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Deuda externa argentina: siglo XX, antes y después de Perón

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Deuda externa argentina: siglo XX, antes y después de Perón
La caricatura alude a la lucha por las riquezas entre potencias, que provoca desocupación y encarecimiento de vida (Caras y Caretas, 1931)

Una época donde el endeudamiento era funcional al modelo económico sustentado en el crecimiento de la economía y de la producción industrial

La caricatura alude a la lucha por las riquezas entre potencias, que provoca desocupación y encarecimiento de vida (Caras y Caretas, 1931)

Escribe: Alfredo Koncurat
ESPECIAL PARA EL DIARIO

El régimen monetario de patrón oro adoptado perduró hasta 1914, período en el cual la economía experimenta un considerable aumento de la producción.

Bajo este régimen, la única forma de meter fondos líquidos era mediante un superávit de la balanza comercial o bien recibiendo empréstitos. Durante esta etapa el país disfruta de una notable prosperidad gracias a los altos valores de sus exportaciones, situación que se revierte hacia 1913.

Los problemas recrudecen en 1914 debido a las malas cosechas y a la brusca disminución en los precios internacionales de nuestras exportaciones.

“El retiro del capital europeo debido a la estrechez financiera provocada por la guerra… precipitaron la crisis que Argentina ha estado padeciendo…”.

Ya en 1916 la deuda argentina se había elevado a 121 millones de libras. Sin embargo, la guerra en Europa obligaría al imperio inglés a reducir sus ventas de manufacturas a la Argentina, lo que a su vez genera un creciente desarrollo de la industria nacional. Durante el gobierno de Irigoyen la deuda externa puede ser reducida.

Ya en la presidencia de Marcelo T. de Alvear, el endeudamiento externo vuelve a crecer, especialmente basado en empréstitos provenientes de los Estados Unidos; al finalizar su período de gobierno la deuda externa puede estimarse que supera en algo los 140 millones de libras esterlinas.

En cambio, durante el segundo gobierno de Irigoyen (1928-1930) el monto vuelve a bajar. Sin embargo, a la gran turbulencia política de la década se le sumaron las consecuencias de la gran depresión, que precipitó el primer golpe de Estado (a diferencia de las anteriores crisis económicas originadas en hechos locales, la sufrida por el crack del 29 fue “importada del primer mundo”).

Durante el gobierno de José Félix Uriburu la deuda crece a razón de nuevos empréstitos yanquis, como crece también a principios de la presidencia de Agustín P. Justo con el empréstito vinculado al convenio Roca-Runciman.

En este período de escasos movimientos de capitales internacionales, Argentina entra en el conocido “proceso de sustitución de importaciones”. Hacia finales de la década del 30 el país gracias a los fuertes superávits de balanza comercial logra reducir la deuda externa, profundizando el proceso en el transcurso de la segunda guerra.

Por tal motivo, no siempre Argentina fue deudor internacional. Luego de la Segunda Guerra Mundial encontró a nuestro país con altas reservas acumuladas durante el conflicto que en parte se utilizaron para cancelar empréstitos en el exterior.

Durante los primeros años del gobierno peronista “la Argentina exhibía una holgada posición acreedora neta con el resto del mundo”.

Esta situación no duró mucho, desde 1948 en adelante la evolución del endeudamiento estuvo nuevamente influenciada por los saldos negativos en la balanza comercial (debido al estancamiento de las exportaciones agropecuarias y el dinamismo de las importaciones). “A partir de 1948 Argentina se convirtió nuevamente en deudora”.

En materia económica, el fuerte crecimiento experimentado entre el 45 y el 48 se revirtió estancándose el país entre el 49 y el 51, lo que obligó al gobierno de Perón a lanzar “el primer programa antiinflacionario puesto en práctica en Argentina en el siglo XX”.

Aunque gracias al plan implementado se logró contener la inflación, el estancamiento de la economía y de las exportaciones se mantuvo. “Según Prebisch, a mediados de la década de 1950 Argentina no podía crecer por agotamiento de stocks y estrangulamiento externo”.

En septiembre de 1955, Lonardi encabezó la “Revolución Libertadora” que derrocó a Perón, por entonces la deuda argentina llega a 757 millones de dólares.

Ya con Aramburu en el poder, el decreto 7103 del 19 de abril de 1956 dispuso que se iniciaran las gestiones necesarias para ingresar al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial. Normalizada su integración a los entes internacionales, en mayo de ese mismo año Argentina comienza su periplo con el fin de refinanciar su deuda con el “Club de París”. Finalmente, en marzo de 1957, Krieger Vasena (nombrado ministro de Economía) completa las negociaciones para refinanciar la deuda. En abril de este mismo año se concreta la primera operación con el FMI.

Al asumir Frondizi, el cambio radical de política económica marca el comienzo de lo que se conoce como “segunda etapa de sustitución de importaciones”. “Entre los años 50 y mediados de los 70, la economía argentina evolucionó sobre la base de un comportamiento cíclico de corto plazo”.

A pesar de la dificultad de estimar con certeza la evolución de la deuda externa y de las diferencias en las estimaciones por parte de las distintas fuentes, se puede afirmar que la deuda externa argentina en este período mantuvo con ciertos altibajos un crecimiento sostenido (el uso del crédito externo era una herramienta más utilizada en períodos de crisis), llegando en 1975 a adeudar 7.723 millones de dólares según el Banco Mundial.

Como es posible apreciar, la constante a lo largo de la nuestra historia es la utilización del endeudamiento externo como una “variable relevante para ampliar la disponibilidad de divisas”. En este período, el endeudamiento era funcional al modelo económico sustentado en el crecimiento de la economía y de la producción industrial.

 

La década infame

En septiembre de 1930 se lleva a cabo el primer golpe de Estado cívico-militar que derrocó al presidente Hipólito Yrigoyen. El 1 de mayo de 1933 se firma el Pacto Roca-Runciman, por el cual el Reino Unido se comprometía a continuar comprando carnes argentinas, y como contrapartida Argentina aceptó la liberación de impuestos para productos británicos, al mismo tiempo que tomó el compromiso de no habilitar frigoríficos de capitales nacionales. Paralelamente se creó el Banco Central bajo la conducción de un Directorio con fuerte composición de funcionarios del imperio británico. Dos años después, Lisandro de la Torre, senador por Santa Fe, denunciaba en la Cámara las nefastas consecuencias del famoso y triste pacto.

 

En cada entrega, el siguiente trabajo pretende realizar un análisis histórico descriptivo de la deuda externa argentina y cómo está condicionando las posibilidades de desarrollo de nuestro país. Describiendo brevemente los antecedentes históricos del proceso de endeudamiento nacional y analizando cómo ha afectado este proceso, por lo cual se describen las profundas consecuencias que siguen impactando en la realidad del país.

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