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“El Gobierno no es una trinchera, cambiamos la forma de gobernar”

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“El Gobierno no es una  trinchera, cambiamos la forma de gobernar”

Escribe Nancy Musa DE NUESTRA REDACCION

Nació el 15 de septiembre de 1973. Comerciante, casado, dos hijos. Comenzó su militancia política en 1995 en las filas de los inicios de PAIS, liderado por Enrique Sella. En 2003 llegó a una banca del Concejo Deliberante y fue por esos años cuando fijó su mira en Mauricio Macri. En 2007 fue candidato a intendente por un nuevo espacio, Juntos por Villa María. No le fue bien, la elección se polarizó entre tres fuerzas y volvió al llano. En 2011, el Partido Villamariense de Raúl Costa lo llevó nuevamente al Deliberante. Desde ese lugar ejerció una férrea oposición al Gobierno municipal. En 2015 asumió como legislador provincial en el marco de la alianza Juntos por Córdoba. Es integrante de la mesa provincial de Cambiemos y uno de los dirigentes más importantes de Macri en la provincia

Rebelde con todas las letras, nunca le gustó ajustarse a las normas y fue sorprendiendo con sus posiciones firmes y polémicas, por momentos, a lo largo y ancho de su trayectoria en el complejo terreno de la política local, regional y provincial. A diferencia de otros dirigentes, Darío Capitani no reniega de su pasado, lo asume y se queda “con lo mejor” de las personas que formaron parte de su militancia. Se exige hasta el límite y espera lo mismo de sus allegados. No anda con vueltas a la hora de defender a su equipo y al Gobierno nacional. Confía y tiene todas sus expectativas puestas en el futuro del país y en la posibilidad de abrir caminos a una nueva manera de “ver y practicar la política”. Para el hombre del PRO, el camino se hace al andar y está dispuesto a transitarlo con esperanza y esfuerzo.

-Estamos viviendo un tiempo complicado a nivel nacional con reclamos, con medidas que han afectado el bosillo de la sociedad. ¿Cuál es su visión en torno a este clima que se vive?

-Creo que el Gobierno del presidente Macri ha podido resolver cuestiones que se veían muy complejas con facilidad. Por ejemplo, algunas decisiones administrativas, el tema del dólar, el tema monetario, en principio, los grados de inflación. Creo que tiene un déficit real, que es por allí la toma de decisiones necesarias para acomodar las cuentas públicas a costa de un incremento de tarifas que genera un descontento muy fuerte.

Considero que es el principal problema de la gestión y pienso que van a tener soluciones favorables; no es la primera vez que el Gobierno ha podido dar marcha atrás en una situación, pudieron revaluarlo, repensarlo y creo que estamos en camino a que se pueda rever para diferenciar entre lo que son los costos de Capital y el conurbano, y el resto del país. Veo que hoy ese es el principal problema que está atravesando el Gobierno con la gente, el tema de las tarifas.

-¿Piensa que puede haber una revisión y volver atrás con los incrementos?

-Creo que sí, esto se revisó dos veces, se estudió parcialmente, se volvió a corregir, pero creo que no es suficiente la última medida. Me parece que debe ser planificado en términos tributarios, pienso que ese es el camino para resolver, no sólo el cuadro tarifario que necesita en función de la recaudación, sino que el esquema tributario que existe en torno a una boleta de gas, por ejemplo, es lo que hay que corregir y nosotros lo sugerimos. También considero que la sensibilidad del presidente le hace ver esta situación y que estamos prontos a lograr una solución de fondo a una problemática que, en el caso de Córdoba y de otros lugares del país, afecta no sólo el bolsillo, sino el ánimo de la sociedad.

-Otro tema de preocupación en la sociedad es el trabajo y la pérdida del poder adquisitivo del salario.

-Hoy leí una estadística del INDEC, que viene dando números más reales, y que dice que se está viendo la puntita de nuevos empleos en la Argentina. Yo soy optimista y sin hablar de la herencia recibida, porque hablar de la herencia y mirás para atrás es fácil, hay que ver hacia adelante. Aquí hay que emprolijar, después de lo que hemos vivido y en ese aspecto, uno confía porque ve cómo día a día se generan reparaciones. Uno ve la obra pública que se está poniendo en acción y la inversión que hacen empresas, todo en el camino de generar empleo. Y creo que a fin de año ya se van a ver índices interesantes en relación al trabajo.

-Estos últimos días al presidente le pegaron bastante por algunas frases poco felices que dijo.

-No sé en qué contexto las expresó, pero conociendo al presidente, creo que lo hace desde la simpleza, en su deseo de tener una relación común y corriente con la sociedad. Y cuando habla de “andar en remera”, lo hace desde la necesidad de que podamos entender algo que no entendemos bien y a veces se descontextualiza y parte de la sociedad lo toma a mal, pero lo conocemos al presidente y creo que no es un error, sino la simpleza que usa para comunicar y que puede caer mal.

-¿Cómo definiría el plan económico de Macri? Se habla de sinceramiento, de reordenamiento, pero a su criterio, ¿cuál es el plan?

-Es que se trata de eso, cómo reacomodar un presupuesto que viene consumido, que no lo armó él y el problema es que no hay recursos. Hay un plan de recuperación que no es sólo de recuperar la confianza de ciertos sectores, sino de cómo recuperamos los recursos que no están. Y el camino es el que dice el presidente, la inversión, el desarrollo, la obra pública en función de generar empleo y un plan estudiado para recuperar al país. En Argentina no hay plata y si no tenemos recursos, no se puede ejecutar. Entonces, vamos a recuperar esos recursos con transparencia, honestidad y eso se va a ver reflejado los próximos años. La idea es un proceso claro y transparente y el presidente aspira a rescatar la inversión, no sólo desde lo público, sino también desde lo privado.

-El eslógan del Gobierno nacional es “Cambiemos”. Lleva más de seis meses en el poder, ¿qué cambió?

-Cambió la forma de gobernar, se cambió en la forma de hablar, en la forma de comunicar, en la forma de austeridad, en la forma de no chocar a una sociedad. Y cuando hablo de la forma de gobernar, uno lo ve a diario en la relación con los gobernadores, en la relación con los intendentes, en la relación abierta con la gente y que esto no es una trinchera.

El Gobierno de Cambiemos no es una trinchera y lo pueden decir muchos gobernantes que no son de Cambiemos; la apertura, el diálogo y la búsqueda de consenso es permanente, a contramano de lo que venía pasando con la Argentina anterior. Eso es para saber entender que un nuevo modo de gobernar no sólo se puso en práctica, está a la vista y que Macri no viene a hacer una gestión de su partido, sino una gestión para todos, y le va a llevar su tiempo, pero va a dejar en el país una forma de gobernar diferente. Y esto a nosotros nos llena de satisfacción porque es lo que hemos soñado en la previa y hoy se materializa en la apertura, en el diálogo, en el trato institucional.

-Hace casi 12 años que, siendo concejal, un día decidió irse con Compromiso para el cambio, de Mauricio Macri. ¿Qué influyó para esa decisión? Ya que en ese momento Macri sólo era un presidente de Boca y usted es de River.

-(Sonríe) Lo que vi es muy simple: nosotros teníamos una decisión personal y grupal del pequeño espacio de la ciudad de creer dos cosas: que la política del bipartidismo no podía resolver las situaciones de fondo, uno veía el River-Boca y pensaba que no era todo así y que debía existir un espacio de otra formación, con otras características y no lo encontrábamos. La crisis de 2001, 2002, hizo que los espacios políticos explotasen, la gente no creía, pedía que se fueran todos y en realidad no se fue nadie. Y nosotros soñábamos que se podía construir una nueva alternativa, siempre lo creímos, desde la rebeldía de la escuela, pensar que había nuevos métodos y formas de llegar y resolver los problemas de la gente. Y veíamos que Macri, que en ese momento había sido derrotado por Ibarra en su intento de gobernar la Ciudad de Buenos Aires, expresaba eso. Si bien era un partido local, de la Capital, empezamos a interiorizarnos respecto de su equipo, de su gente, pero básicamente creíamos en su figura.

Un hombre con determinadas características, nuevo en la política por su mirada independiente, entendíamos que a través de él se podía articular un trabajo a nivel nacional. Y encontramos en Mauricio a un hombre abierto, decidido, que cuidaba no sólo los tiempos, que no se pasaba de la raya y que no era un partido más que podía ser absorbido como fueron absorbidas otras alternativas. Y desde que lo conocimos, y conocimos a su equipo, nos pusimos a trabajar pensando que podía ser una alternativa nacional, y lo fue. Y pensamos que se podía llegar a gobernador de un modo diferente, y es lo que estamos viendo. Y ese camino, esa tercera alternativa con una mirada de desarrollismo puro, de sensibilidad, porque Mauricio la tiene, nos convenció y así armamos el espacio acá y bien, aquí estamos.

-¿A qué edad comenzó su interés por la política?

-Siempre, desde chico. En realidad, era un chico rebelde, no participaba de la formalidad de los centros de estudiantes, porque, sin desvalorizarlos, pensaba que las opciones eran otras. Y desde chico soñaba con resolver los problemas de la gente desde el poder. Y esa es la diferencia que a veces hacemos, uno puede ser parte en los espacios de gobierno, pero, ¿cómo resolverles los problemas a los más vulnerables? Y desde pequeño tenía esa ansiedad de ayudar, de dar soluciones y la política se veía muy rígida, muy corbatuda, muy cerrada, muy elitista. Así la veía desde la mirada de un niño de familia trabajadora, madre ama de casa, pero siempre con la inquietud de llegar a algo para resolver. Siempre fui rebelde al sistema, de pensar que la opción no era el radicalismo o el peronismo, porque veíamos sus déficits más allá de sus virtudes, pero siempre consideré que el sistema debía ser otro. Y cuando fuimos evolucionando como personas, vimos al hombre que creíamos debía ser y eso nos marcó. Sigo siendo el mismo sensible de siempre, las vocaciones existen de verdad, no se pueden fingir, y yo me autocritico porque pensamos cómo podemos hacer para ayudar, no lo podemos hacer desde una banca, pero hoy tenemos un Gobierno nacional abierto y nos mueve poder resolver cosas y cada vez más. Por allí a ese pensamiento de adolescente lo pude articular con otras personas que sienten lo mismo y eso nos permite movilizarnos porque la política debe ser eso, la forma de resolver los problemas de la gente.

-¿En su casa se hablaba de política?

-No. Mi padre, un gran trabajador, hoy jubilado, no hablaba de política. Eramos una familia donde no existía la discusión política. Y a medida que uno va creciendo va interpretando a sus padres. Mi padre votó expectativas de cambio, como la mayoría de los argentinos, nunca ocultó a quién votaba, pero en mi familia no hay un antecedente político. Yo lo sentí. Somos cinco hermanos varones, soy el segundo, y creo que la historia política de mi familia nace aquí. Pero a mí me marcó haber leído mucha historia argentina, conocer la verdad de esa historia para poder encarar una nueva verdad, que es lo que me motiva.

-¿Y de qué forma comenzó la militancia activa?

-Mis inicios de joven fueron en el espacio de Enrique Sella y yo no lo reniego a Enrique. Muchos dirigentes de Villa María lo renegaron. Yo aprendí lo mejor de él y en ese contexto aprendí que la manera de construir política, a lo largo de los años, ha ido evolucionando. Y en ese esquema uno trata de evolucionar también. Yo lo agarré con mucho hambre a esto, militando desde abajo, sumando, afiliando, tratando de convencer a un vecino de que participe, y allí me fui nutriendo del ABC de muchas cosas. Y fui parte de un espacio y teníamos nuestra impronta. Pero lo digo con orgullo, me quedé con lo mejor de Enrique, un dirigente que muchos podrán cuestionar y otros reconocer. Y yo lo reconozco porque sé de sus luchas, conozco su pensamiento y es un tipo muy íntegro. Y a partir de allí, a pesar de que nos distanciamos, quedó claro que la política no es sólo lo partidario. Si bien soy un constructor partidario, lo importante es organizar con la gente otros tipos de mecanismos para vincular gestión y vecindad.

-¿Cuáles fueron los momentos duros en este camino que emprendió siendo muy joven?

-Hubo varios, el más duro fue en 2007, cuando decidimos que sea candidato a intendente en un contexto desfavorable en términos electorales y cuando la discusión política iba por otro lado y se materializaba la continuidad de Accastello después de Bedano; 2007 fue el año donde termina mi banca y en el medio fui candidato a intendente. Pensamos que íbamos a obtener un lugar mejor, pero no, y decidimos seguir peleando desde el llano. Desde el llano seguimos creciendo, ese fue un momento en que podría habernos quebrado, pero continuamos luchando.

-¿El sueño de ser intendente sigue?

-Sí. A ver, no quiero decirlo egoístamente, nuestro sueño personal sigue intacto, pero también sé que es difícil hablar de una eventual candidatura en un momento que no es el adecuado. Pero sí estamos trabajando junto a dirigentes y armando un espacio de poder con confluencia de ideas y la posibilidad de materializar una respuesta que creemos que Villa María sigue necesitando. Pero sí, es un sueño llegar a la Intendencia y vamos a trabajar para eso y no es un deseo personal.

-Hace pocos días se formó la mesa provincial de Cambiemos, ¿con qué objetivos?

-Es la actualización del espacio como Cambiemos, con la firme intención de estructurar un programa de trabajo para gobernar la provincia en 2019, como así también los municipios. No sólo tiene un fin electoral, sino también un fin estratégico de planificar acciones legislativas, de relación con el Gobierno de la provincia, pero con la impronta de llegar a la Gobernación de Córdoba en el año 2019.

-¿Le sorprendió el informe de la Auditoría General de la Nación sobre el Eninder?

-Sí, debo reconocerlo. Uno veía que respecto a estos organismos nacionales en el pasado no surgían seguimientos de obras y gestiones de entes, o sea, que me sorprendió, pero más me sorprendió el contenido del informe. Lo preocupante no sólo es el resultado que está arrojando, sino lo que pueda surgir de nuevos informes porque esto es sólo parcial. Y uno lo analiza seriamente en el sentido de que fuimos actores como concejal, con los tribunos y otros que peleamos contra una pared en el sentido de la información. Y la sorpresa radica en eso, nosotros no pudimos lograr tantos datos por un sistema cerrado como estaba materializado, y que hoy llueva información nos asombra y su contenido no deja de preocuparnos. Porque esto sigue afectando a la sociedad. Todo esto que se vive, con presos como Ricardo Jaime, José López, Lázaro Báez, todos estos actos de corrupción, hoy la sociedad los toma con una enorme preocupación y creo que se la ve afectada, uno ve cómo pone mal a la gente. Y creo que esto debe profundizarse, no debe ser tomado como una acción política en contra del exintendente, sino que debe ser el exintendente el que debe dar respuestas jurídicas si es necesario para contribuir a la transparencia. Y si hubo cuestiones (de sobreprecios), como dice el informe, debe pagar las consecuencias. Los villamarienses no van a aceptar si se ha robado con la obra pública y van a ser muy duros condenando socialmente, pero también debe haber condena si eso se judicializa.

-¿El trabajo en la Legislatura es dinámico?

-No, no lo es, lo sigo diciendo con angustia, no lo es en el Concejo Deliberante y no lo es en la Legislatura. Sí, es importante poder compartir las miradas de toda la provincia expresadas en la cámara de 70 miembros. Yo sigo renegando del uso de las mayorías. Uno ve, como ya lo viví en el Concejo, como las mayorías se cierran y no se genera lo que se ve ahora en el ámbito nacional. Y esto es de resaltar porque la sociedad vota y, en este caso, los sistemas electorales imponen una mayoría automática a quien gana y eso dificulta el debate, la discusión. Y uno es un inquieto, por eso sigo renegando del exceso de uso de la mayoría. Por eso festejo lo que pasa a nivel nacional, que el Gobierno de Mauricio no es mayoría y se dialoga, se debate, y salen normas con mayor sentido común. Porque si no es así, los legislativos terminan siendo escribanías y eso es malo.

-¿La construcción de estructuras es un objetivo del PRO o se queda conforme con Cambiemos?

-No vamos a descansar en la intención de generar una estructura de poder. Este entendimiento que es Cambiemos, con los partidos que hoy lo integran, nosotros creemos que debe ser ampliado a otros sectores de la sociedad. Ahora, como PRO, seguimos trabajando fuertemente con la sociedad. Nosotros salimos permanentemente por los barrios armando espacios de participación. Y en esta crisis generalizada de partidos políticos no voy a claudicar en insistir en que la vía de participación es el partido y en eso somos incansables trabajadores.

-Da la sensación de ser muy tranquilo, amable, diplomático. En realidad, como conductor, ¿es así o es bravo, testarudo, por así decirlo?

-(Se ríe). Soy amplio, por así decirlo. Soy una persona de amplitud en el sentido que necesitamos ofrecer un espacio a las personas que tienen un interés público y que puedan brindar lo mejor para la ciudad. El principal problema radica en que soy autoexigente, primero, y sin querer magnificar, procuro que esa exigencia baje. Hemos logrado tener un grupo interesantísimo de personas que se interesan por la política local y ese es nuestro desafío. Soy autoexigente pero contamos con un gran equipo que se autoexige.

-Me dijo, en un momento de la charla, que le enoja la falta de franqueza. ¿Se refiere a algo o a alguien en especial?

-Me refiero a que hay gente que no es franca, por lo tanto las falsedades están a la orden del día. Hablo de la dirigencia y me enoja mucho que no se sea franco, creo que hay un modo de elegir de ir por derecha, por izquierda o por el medio y nosotros elegimos ir por el medio y muchas veces hemos chocado por ser demasiados francos al mirar una realidad o al tomar una decisión. Y me enoja la falsedad y la combato. Y lo digo, no me callo.

-¿Y el armado del PRO en la ciudad?

-Estamos en una etapa de generar un espacio más que amplio, hoy tenemos una persona importante, Juan Zazetti, con él diariamente estamos trabajando para ver cómo articular la ampliación. Nuestro trabajo es extender la estructura sin discutir candidatos y para ello armamos equipo, preparamos gente y el mayor de los esfuerzos es hacer un espacio lo más amplio posible para responder a la sociedad. Nuestro anhelo es ganar Villa María, primero en 2017 (en las legislativas) y luego en 2019. No trabajamos desde perspectivas personales.

-Cuándo recorren los barrios como lo vienen haciendo habitualmente, ¿qué piden los vecinos?

-Las necesidades siguen siendo muchas y una ciudad, aun con estas características, sigue teniendo problemas fuertes. La sociedad pide lo que necesita: trabajo, vivienda, un problema de gestión, pero se nota la necesidad laboral, de contar con su vivienda y en eso trabajamos, se trabaja sobre lo diario y vemos que hay un montón de situaciones no resueltas y hay que ver cómo achicar la brecha.

-¿Tuvo muchas decepciones en los últimos años?

-No, nosotros vemos que nuestro camino es subir las escaleras. Sin apuro. Subir escalón por escalón y vamos camino a ganar las elecciones y a resolver los problemas de los vecinos.

-¿La relación con la Intendencia es buena?

-Tengo reuniones con el intendente Martín Gill en el marco de la madurez, de la seriedad y de entender que necesita sus tiempos para direccionar su gestión. Nosotros no tenemos ni odios ni motivaciones que hagan que el intendente no pueda llevar adelante su desarrollo. Estamos para acompañarlo, lo dijimos desde el primer día. Muchas veces no encontramos la misma devolución, pero seguimos dispuestos a acompañar para resolver los problemas de la gente y en eso no vamos a claudicar.

-¿Este enfrentamiento que vivimos a nivel sociedad le hizo perder amigos o son todos macristas sus amigos?

-(Sonríe) No, no perdí amigos. Y no son todos macristas. Uno entiende que las amistades tienen que quedar fuera de la política, sé callar donde no hay que hablar y eso me ayudó a no perder amistades. Creo que la principal grieta está en la dirigencia política y esa grieta es la que se traslada a la sociedad. Cuando la dirigencia logre entender los valores y la necesidad de la convivencia, esa grieta va a empezar a achicarse. Los políticos fueron promotores de esa división y de nuestro lado vamos camino a empezar a resolverla.

-Villa María recibió mucho de la Nación en los últimos años, ¿qué perspectiva tiene hoy?

-Lo que pasa en Argentina ahora es un equilibrio institucional. Se terminó el amiguismo, se ha puesto en práctica un nuevo sistema y tendrá obra pública el que trabaja, acorde a las iniciativas, a los proyectos, a las características de las ciudades, ese es el principio de gestión. Cuando Mauricio habla de “pobreza cero” no es un eslógan y eso incluye cómo se aplica la obra pública en la Argentina. El sistema que se está aplicando es la obra pública en los lugares más vulnerables, hay obra integral para los sectores más vulnerables. En cuanto a lo local, estamos para ayudarle a la gestión del intendente y eso depende de Martín; en la medida en que lo solicite, lo vamos a ayudar, más allá de que resolvemos diariamente situaciones con mecanismos de asistencia fuera de la órbita municipal.

-¿Qué temas son prioritarios, de acuerdo a su mirada, para nuestra región?

-Muchas cosas, uno ve al tomar contacto con el intendente cómo los sistemas administrativos han hecho que los municipios más chicos sufran problemas económicos. Me parece que es necesario un equilibrio económico, el tema de la coparticipación provincial. Creo que se está cambiando el paradigma. No hay más un Gobierno central que le da a los amigos y no le da nada al enemigo, acá hay una decisión de trabajar con todos los intendentes y todos los gobernadores del mismo modo. Y son los mecanismos que nosotros estamos aplicando y hoy hablamos con los intendentes de todos los colores políticos. Discutimos cómo acercar un esquema nacional junto a ellos. Y el principal problema sigue siendo la falta de asistencia real a los municipios para que puedan resolver los problemas de su comunidad.

-Usted tuvo un ofrecimiento de un cargo nacional, ¿tiene pensado irse?

-Fui electo legislador y cumplo esa misión. Sí, trabajamos con los distintos ministerios de la Nación para que lleguen soluciones al departamento, a la ciudad, a la provincia. Creo que hay que cumplir lo que la gente eligió. Por allí las carreras meteóricas hacen que uno queme las etapas.

-¿Con qué funcionario del Gobierno nacional tiene más onda?

-Con el ministro Rogelio Frigerio, es con quien semanalmente nos reunimos, nos pide sugerencias sobre Córdoba, como articular con los municipios. Es el Ministerio político con el cual tenemos mucha afinidad; además, recorremos todos los ministerios, pero la mayor afinidad es con Frigerio.

-¿Y con el presidente tiene contacto?

-Nos vemos mucho menos, sólo lo he podido ver dos veces desde que asumió, pero lo veo con mucha energía para cambiar esto y confío en que de verdad va a poder poner orden y se va a dar un cambio de paradigma de la política.

-La última: ¿sigue teniendo los mismos sueños o la realidad se los cambió?

-Hoy sueño lo mismo, con la realidad que uno asume compromisos de la tarea por la cual es electo y eso lo aleja a veces de algunas situaciones y yo deseo estar cerca de la gente, deseo lograr un cargo ejecutivo para ser más dinámico y no es utópico porque en lo nuestro vamos camino a que sea realizable.

 

Mauricio Macri

Mauricio es la solución que el país necesitaba, necesita del acompañamiento de la sociedad porque él viene a dar lo mejor de sí.

Creo en Mauricio desde lo humano y creo que va a dar lo mejor de su conocimiento, de su capacidad, para resolver los problemas de Argentina. Lo veo como un presidente no sólo presente, sino con una gran capacidad para solucionar. Es un político diferente, no viene a perpetuarse y es la gran diferencia con el político argentino.

 

 

Juan Schiaretti

Siempre lo vi como un gobernador distinto, un gobernador que le dio poco a Villa María y he conocido lo peor de él para la ciudad. Hoy tal vez la recuperación de las relaciones con Villa María lo hacen distinto. Creo que es un buen administrador y la gente interpreta que lo es, pero es parte de un modelo que se está agotando. Y después de un proceso de 20 años, debe dar lugar a otra dirigencia que se haga cargo de los destinos de la provincia.

 

Martín Gill

Martín ha hecho méritos para llegar. Creo en el hombre, en el dirigente, creo que es una persona sana, pero también veo que algunos mecanismos utilizados se vienen arrastrando hace años. Tiene el enorme desafío de demostrar que no pertenece a un espacio, sino que tiene que dar su impronta, esperemos verla y pienso que es un hombre con juventud, preparación y le puede hacer bien a Villa María y más allá de que pensemos distinto, contará con nuestra adhesión en la medida en que le haga bien a la ciudad.

 

“Estamos trabajando junto a dirigentes y armando un espacio de poder con confluencia de ideas y la posibilidad de materializar una respuesta que creemos que Villa María sigue necesitando. Pero sí, es un sueño llegar a la Intendencia y vamos a  trabajar para eso y no es un deseo personal”.

 

“En Argentina no hay plata y si no tenemos recursos, no se puede ejecutar. Entonces, vamos a recuperar esos recursos con transparencia, honestidad y eso se va a ver reflejado los próximos años”.

 

“Cambió la forma de gobernar, se cambió en la forma de hablar, en la forma de comunicar, en la forma de austeridad, en la forma de no chocar a una sociedad. Y cuando hablo de la forma de gobernar, uno lo ve a diario en la relación con los gobernadores, en la relación con los intendentes, en la relación abierta con la gente y que esto no es una trinchera”.

 

“Creo que la principal grieta está en la dirigencia política y esa diferencia es la que se traslada a la sociedad. Cuando la dirigencia logre entender los valores y la necesidad de la convivencia, esa grieta va a empezar a achicarse. Los políticos fueron promotores de esa división y de nuestro lado vamos camino a empezar a resolverla”.

 

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Me preparo mucho para no sufrir sorpresas, pero me sorprende la ingratitud de muchas personas.

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