista.

 

-¿Por qué piensa, entonces, que un sector significativo de la sociedad considera al peronismo como lo peor que le pudo haber pasado al país?

-No es tan así, yo te diría que el 75% de este país entiende y comparte el peronismo pero qué pasa, hay un estatus social que te dice que los peronistas somos los cabecitas negras, somos la clase trabajadora sin entender que clase trabajadora somos todos los que de una u otra forma tenemos que jugarla para llegar a fin de mes, somos todos trabajadores, el que tiene una Pyme, el bancario, el médico.

Y cuando entra a jugar eso del estatus muchos se empiezan a gorilizar (se ríe), más allá que tengan una casa sacada por un plan de Perón o una fábrica subsidiada por los planes del justicialismo.

Hay gente que cree que da nivel en no ser peronista o en fijarse qué cartera usaba Cristina.

Decime, ¿alguien habla del valor de los trajes de Macri o de la señora de Macri?, ¿ por qué no hablan más? Lo que antes interesaba ahora no interesa más.

Y respeto al que cambió, es la democracia, pero el país no es un Boca-River y si no queremos defender al otro por lo menos defendámonos nosotros mismos.

 

-El análisis que hace del país hoy es…

-Catastrófico, como querés que te lo diga. No soy economista pero uno de los momentos más lindos de mi vida fue cuando Zannini me invitó a una reunión como diputada nacional para comentarnos que le iban a pagar al FMI.

En toda mi militancia universitaria la consigna era No, al Fondo. El Fondo era el fantasma y cuando nos liberamos del fantasma dije gracias, Dios mío, no fue en vano los años que entregué a esta causa.

Y ahora estamos más endeudados que antes. Entonces cómo te creés que me puedo sentir, cómo se sienten los miles que perdieron el trabajo.

Vuelvo a insistir, respeto a los que votaron pero yo sostengo que ellos no nos quieren ni para hacer el asado, ellos son la oligarquía, ellos se hicieron ricos a costa de los que trabajan.

 

-Cuando escucha todas estas denuncias de corrupción, usted que ha militado toda su vida por una causa ¿qué sentimientos le genera?

-Pará, yo aprendí gracias a la universidad, si bien no tengo la experiencia que tienen ustedes.

Hice un posgrado en Comunicación en Salud y ahí me enseñaron a informar y a saber leer entre líneas. Entonces no me como más las operetas, las operetas existieron siempre pero nunca tan desfachatadas como ahora.

Fijate, con las ganas que le tienen a Cristina le tienen que inventar causas. Y con cada causa y denuncia van quitando derechos.

Si tiene causas que lo decida la Justicia, pero la Justicia proba, no esta Justicia militante. Yo no puedo generalizar, yo no puedo decir todos los jueces, pero hay una franja de jueces antiK que está buscando la causa y no se dan cuenta que los únicos que pierden el respeto son ellos.

Hay jueces que si leés lo que escriben están lindando con el ridículo.

En conclusión, estas son nubes de humo, por cada opereta te quitaron cinco derechos.

 

-¿Por qué perdieron las elecciones?

-Por esto mismo. Una que todo se ha mercantilizado mucho. Y el movimiento nacional justicialista es muy amplio, entonces el que tenía una terminal que recibía cospeles para la campaña se movía, el que no recibía cospeles no se movía. El otro que ideológicamente había estado con Menem y estaba en contra de algunas actitudes de la doctora, se sienten más identificados con el macrismo que con Scioli. Muchos le votaban en contra a Cristina a través de Scioli.

Y así nos fue.

 

-En realidad la división del peronismo conspiró en los resultados.

-Obvio.

 

-¿Pero qué generó la división del peronismo, el estilo de Cristina, los intereses creados?

-Es un licuado, intereses hay en todos, no nos engañemos. Algunos interés de gloria, otros económicos, pero hay intereses en todos. Y hemos tenidos todos. Pero hay que contabilizar esos intereses con los del bien común y es lo que muchos muchachos hoy se olvidan.

No puedo creer que acá en Córdoba siete de cada diez le hayan votado a Macri. No puedo creer que siete de cada diez sean neoliberales, son fenómenos políticos que no se van a repetir más porque ellos mismos están pagando las consecuencias.

A mí me da mucha pena cuando lo veo al gobernador aplaudiendo para que lo ayuden a levantar la Caja de Jubilaciones y no le queda otra.

 

-Y la pelea de Cristina con Córdoba

-Te voy a contar una anécdota. Eramos un grupo de legisladoras, yo era presidenta alterna del partido a nivel provincial y De la Sota era embajador en Brasil, en ese período sale electo senador, asume y hacemos las reuniones en su casa en Carlos Paz.

Y en esta reunión que tratábamos de organizarnos porque nos habían intervenido el partido en Córdoba, éramos diez o doce como mucho y como mujeres éramos Olga (Riutort), Haydeé Giri y yo.

Y en la segunda o tercera reunión el Gallego me dijo “qué inteligente la senadora Kirchner”.

O sea era inteligente como senadora y después no la quiso porque era su rival…Fue una cuestión de poder porque De la Sota quiere ser presidente, se lo merece y lo respeto pero fue una cuestión de poder.

 

-¿Cuál fue el disparador de su alejamiento del espacio de De la Sota?

-Lo quiero como un hermano y lo sigo queriendo como un hermano. Tengo mi agradecimiento vitalicio para De la Sota, conmigo tuvo gestos maravillosos y no hace falta que los diga. Hay un grado de sinceridad entre nosotros y cuando decidí irme lo hablé con él, le dije algunas cosas que estaban pasando y le dije que esperaba un mes y si no tenía noticias sabía que no era mi lugar.

Y así fue.

 

-¿En ese momento decidió irse con Luis Juez?

-No, lo de Juez fue porque yo quería ser candidata a intendente de Villa Nueva y en ese momento Eduardo Accastello me dijo yo te avalo. Y sentí que eso sería ser parte del Eninder al que yo había combatido y eso me humilló y lo cuento ahora que estoy más allá del bien y del mal.

Si él hubiera tenido otra táctica para decirme las cosas tal vez hubiera sido distinto. Pero cuando me dijo que él me bancaba no me cerró, entonces en ese momento cuando para Juez cada voto valía mucho yo me banqué mi campaña pero qué pasó, Juez ya tenía otros candidatos también y perdimos todo.

Pero está todo bien porque ganó un peronista.

 

-¿Ser intendente de Villa Nueva es una asignatura que le quedó pendiente o ya está?

-No, ya está. Creo que hay una edad para cada cosa. Hoy no me la bancaría por un montón de cosas, cuando sos grande sos menos tolerante, menos diplomática y las cosas te pasan.

Antes era tolerante, ahora digo lo que pienso y no me importan las consecuencias. Y me encantan ver los jóvenes en política, me encantar ver estos chicos que están en Villa Nueva y hacen lo que pueden, hoy me siento feliz como nunca.

Y soy la presidenta alterna del PJ en Villa Nueva (se ríe), ¿cómo que no tengo cargos? Los chicos están trabajando mucho y bien, me encanta verlos, charlo mucho con Natalio Graglia, con mi yerno Nicolás Morsila, están comprometidos con su tarea. Es lindo.

Cada cosa tiene su edad y ahora les toca a ellos.

 

-¿Por qué se hizo peronista?

-Yo vengo de una familia peronista. Yo no entendía mucho pero lo acompañaba a mi papá a comprar y se juntaban con el carnicero a hablar de los bombardeos, desde mi infancia empecé a sentir que se estaba cometiendo una injusticia. No sabía lo que era el peronismo pero sí sabía que se estaban matando peronistas.

Después de la revolución mi mamá nos llevaba a rezar el Rosario a la Iglesia como en cada golpe de Estado, nosotros rezando el Rosario. Es la conjunción del espíritu cristiano del peronismo, lo viví, lo mamé y está hecho carne en mí.

El día de la Revolución (del 55) mis viejos guardaron todo, los libros, los bustos. Mi viejo tenía hotel en Ordóñez y allí paraban las maestras que iban a dar clase al pueblo y ellas me enseñaron a leer y a escribir de chiquita. Y cuando tenía cinco años me iba al sótano a leer esos libros pecaminosos que habían escondido (se ríe).

 

-La travesura de niña.

-(Se ríe). Sí, claro. Y ahí leí La razón de mi vida y cómo me costaba leer, leía varias veces la misma frase. Te las puedo repetir. Pero soy peronista por conciencia de clase.

Cuando sabés que sos clase trabajadora y tenés un gobierno que defiende la clase trabajadora no podés estar parada en otro lado.

 

-¿Cómo era de chica además de ser curiosa y de ir a investigar el sótano cuando sus padres dormían la siesta?

-Inquieta, muy inquieta. Un poco rebelde, mi mamá para tenerme entretenida me mandaba a aprender todo lo que enseñaban en el pueblo. Así iba aprender piano, folclore, bordado a mano, dactilografía, todo lo que enseñaban mi mamá me mandaba a estudiar cosa que yo estuviera ocupada (se ríe).

Las madres eran en esa época las que se encargaban más de los hijos. Pero yo siempre estaba metida en el medio de todas las charlas de los mayores y todo el proceso de la fusiladora me la pasé escuchando hablar de política.

Después tuve una adolescencia de pueblo, tranquila, ir a los bailes y en cuarto año me vine a estudiar al Rivadavia porque había que ser maestra, porque si no se podía seguir estudiando ya tenías un título que te permitía trabajar y ganarte la vida.

 

-La cultura del trabajo.

-Por eso te digo la conciencia de clase. Y te voy a contar una anécdota, yo iba al Víctor Mercante y teníamos actividades. Una de las actividades era problemas políticos, sociales de la Argentina. ¿Y dónde fue a parar la gordita? (se ríe).A problemas políticos y sociales del país. ¿Quién nos daba esa actividad?, el doctor Sobral y yo desde la irresponsabilidad de mi adolescencia le discutía al doctor Sobral (se ríe) que seguramente me dejaba hablar para que aprenda a expresarme.

Son esas cosas que vos decís, no puedo creer que le haya discutido al doctor Sobral (se ríe), qué atrevida.

 

-¿Y por qué eligió Medicina?

-Surgió. El Lulo Tais y su gabinete nos hacían las pruebas de orientación vocacional. Cuando me hacen el primer test, a mí me lo repiten. Y yo con todos los complejos, adolescente, gordita, que venía de un pueblo pensé qué macana me habré mandado (risas). Me tomaron de nuevo los test y me dieron una explicación. Me dijeron que era muy raro que te diera el ciento por ciento de algo, y a mí me daban el ciento por ciento de vocación social.

Una de las preguntas era qué preferís leer, ir al cine o cuidar un enfermo. Y a mí me parecía que la prioridad era cuidar el enfermo y expliqué por qué. Así que me fui a mi casa con la idea de estudiar Servicio Social o Magisterio diferencial.

Y mi viejo me dijo si te vas a Córdoba tratá de estudiar una carrera de grado y así surgió Medicina. Y ahí me inscribí en Medicina y me hice a los ponchazos.

Y en el primer año conseguí trabajo en un estudio jurídico. Fui una buena estudiante.

Y en cuarto año de la carrera cuando rendí Rayos, el profesor Oulton me ofreció ser practicante en la cátedra.

Y le pregunté en qué me favorecía y me dijo que siendo practicante tenía casa y comida en el hospital. Para mí era ganarme la lotería (risas).

 

-Pasó a ser millonaria.

-Sí, tuve mucha suerte en la vida, pero puse de mí todo. Ir a vivir al Clínicas era para elegidos. Se me dieron cosas que no se le dan a todo el mundo, la buena estrella me acompañó siempre. Viví en el hospital, conocí todos los casos, fueron dos años en los que aprendí mucho. Y me recibí en diciembre de 1974 siendo practicante mayor de rayos.

Esa semana de festejos fue en mi casa y en la semana después de Navidad me hablan por teléfono que me presente para ocupar un cargo en la cátedra de Ginecología.

 

-¿Y por qué surge en su vida Villa María y Villa Nueva?

-Porque lo conozco al gran Pelado Montes y su Villa María querido. No conozco gente más enamorada de su pueblo que los villamarienses y villanovenses. Los jugadores de Belgrano comían en el bar que estaba al frente del Clínicas y los residentes íbamos al bar a tomar café. Y en ese bar lo conocí a Miguel.

 

-¿Por Montes vino a esta zona?

-Sí, cuando termino la residencia, yo ya tenía mi nena, y me ofrecen irme a Río Negro, Corrientes y la mamá de un amigo era enfermera en la Clínica de Especialidades, le habló de mí y el doctor Bellotti me mandó a llamar.

 

-¿Y la militancia activa comenzó aquí?

-Vine en 1978, en febrero de 1979 empiezo a trabajar en la UOM y ese mismo año compramos la casa de Villa Nueva que era de Pronello y se lo debemos a Carlos Zanotti. En ese momento el Pelado jugaba para Alem y Carlos nos dijo que si podíamos conseguir un crédito se podía comprar la casa y conseguimos un crédito en el banco. Y así comienza nuestro amor en Villa Nueva (risas).

Entonces desde la UOM me dio con todos los gustos. Cuando la UOM era menemista yo era delasotista. Esas eran épocas duras.

Pelear con el adversario es fácil, pelear con el compañero es doloroso y a mí me tocó pelear con el compañero por defender a De la Sota.

 

-¿Cómo lo conoció a De la Sota?

-Lo conocí desde la época en que quería saltar el charco. En el año 92 en un lapso de 40 días mueren mi papá y mi mamá y no quería saber nada de la política. Un estado de angustia tan fuerte, esa sensación de orfandad es cuando a un barrilete le sacás la cola, es un proceso de aprendizaje en que aprendés a caminar de nuevo sin raíces. Eso fue lo más feo que me tocó vivir y cuando mi hijo se enfermó.

Son cosas que te marcan en la vida.

Cuando estaba mi proceso que había terminado mi mandato como concejala, Darío Ranco fue a mi casa y con toda su paciencia me llevaba a las reuniones de mujeres y picó de nuevo, cuando vos tenés sangre la política es amor, por eso me molesta tanto que la bastardeen.

Y en esas reuniones estábamos todas. Y empezamos con un grupo de mujeres del delasotismo.

 

-¿La pelea con los hombres siempre fue dura, esa faceta cambia con Olga Riutort?

-Con Olga aprendimos una cosa elemental que la problemática del género es horizontal. Todas tenemos la misma problemática, entonces teníamos que trabajar todas desde todos los partidos con esta perspectiva.

Estamos hablando de veinte años atrás. Yo aprendí mucho, en ese momento era presidenta alterna del partido y era de cajón que iba a la lista de diputados. Y en ese momento el gobernador era Mestre y había que hamacarse.

 

-¿Muchos sapos se tuvo que tragar en los años que estuvo en política?

-Según a qué le llames sapos. A veces lo que hacen los ejecutivos no es lo que los legislativos soñamos. Yo siempre fui legislativo.

Cuando quise ser ejecutivo no me quisieron (sonríe). Si bien en la Gobernación de De la Sota yo tuve acceso pero no siempre las políticas se ajustan a lo que uno idealiza. Pero desde el legislativo siempre vemos una parte y el legislador tiene ataque de impotencia.

Cuando fue gobernador De la Sota, desde la perspectiva del género empezamos a trabajar con todas las mujeres de todos los partidos y nos pasábamos horas escribiendo las leyes que beneficiaban a las mujeres.

Leyes que nos costaron horas y después cuando queríamos que las pusieran en el orden del día no era fácil. Tuvimos acciones duras.

Recuerdo que cuando nos enteramos que Dómina no iba a incluir el proyecto de la equidad de género en el orden del día, nos levantamos todas y tres nos fuimos tipo grupo comando e irrumpimos en la reunión de gabinete de De la Sota y le dijimos que si no se trataba esa ley no nos sentábamos más en el recinto.

Y al día siguiente se trató la ley de equidad de género. Trabajamos entre todas, de todos los partidos, la única que nunca participó fue Liliana Olivero.

 

-Usted vivió dos momentos muy tristes del peronismo, las muerte de Perón en 1974 y la muerte de Kirchner más de treinta años después.

-Estaba en el comedor del hospital de Clínicas en 1974 y teníamos televisor y de pronto entre charla y charla sale Isabel a comunicar la muerte. Un llanto acongojado de los treinta que estábamos y decidimos irnos a Buenos Aires y nos fuimos en las ambulancias.

Yo fui el 1 de mayo cuando el viejo salió al balcón, ese fue un regalo, fue el día que dicen que sacó los montos, pero él no echó a nadie, les habló como un padre pero fue otra de las operetas. Perón tenía eso de decir chicos pórtense bien pero también teníamos infiltrados…y fueron los que profundizaron la división.

Y después quedó la pobre Isabel que de conducir no sabía nada y quien conducía era López Rega y compañía y no nos sentíamos identificados con ellos. Vamos a ser sinceros.

Y la muerte de Kirchner fue un shock porque me enamoré políticamente de Néstor. Yo me quedé con Kirchner por convicción ideológica.

Con Néstor hice campaña, ir de acá para allá, con Néstor tengo un montón de fotos pero con Cristina no. Cristina está idealizada en mí.

 

-La última ¿cuál es su sueño hoy?

-Que mis hijos sean felices, que mis nietos puedan realizarse y ser felices y que tengamos una Patria libre, justa y soberana.

OPINIONES

Mauricio Macri

Nefasto para el país. Es una involución histórica. Es una cuestión ideológica, estamos en las antípodas del pensamiento, yo pienso en plural y él por nacimiento, por origen, está en otro lado.

 

Juan Schiaretti

Muy buen tipo, un gran administrador, es sencillo, claro y franco, no tiene doble discurso.

 

Martín Gill

Excelente. No tengo palabras para expresar porque por Martín siento una mezcla de admiración y cariño. Yo lo tenía de pacientito en la UOM, imagínate con este nene que ya estaba en la UES, este gringuito lo admiré de chiquito. Tengo imágenes de Martín que no las voy a olvidar, cuando era pacientito mío, cuando murió Néstor y cuando me reuní con él para decirle que le iba a dar una mano.

El sabe que cuenta conmigo para lo que necesite.

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