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El 16 de diciembre de 2015, cuando el ministro de Economía, Alfonso Prat Gay, anunció el fin del cepo cambiario, consistente en una serie de medidas oficiales, restrictivas, con el objetivo, justamente, de evitar la compra de la divisa norteamericana, el dólar cotizaba en torno a $9,80, un valor que se elevó a 14 inmediatamente al otro día, el primero para medir el impacto de la medida, ya que el anuncio se realizó en una hora en que los mercados ya habían dejado de operar, con bancos y casas de cambio cerrados.

Ese valor de $14 fue el que se consideró como «real», como resultado del «sinceramiento», ya que se partía de la base de que la cotización en torno a $9, del oficial, era artificial, superada abrumadoramente por el, por esas épocas, mentado «blue».

Desde esos $14, precio con el que debutó la divisa tras la salida del cepo, a los más de $28 de hoy, ya superados a esta altura, la moneda norteamericana se apreció un 100%, o, lo que es lo mismo decir, el peso argentino se devaluó un 50%, es decir que redujo a la mitad su poder de compra de billetes verdes.