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Desangrado por un punto

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Desangrado por un punto
Leandro Martínez abrió el pie para marcar, de penal, el primer gol de Alumni. El delantero fue expulsado con roja directa y es una baja sensible

Escribe Juan Manuel Gorno

Leandro Martínez abrió el pie para marcar, de penal, el primer gol de Alumni. El delantero fue expulsado con roja directa y es una baja sensible
Leandro Martínez abrió el pie para marcar, de penal, el primer gol de Alumni. El delantero fue expulsado con roja directa y es una baja sensible

Alumni empató 2 a 2 con Juniors un partido que lo tuvo como ganador de arranque, pero que debió remar en el complemento. Encima, para lo que viene perdió a dos figuras: Leandro Martínez y Juan Aimar

La historia se hace eterna, ya es costumbre: Alumni juega bien cada 15 días y, en el medio, sale a escena con producciones tan deslucidas que le hacen perder puntos, como las de ayer.

Después de haber ganado en Leones y de acomodarse mejor en la mitad de la tabla, esta vez el equipo villamariense empató de local (2-2), en Plaza Ocampo y contra General Paz Juniors, un partido que arrancó con todo el “viento a favor” y que terminó con ciertas turbulencias que complicaron el andar del “Fortinero”.

Más allá de que el resultado lo dejó un poquito más arriba en la tabla (por resultados ajenos), Alumni redondeó una tarde cargada de contratiempos, donde cometió tantos errores que hasta por momentos se pensó si alguno de sus jugadores se habían olvidado cómo era esto del fútbol.

Nada hizo presagiar esto cuando, a los 3 minutos y de contragolpe, tras una gran corrida de Cristian Garraza, Juan Valle fue derribado en el área y el árbitro Fernando Márquez cobró penal, motivo por el cual Leandro Martínez volvió a decir presente en el gol, con un disparo bien colocado.

El 1 a 0 tempranero y ante un rival que llegaba cabizbajo, permitía soñar con una tarde tranquila, cargada de placer para el conjunto local. Pero no hubo más nada fuera de la realidad.

El gol aplacó al equipo más de la cuenta, con jugadores confiados en hacer algo que casi nunca les salió. Y al mismo tiempo, Juniors acusó el impacto y redobló el esfuerzo.

Más concentrado en la tarea de acortar los espacios en la mitad de la cancha y presionar sobre la salida del local, el equipo de Salvador Ragusa llevó al pie de la letra la misión que le pidió su técnico y ahogaron a un Alumni que no tuvo reacción.

El delantero Alexis Ramos, por su estatura y su manera de manejarse adentro del área, alarmó un par de veces en las jugadas con pelota detenida y estuvo cerca de empatarlo rápido con un remate que salió apenas alto.

No obstante, los regalos desde la defensa de Alumni fueron tan grandes y tan notorios que, a los 23 minutos, Nicolás Rey la perdió dos veces en la salida y permitió que Ezequiel Rainaudo escapara por derecha y mandara un centro para el gol del empate que rubricó Ramos, con un cabezazo.

Recién después de sufrir ese gol, Alumni se despertó de la siesta y se adelantó un poco en el terreno, pero sin contar con la precisión de Juan Aimar (quien esta vez no estuvo tan brillante como de costumbre) ni con la seguridad de los defensores para ganar en el mano a mano. Encima, Gastón Kranevitter no gravitó; se ubicó más abierto por la izquierda y no supo apoyar a César Ariel Quiroga, el único que aportaba algo de claridad.

En ese marco, cuando los dos equipos amagaban algo y sin poder concretar, Juniors marcó el segundo gol, de contragolpe, aprovechando el descalabro defensivo de Alumni. Una falencia que se desnudó cuando Urbano, a los 39 minutos, encabezó el ataque y habilitó a Rainaudo, que se encontró muy solo por derecha (con Kranevitter y Rey sin entenderse) y definió magistralmente, al palo más lejano de Luciani.

De ahí hasta el final del primer tiempo, sólo hubo tiempo para que Quiroga sacara un remate apenas desviado desde afuera del área.

 

A cambiar

El “Bocha” Maldonado apuró los cambios para modificar la fisonomía de su equipo y alentar a un ataque más vertical, en el inicio del segundo tiempo.

El ingreso de Maximiliano Villa (retornó luego de una lesión que lo marginó durante varios partidos) y del delantero Federico Depetris parecieron surtir efecto, más allá de las salidas de Kranevitter y Garraza.

Sin embargo, Matías Urbano tuvo dos situaciones muy claras que no pudo aprovechar para ampliar el marcador a favor de Juniors. Y eso le dio vida a Alumni.

Al minuto, el experimentado delantero escapó por izquierda y tiró al gol, pero Rey salvó con lo justo. Y ocho minutos después, tras un mal cálculo de Yocca ante un pelotazo frontal, Urbano quedó mano a mano con el arquero Luciani, que se lució con un manotazo desde el suelo.

La falta de eficacia fue letal porque, en la jugada siguiente, Valle se filtró por derecha y sacó un centro potente que Leandro Betterete, en su intento por desviar, terminó transformando en “golazo en contra” para establecer el 2 a 2.

Al resultado lo volvió a defender Luciani, tapando con el pie en otro mano a mano contra Urbano.

Pese a ello, Alumni se dio cuenta que podía ganarlo, pero no hizo demasiados méritos, al contrario: Aimar buscó un penal y terminó con una amarilla que lo priva de jugar el próximo partido. Y Martínez, la carta de gol, fue expulsado por agredir a un rival.

Juniors terminó por abrazarse al punto, más cuando Julio Sánchez también vio la roja, pero por exceso verbal. Entonces el partido se esfumó con más pálidas que alegrías.

Al visitante le sirvió porque fue de visitante y quizás por eso Alumni finalizó con mayores preocupaciones, algo que sucede con frecuencia, aunque cada quince días.

 

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